Alejandro Villanueva
28 Julio 2022

Alejandro Villanueva

Tusa política

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

Aristóteles tenía razón: “Todo es político”. Por eso, las tusas en política son muchísimo más dolorosas que las del amor romántico, porque son una decepción permanente y a la que los colombianos no terminamos de acostumbrarnos. Cada vez que nos ilusionamos; cada vez que nos prometen el cielo y la tierra; cada vez que nos pintan pajaritos en el aire, nuestros políticos -los jóvenes, los viejos, los del cambio y los de siempre- se las arreglan para decepcionarnos una vez les damos nuestro corazón, y claro, nuestro voto.

Hoy se puede decir que el Congreso cambió en un 60 por ciento, pero eso no significa que sea un cambio estructural de la clase política, o como muchas personas afirman, que el cambio se va a hacer evidente al momento de aprobar las grandes reformas que necesita el país; pero el cambio, el que prometieron, viene acompañado de las formas que también prometieron cambiar, pero a pesar de la renovación y las caras nuevas en los círculos de poder y decisión, al parecer, las prácticas y mañas siguen siendo las mismas contra las que tanto arengaban en campaña. 

Algunos ejemplos, en un poco más de dos semanas de legislatura. Rodolfo Hernández ya no es un corrupto cuestionado que irá a juicio, es el perfecto candidato para presidir la comisión anticorrupción. Justificando esto como garantías hacía la oposición, en Colombia, volvieron la democracia una mermelada.

En nombre de la gobernabilidad son los 181 votos positivos, de 183 posibles, por la ficha del parapolítico condenado Hugo Aguilar, John Abiud, quien fue ratificado como director administrativo de la Cámara de Representantes. Además, como si fuera poco, eligieron con 137 votos positivos, de 150, al exmagistrado del CNE, Jaime Luis Lacouture, ficha del Ñoño Elías, como secretario general de la Cámara de Representantes.

A los mismos que condenaban la falta de respeto por las instituciones, les parece prudente tener contralor de bolsillo. 

Antes del fallo del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Gustavo Bolívar denunció públicamente que el actual presidente del Congreso, Roy Barreras, se encontraba realizando lobby por la candidata de Pipe Córdoba, María Fernanda Rangel, quien además de su estrecha relación con el actual contralor tiene serios cuestionamientos académicos por el colectivo PlagioSOS.  Con la excusa del cumplimiento del fallo, decidieron convocar una nueva comisión accidental que no se encuentra establecida en la ley para completar la lista de candidatos a la Contraloría General, donde el gobierno claramente tiene como favoritos a Julio César Cárdenas y a María Fernanda Rangel.

Se hicieron elegir afirmando que iban a bajar el sueldo, sueldo que evidencia una abismal brecha salarial. Hoy algunos dicen que no se puede, que es inconstitucional, cuando no lo es. Los congresistas no se encuentran impedidos a la hora de bajarse el salario, y tal acto no hace parte del núcleo esencial de la Constitución, a pesar de esto, dicen que lo harán, pero para 2026. Lo curioso es que eso no lo dijeron en campaña, si lo hubieran hecho, sus campañas anticorrupción no hubieran tenido el mismo impacto. 

Ya no son tan malas esas prebendas y alianzas que se criticaban constantemente. Las injustificadas vacaciones de cuatro meses son algo sensato debido a lo duro que les toca a los congresistas y porque no son iguales al resto de trabajadores del país. Las camionetas blindadas se convierten en una necesidad; los escoltas son una garantía. Los votos cuestionables hacen parte de los acuerdos programáticos del “Frente Amplio” y esos más de 30 millones de pesos, son justos para las necesidades. Una vez se reciben los privilegios, uno se mete el cuento de que se los merece, y de alguna u otra forma se van a tener que justificar. 

Se olvidaron de esas promesas realizadas como activistas: llegaron como irreverentes y se justifican como politiqueros. “Ya no es tan rápido, ya no es tan sencillo”. Pareciera que no se encontraban indignados por el Congreso y sus congresistas, les tenían envidia. Es normal, quien nunca ha visto a Dios cuando lo ve asusta. No es que eliminar esto cambie el país, con el alumbrado público de cualquier pueblo en Colombia se roban más de lo que se podría arreglar eliminando las prebendas, pero muchas veces los mensajes son necesarios, las promesas a cumplir son las que marcan la pauta. 

Al ver esto, y el cambio de actitud por parte de varios activistas que llegaron al poder detestando ese mismo poder, infiero que el dicho de que lo malo de la rosca es no estar en ella, es la nueva hoja de ruta ética de quienes prometieron el cambio en el Congreso. 

Muchas personas dirán que hay temas más importantes para debatir, pero el cómo se llega es importante. Las promesas que los mismos congresistas hicieron son relevantes por el simple hecho de que, por primera vez en muchísimos años, el país está ilusionado con una nueva forma de hacer política, y una desilusión nos mandaría de nuevo a las garras de la rancia politiquería de extrema derecha liderada por María Fernanda Cabal y Miguel Polo Polo. No se pueden incumplir estas promesas diciendo que “hay que pensar en los riesgos”. Si de riesgos se tratara, la ciudadanía no se hubiera arriesgado con una lista cerrada y un presidente al cual una parte significativa del país le tiene prevención, por no decir pánico. 

En cumplir las promesas está el ejemplo, el poder demostrarle a toda esa gente que le tenía miedo al cambio y hoy piensa que son más de lo mismo que se encuentran equivocados. Igual, el país ha esperado tanto que no van a creer en sus explicaciones chimbas. Apenas la gente se dé cuenta de tanta justificación innecesaria va a volver a suceder, las calles se van a llenar porque el cambio sí sucedió, pero no el que Petro dice, es una Colombia que no va aguantar más los desplantes de la clase política, así sea una “nueva” clase política, y ahí señor presidente, lo quiero citar: “No nos reten”.

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más Columnas