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Siglos de racismo en el país, historia de la humanidad racista, una semana racista en Twitter. Esto se hace nuevamente tangible por los ataques contra Francia Márquez, fórmula para la vicepresidencia de Gustavo Petro, ella víctima de comentarios peyorativos, ofensivos y de amenazas probablemente resultado de esos comentarios, unos hechos por periodistas, otros por renombradas celebridades. Pero la verdad es que Colombia, así como muchos países del mundo sufren de racismo sistémico. Precisamente, uno de los temas que ha llamado mi atención es que, en el conflicto de Rusia-Ucrania, se les dio prioridad a las mujeres y los niños blancos en los vehículos que salían del país, a las mujeres africanas se les prohibió el acceso a los trenes que salían de Kiev a pesar de que había asientos vacíos.

En Colombia, grupos negros, indígenas, raizales y palenqueros han sido, como Francia, víctimas de una violencia reflejada en despojos de tierras, desplazamientos y violaciones sexuales. Francia es solo la representación de nuestra historia. El resto, las Paolas Ochoas y las Marbelles son, por su lado, la representación de ese racismo. Ahora bien, suponiendo que estas hayan sido “sacadas de contexto”, el tema es tan estructural que cuando tratan de expresar una idea, no saben cómo plantearla sin tener en cuenta la historia de violencias a comunidades étnicas. Lo estructural es cultural, lo decía ya hace una semana, en este mismo espacio. Nos corresponde como individuos hacer cambios de fondo para que existan cambios como sociedad, pero tal vez le estoy pidiendo muchas peras a estas “líderes de opinión”. 

A ellas les recuerdo que los pueblos y comunidades indígenas, negras, afrocolombianas, raizales, palenquera y Rrom son las personas más impactadas por el conflicto armado. Como individuos y por supuesto como miembros de colectivos. El racismo se ve día a día desde actitudes individuales (como es el caso de las anteriormente mencionadas) y eso es producto de un esquema cultural que ha llevado a unas desigualdades históricas. Ese esquema cultural se está trayendo a la agenda pública, todos, o mejor, algunos, defendemos a Francia pero nadie hace propuestas de cómo cambiar, al menos no en la arena política. ¿Qué pasaría si visibilizáramos las historias de resistencia frente a la violencia o qué pasaría si entendemos la definición de integridad, resistencia y dignidad como lo ha hecho de manera permanente la precandidata a la Vicepresidencia y los pueblos indígenas y afros? Esto debería estar en los planes de gobierno, en políticas empresariales, en pénsums en la academia, en el periodismo, no debe ser solo un tema de la investigación sociológica o antropológica, el cambio es de toda la sociedad o no lo será.

Hablamos de diversidad, equidad e inclusión y no hablamos de exterminar la supremacía blanca. Una rampante ideología eurocéntrica lleva a que lo blanco sea la raza dominante, la supremacía blanca es un reflejo universal de la humanidad. Por eso me atrevería a decir que un mínimo atisbo de algo que desafíe la norma blanca, produce miedo, incomodidad, yo creo que Marbelle está petrificada del susto.


Taylor Hawkins, baterista de Foo Fighters, muere como lo han hecho muchos en el mundo del rock’ n roll, en su ley viven, en su ley mueren (allá ellos). Pero, lo que vemos en la agenda pública, en Colombia, es una morronguería sin dar el debate de fondo. Vicky Dávila habla de consumo y no de narcotráfico, otro tema tan estructural como el racismo, pero más vale el clickbait que interpelar dilemas como sociedad. 

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