Catalina Ceballos
24 Agosto 2022 08:08 am

Catalina Ceballos

Romper paradigmas, un gesto creativo

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En esta época de cambios, estructurales y culturales, nos enfrentamos a lo desconocido, no sabemos cómo será un ministro de Defensa experto en derechos humanos o cómo será una representante a la Cámara, que es directora de orquesta o cómo será una activista, ministra de Minas o un experto en paz, canciller. Es un cambio de paradigmas, me gusta pensar que esto es algo que han hecho las artes desde siempre, romper paradigmas. Esa capacidad ha sido explícita y simbólica, Débora Arango siendo una de las primeras desde la expresión plástica, o los nadaístas que representaron a esos jóvenes que se expresaban contra esa Antioquia conservadora, y luego escuchar las letras de Alcolirykoz, que hacen lo propio, transgredir, incomodar, recordar, zarandear.

Gustavo Petro hace nombramientos, plantea dilemas sobre la paz en un terreno que es para entrenamiento en guerra, o se refiere a los pescadores raizales cuando habla de casas de 600 millones de pesos en Providencia. O en un encuentro con empresarios y banqueros se refiera a una “crisis mundial existencial” donde se hace necesario que la banca haga transferencias para la producción. Parecen contrasentidos pero no, se trata de cambios de paradigmas. ¿Tenemos la confianza suficiente para aceptarlos, asumirlos, apropiarlos? Yo diría que confianza poca y madurez menos, amanecerá y veremos.

Lo que resulta inconcebible de esa desconfianza y esa inmadurez es que la pandemia nos preparó para ese cambio de paradigmas y no aprendimos la lección. Fue durante esos encierros, esos bloqueos comerciales que justamente las artes, el sector cultural develó su importancia dentro de la sociedad, que es en sí mismo una parte fundamental e intrínseca del planeta. La pandemia rompió nuestros esquemas, expuso lo que ya estaba roto. Entonces el presidente se pregunta: ¿cómo diseñamos sistemas más inteligentes y prósperos? ¿Cómo podemos hacer que los sistemas existentes funcionen de manera más armoniosa?

Ahora las artes no surgen con la necesidad de romper paradigmas, por el contrario, se supone lo hacen para el sosiego de nuestras atormentadas almas. Sin embargo han resultado muy útiles, facilitan ese tránsito de lo indebido o lo cuestionado, son una interpelación sobre lo humano. Recordemos cuando Danny Boyle con su película Trainspotting, que representaba la era pos Margaret Thatcher, donde los protagonistas deciden de manera consciente que su vida será dedicada al excesivo consumo de drogas; por supuesto, resultado del rampante neoliberalismo implementado por la dama de hierro.

Ahí encontramos el poder del arte para fomentar un cambio de paradigma. Al hacerlo, los artistas, las instituciones artísticas y la institucionalidad pueden identificar mejor, dónde está fallando el sistema y asi rediseñarlo en consecuencia, rompiendo paradigmas. Con creatividad.

Para lograr la anhelada paz que en principio significa algo muy sencillo y es el equilibrio de nuestros sistemas sociales, culturales, políticos, ambientales, necesitamos cambios de paradigmas. No más individualismo, ni materialismo y entender este ecosistema colectivo, interdependiente. La creatividad, inherente a todas las sociedades no es mero entretenimiento, es la base para la innovación. La creatividad nos permite cambiar de prioridades.

Ojalá entender el poder de las artes, las culturas y los saberes no es cuestión de un ministerio sino de toda una sociedad. Sueño con el día que un presidente decida que en la junta directiva de Ecopetrol esté sentado el Ministerio de Cultura. Ese sería un cambio de paradigma poderoso.

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