Juan Camilo Restrepo
6 Octubre 2022

Juan Camilo Restrepo

Salario minimo para 2023: el gran desafio

Probablemente la decisión más compleja que el país debe tomar próximamente es la fijación del salario mínimo para la vigencia de 2023.

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Es compleja por dos razones: primera, porque como la inflación sigue muy alta en 2022 es factible que este año lo cerremos con un aumento en el nivel de precios cercano al 11 por ciento. La jurisprudencia  de la Corte Constitucional ha dicho que será la inflación causada del año anterior la que se tomará en cuenta para el señalamiento del salario mínimo del año subsiguiente. De manera que cuando en menos de dos meses empiecen las deliberaciones tripartitas (gobierno, centrales obreras y empresarios) para intentar fijar el salario mínimo de 2023, el banderazo con que empezarán estas deliberaciones no será menor -como van las cosas- al 12 por ciento: 11 por ciento inflación causada, y digamos 1 por ciento de incremento en productividad. 

Y segunda, porque los incrementos en el precio de la gasolina, en las tasas de interés y en las tarifas eléctricas, lo mismo que el impacto de la revaluación del dólar sobre los productos y materias primas importadas, serán factores que presionarán, aún más, el panorama inflacionario dentro del cual se fijará el salario mínimo del año entrante. 

No sería sorprendente entonces que cuando empiecen a barajarse porcentajes para señalar el salario mínimo se escuchen voces que recomienden ajustes en esta crucial variable de la economía del 15 por ciento, y aún más. Ya el expresidente Uribe Vélez empezó a proponer un ajuste de esta magnitud.

El tema será especialmente complejo este año porque, de un lado, se requiere el justo reconocimiento a quienes ganan el salario mínimo para que recuperen el valor adquisitivo para el año entrante, perdido por las fuerzas inflacionarias que soplan como un huracán sobre la economía colombiana.

Pero por otro lado, es una determinación extremadamente delicada porque una desmesura en la fijación del salario mínimo en 2023 (y dadas las conexiones de esta variable con otros precios) puede ser el banderazo malsano para que el país inicie un espiral en los precios y en las expectativas. 

Otro elemento que debe tomarse en cuenta, o mejor: que no debe olvidarse, son los vínculos entre salario mínimo y empleo. Un magnífico estudio que produjo hace pocas semanas el Banco de la República (Efectos Macroeconómicos del Salario mínimo en Colombia, ESPE 103 de septiembre de 2022) demuestran fehacientemente que el salario mínimo en Colombia como proporción del salario medio está cercano al 90 por ciento, lo que hace especialmente sensible la fijación de este salario frente al fenómeno de la informalidad. Si el salario mínimo se fija demasiado alto es un factor que estimula más informalidad, adicional, a la muy alta que ya existe en Colombia.

En este estudio se puede leer lo siguiente: “Colombia muestra la mayor proporción entre el SM y el salario mediano (cerca del 90 por ciento) entre los países de la Ocde. Haber llevado el SM a este nivel lo ha vuelto una institución que lo aleja de sus propósitos y dificulta el funcionamiento del mercado laboral”.

Los porcentajes que se han citado al comienzo de este artículo son simplemente indicativos. Todo va a depender de cómo y en cuánto termina la inflación de 2022. Pero lo que sabemos con certeza hasta el momento, es que la dinámica de los precios trae una fuerza inusitada que hará mucho más difícil y compleja la fijación del SM para 2023.

Nos vamos a estar moviendo por el filo de la navaja. Un ajuste muy estrecho sería injusto para con los trabajadores colombianos que al menos deben recuperar el poder adquisitivo que han perdido a lo largo de este tormentoso 2022. Pero por otro lado, la prudencia y la ausencia de populismos nunca se han requerido con tanto apremio como se van a necesitar en la delicada tarea de fijar el SM para el 2023.

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