Valeria Santos
29 Octubre 2022

Valeria Santos

Una designación irregular

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Ricardo Bonilla es tal vez una de las personas más influyentes dentro del gobierno de Gustavo Petro. Fue su asesor económico en la campaña, secretario de Hacienda de Bogotá durante su alcaldía y fuentes me confirman que además es de los pocos que en materia económica le habla al oído al hoy presidente. Por eso no causó mucha sorpresa cuando se conoció el anuncio de que fue nombrado como la cabeza de la Financiera de Desarrollo Territorial, Findeter. Lo que sí pasó de agache fueron las irregularidades en su designación.

Findeter es un banco de segundo piso del gobierno nacional que otorga créditos y maneja billonarios recursos públicos para generar desarrollo en las regiones, por eso es muy importante que su cabeza sea una persona idónea para el cargo y que su designación se haga de manera transparente, con estricto cumplimiento de los requisitos legales y de cara a la opinión pública. Eso no ocurrió.

Caracol Radio reveló que a pesar de que Findeter le pagó a una firma cazatalentos 132 millones de pesos para escoger al candidato más idóneo, los nombres presentados no fueron tenidos en cuenta. Pero eso es solo el comienzo del escándalo. Esta columna pudo verificar que el concepto que realizó la firma fue escondido y no presentando a la opinión pública. ¿La razón? El documento excluía el nombre de Ricardo Bonilla por no cumplir los requisitos del manual de funciones, ya que fue el peor calificado de los seis candidatos preseleccionados.

Findeter obtuvo los resultados de la firma cazatalentos el pasado 18 de octubre. Aunque lo correcto hubiera sido socializarlos dentro de la empresa y mostrarlos a la opinión pública en aras de que todos pudiéramos conocer los perfiles, las hojas de vida y los puntajes del proceso de selección, esto no ocurrió. La junta directiva de manera poco transparente decidió que los nombres de las tres personas recomendadas se mantendrían en secreto.

Es importante aclarar que el señor Bonilla no cumplía con los requisitos para ser presidente de Findeter, pues no tenía los diez años de experiencia profesional en cargos directivos que el manual de funciones exige. A pesar de haber trabajado en la alcaldía de Gustavo Petro, y de ser un muy respetado economista, ha sido docente casi toda su vida.

Justo antes de ser nombrado como presidente de Findeter, la Contraloría y la Procuraduría lo absolvieron de una investigación por su supuesta responsabilidad por detrimento patrimonial por las famosas rebajas de las tarifas de TransMilenio en Bogotá. Bien por él. Aunque lo que sí es bastante sospechoso es que el mismo día de su designación en tan importante cargo, la Previsora que adelantaba un proceso civil en contra del señor Bonilla envió un comunicado al juzgado desistiendo del proceso. Sospechoso.

Seguramente el señor Bonilla no durará mucho en Findeter. Es un secreto a voces que el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, no aguantará mucho en su cargo y lo más probable es que su reemplazo sea alguien más petrista, como el actual presidente de Findeter.

Más vale que el presidente Petro y su gobierno no sigan cometiendo los errores de sus antecesores y respeten las reglas y la institucionalidad. No solo es reprochable el dinero gastado en la firma cazatalentos si ya se sabía que sus conclusiones se iban a desechar, también es muy preocupante que se hagan designaciones irregulares y poco transparentes. No son pocas las responsabilidades del nuevo presidente de Findeter. Más allá de manejar una cartera de
aproximadamente 2 billones de pesos al año, tiene que resolver, como lo anunció CAMBIO, los sobrecostos en la reconstrucción de Providencia, el limbo en la contratación del Canal del Dique y un sindicato que se creó en la entidad antes de que se acabara el gobierno de Iván Duque.

 

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