Johana Fuentes
24 Noviembre 2022

Johana Fuentes

Por todas

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Mariana Jaramillo fue asesinada el 26 de abril. Su cuerpo fue encontrado en una zona boscosa de Cali con varias heridas de arma blanca y golpes en el tórax y el estómago que la dejaron sin respiración. Era activista y miembro del Movimiento de Mujeres Unidas, Diversas y Empoderadas. Este año han asesinado a 22 mujeres trans en Colombia. Mariana hace parte de esa dolorosa cifra. 

El dato fue entregado por el Observatorio de Derechos Humanos de Caribe Afirmativo. El informe documenta que la mayoría de las muertes de mujeres transgénero son violentas, ejecutadas con armas blancas o cortopunzantes y con actos de sevicia que intentan desdibujar la identidad de género de las víctimas. De acuerdo con el más reciente informe del Observatorio de Personas Trans Asesinadas, Colombia es el segundo país de América del Sur en el que más asesinan mujeres trans, después de Brasil. 

“En Colombia es muy difícil ser una mujer trans, es como llevar la muerte a cuestas”, esas fueron las palabras que me dijo Cristina Cantillo el 8 marzo de 2021 cuando le hice una entrevista hablando de su labor como mujer trans dedicada a la defensa de los derechos de esta comunidad, desde su Fundación Calidad Humana en el Magdalena. Cristina había denunciado amenazas contra su vida. Seis meses después de esa entrevista fue asesinada. Nadie la escuchó, el Estado no la protegió y tristemente sus palabras se hicieron realidad. 

“Cuando matan a una compañera es como si nos mandaran un mensaje a todas: Está mal ser así, no salgan a la calle, las vamos a acabar. Es con lo que nos toca vivir”, me dice *Luisa, una mujer trans que trabajaba con Cristina. También es difícil denunciar, ya que generalmente son revictimizadas por una justicia carente de enfoque de género. 

Caribe Afirmativo también presenta un registro de casos de mujeres trans que fallecieron por no recibir una atención médica adecuada y digna. “Durante la cuarentena murieron Alejandra Monocuco, mujer trans trabajadora sexual del barrio Santafé en Bogotá; Estefany ‘Chispita’, mujer trans habitante de calle en Cartagena; y Vicky, mujer trans trabajadora sexual y habitante de calle en Barranquilla. Estas muertes pudieron ser fácilmente evitables con una atención médica oportuna e integral, al servicio de todas las personas”, dice el informe. 

La identidad de una persona no debería poner en riesgo su vida. Nadie debería ser discriminado o violentado por el simple hecho de ser, de enunciarse, pero la realidad de las mujeres transgénero es otra. Las identidades no se debaten, se respetan. Así como el racismo, el machismo, la misoginia y la xenofobia no son opiniones, la transfobia tampoco lo es. Son discursos que cobran vidas, por eso, hoy, conmemorando otro Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, le hago un homenaje a esas mujeres transgénero que a diario luchan por sobrevivir a esta sociedad hostil. En Colombia da miedo ser mujer. Mi voz hoy se levanta por Mariana, Cristina y todas las mujeres que han perdido la vida este año. 

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