Sobre la carrera Séptima en la marquesina del Jorge Eliécer Gaitán se leen las palabras HAY FUTURO SI HAY VERDAD INFORME FINAL COMISIÓN DE LA VERDAD. Así, este teatro, espacio ícono de la ciudad y que desde 1938 ha sido escenario de la historia social, política y cultural del país, sirve como escenario para la presentación del Informe Final de la Comisión de la Verdad. A las diez de la mañana ya el lobby de entrada está lleno de gente, se oye el murmullo de cientos de voces, expectantes, con esperanza. Hace apenas una semana teníamos el primer presidente electo de izquierda del país y una semana después, la Comisión de la Verdad entrega su Informe.
A las once de la mañana con las luces tenues rueda un video que explica este arduo, doloroso y revelador proceso en el que ha trabajado la Comisión estos casi cuatro años. Después de entender el trabajo del proceso en el exterior, el presidente de la Comisión, el padre Francisco de Roux, entra en tarima con saco de paño y camisa de impecable blanco y dice: “Traemos un mensaje de esperanza y futuro para nuestra nación vulnerada y rota”, palabras emotivas seguidas de un permanente reconocimiento a las víctimas, las verdaderas protagonistas de esta historia de dolor. Durante 15 minutos se escuchan palabras de profundo dolor, pero de alguna manera siempre logra llenarnos de esperanza; con la mirada y la visión de un mejor futuro o mejor pensando que: HAY FUTURO si hay verdad, título del informe que tiene 11 capítulos en donde además de reunir las voces de las víctimas se tiene la recopilación de los informes presentados por la sociedad civil, sumado a la reflexión de cada uno de los comisionados. El Jorge Eliécer fue el lugar donde empezó esa gran conversación, algunas personas con el ojo aguado, otras con sonrisas de esperanza.
Las palabras del padre Pacho, ese líder espiritual, llegaron a todos y todas, su visión del mundo es la de un mundo diverso “Llamamos a sanar el cuerpo físico y simbólico, pluricultural y pluriétnico que formamos como ciudadanos y ciudadanas de esta nación”. Pero, sobre todo, las palabras del padre Pacho, son las de un humanista que reconoce en los aspectos culturales como un espacio paras las grandes transformaciones ”llamamos a liberar nuestro mundo simbólico y cultural de las trampas del temor, las iras, las estigmatizaciones y las desconfianzas”. Las estigmatizaciones a las que se refiere son, por supuesto, las que por estos días han aflorado: un rampante racismo y clasismo arraigado a nuestra cultura, ¿será ese el primer paso?, ¿entenderlo y cambiarlo?
El padre continúa haciendo referencias culturales “Esta nación tiene la riqueza conmovedora de su pueblo, la multiplicidad de sus expresiones culturales, la profundidad de sus tradiciones espirituales y la tenacidad laboral y empresarial“, para más adelante seguir y decir: “Resguardos y comunidades afrocolombianas, en kumpañys gitanos y entre los raizales, así como en el exilio en 24 países. Recibimos más de mil informes de la sociedad civil organizada, empresas, organizaciones por la defensa de los derechos humanos y la naturaleza, buscadoras de desaparecidos, mujeres y población LGBTIQ+; de cientos de niños y miles, de jóvenes, además de quienes fueron llevados a la guerra a esas edades” La diversidad de Colombia se vio representada en el ejercicio de escucha plural que hizo la Comisión de la Verdad. Y que sea esa la primera lección, la escucha involucra respetar los silencios, los tiempos, los espacios, entender que todos y todas tenemos una forma distinta de expresar, de sentir, de relacionarnos con nuestro entorno. Entiendo yo, que es el inicio de una conversación extendida por los territorios, la misma que ha propuesto Gustavo Petro.
Como mamá de Elisa, agradezco el cimbronazo que sentí, cuando el padre dijo: “El daño causado por este crimen de Estado a la ética pública de la nación es inconmensurable y tiene un efecto devastador en los niños y jóvenes de Colombia.” La palabra más repetida por el padre: ética, no olvidemos que De Roux ha escrito sobre ética pública, conflicto social y desarrollo, no es la primera vez que llama la atención sobre este asunto. Y ¿cómo no? si también en sus palabras dice: “Pudimos evidenciar la manera como las violencias contra las mujeres se normalizaron y los prejuicios culturales contra las personas LGBTIQ+ permitieron una complicidad social que facilitó las violencias contra ellas”. Los prejuicios culturales se tratan de una reflexión ética a la que nos debemos someter como ciudadanos, es el momento de hacerlo, está todo dispuesto para ello.
Me queda del padre Pacho, su interés por las poblaciones “ricas culturalmente de las montañas, las selvas y las playas, a donde no llega el Estado”. Pero también. quiero ser capaz de contestar a las preguntas que nos interpela Francisco de Roux que son para todos y todas; sociedad civil, poderes públicos, educadores; ¿cómo responderá a estas preguntas el plan de desarrollo de Gustavo Petro? Según lo que ya quedó plasmado en el programa de gobierno y según su discurso en el Movistar Arena, no habrá más exclusión y se trabajará en el reconocimiento de la dignidad y la autodeterminación de una nación multicultural y pluriétnica. Él ha hablado de manera reiterada sobre la importancia de cumplir la Constitución para lograr la Gran Paz, esa a la que se refiere el padre Francisco de Roux.
Los astros se alinearon, llegó un presidente sintonizado con la necesidad de producir cambios estructurales y culturales, en el momento en que la Comisión de la Verdad entrega su informe. Me queda para la posteridad la siguiente frase del padre Pacho. “Queremos que el Informe produzca el efecto de una piedra que cae en un cuerpo de agua y que sus ondas ericen la superficie entumecida de Colombia”. Y me quedo con la de Petro: “La aproximación a la verdad no puede ser una de la venganza, debe ser mirada como la posibilidad de una reconciliación y de convivencia nacional”.
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Empezó el empalme del entrante gobierno con el de Iván Duque, la persona delegada para liderar este en el sector cultura es Patricia Ariza. Ella se encargará de conformar su equipo y con él hacer el ejercicio de identificar el estado de cosas que deja la administración anterior, es decir, tendrán a su cargo recibir el Ministerio de Cultura y sus dos unidades administrativas especiales, la Biblioteca Nacional de Colombia y el Museo Nacional de Colombia. Y también, las entidades adscritas: el Archivo General de la Nación, el Instituto Caro y Cuervo y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Amanecerá y veremos.
