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Es correcto decir que la elección de Gustavo Petro y Francia Márquez refuerza la democracia en Colombia y con este cambio gana todo el país, incluso quienes se opusieron a él.

Un exguerrillero, torturado por el Estado, exiliado con su familia, reincorporado a la vida civil hace más de 30 años para trabajar por el país y una defensora y líder medioambiental, afrodescendiente y desplazada, llegan al poder en un país gobernado por las mismas familias desde hace más de 200 años, que han excluido a cualquiera que vieran como “distinto”, a menos que tuviera fortuna, así fuera lograda de manera ilegal.

¡Cuánto hemos tenido que esperar para que los de siempre compartieran el poder! ¡Qué duro, largo e injusto ha sido llegar hasta aquí! 

Este triunfo no es el resultado de estas elecciones nada más, se debe también a luchas que empezaron antes aquellos que perdieron sus vidas por transformaciones que no llegaron a ver, a la de los jóvenes que exigieron en las calles un futuro mejor, la de los grupos étnicos y minorías, por dejar en claro que solo seremos grandes sí ellos también participan en la construcción del país, a las víctimas insistentes en que nadie más viva lo que ellas han tenido que sufrir, a los campesinos a los que ninguna reforma agraria les dio lo que les corresponde, a los líderes sociales y administradores de justicia que defendieron la justicia y con un hilo sujetaron y nunca soltaron a un Estado de derecho herido de gravedad, los desmovilizados que confiaron y le apostaron a la paz. 

"Nos ha sido dada la esperanza por los desesperanzados".  Walter Benjamin

Pasé estos últimos años en un país en el que la democracia está muy incorporada en la sociedad y es dada por sentado, así que es la primera vez que experimento y entiendo gracias a este triunfo y a todas las luchas que hay detrás, que la democracia no es solo sensata y necesaria para disfrutar de derechos y vivir en colectivo, en paz, sino que también permite degustar de una profunda dignidad cuando es conquistada así.

Estas luchas han sido reivindicadas con la elección en la que más de 11 millones de colombianos, la mayor votación en la historia del país, ha hecho de Gustavo Petro y Francia Márquez presidente y vicepresidenta de Colombia; es una victoria popular. 
 
En esta ocasión podemos celebrar que el miedo ha sido vencido y ha ganado la esperanza.
Que ha sido superada la apatía y la resignación.
Que se ha conquistado la libertad política y rechazado la sumisión social.
Que ha sido abolida la costumbre de conformarnos, resignarnos, desistir y hoy Colombia ha crecido como sociedad y es claramente otro país.

A los pesimistas les digo que es cierto que aún todo está por construir, sin embargo, no se puede subestimar lo que se ganó ya, aun sin haber comenzado el nuevo gobierno; me refiero a cambiar a personas -que necesitan metros de alfombras rojas para ir a votar y que nos hicieron creer que el único sistema confiable era el neoliberalismo, que nos hace egoístas, consumistas e individualistas y que solo los beneficiaba a ellos-, por personas que ponen a soñar a los que siempre han sido despreciados, negados y humillados, haciéndolos visibles y dándoles una voz.  Este es para mí un cambio muy simbólico que dota la construcción del país de sentido real.

En las noches llegaba a pensar que tampoco a mí me iba a tocar ver el cambio. Durante el día me decía que, por mi padre, nuestros muertos, desaparecidos, torturados y todas las víctimas no podíamos desistir. Hoy es ya una realidad. Ahora después de más de 200 años podemos empezar a construir, como iguales, el país de todos.

Y eso ya comenzó porque el equipo de Petro es en realidad una gran unión, la suma de historias políticas diversas, un grupo pluralista con distintas visiones del cambio social pero que ha demostrado que la paz, la justicia, la naturaleza y la dignidad deben primar como bien colectivo y común por encima del interés individual. Lo han llamado el gran Acuerdo Nacional. Figuras como la de Alejandro Gaviria, Guillermo Rivera, Antanas Mockus, Antonio Navarro Wolff, Angélica Lozano, Cecilia López, Rudolf Hommes, Ariel Ávila, Cathy Juvinao y otros más pensarán en conjunto las transformaciones que se necesitan adelantar en el país.

Este es un gran ejemplo, una lección de reconciliación y de paz política que enseña a unir a los que se ven como diferentes, en vez de pelearse entre ellos; eso es para mí respeto y podría decir incluso amor por el país. ¡Ahora sí podemos empezar juntos a respirar y a construir!

*En la misma fecha de la elección y el cambio en Colombia se celebró el día del padre;  pensé en el mío y en este día que sé que habría querido celebrar. También me llamó la atención en que fue el día en que la primera mujer afrodescendiente en Colombia llegó a la vicepresidencia coincidiendo con que en Estados Unidos se celebraba el juneteenth, día en el que se conmemora el fin de la esclavitud.

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