Velia Vidal
30 Septiembre 2022

Velia Vidal

Visibilizar

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“Escribiendo su nombre en el mecedor en 1960, Otilio vino a romper la invisibilización de los habitantes locales que no estaban nombrados en una colección absolutamente ligada a un territorio. 
Con mi participación en este proyecto, el SDCELAR y el Hay Festival rompen también la invisibilización histórica de nuestros territorios y de los autores afrocolombianos en la escena literaria nacional e internacional. 
Yo he intentado, con mi texto, nombrar algunas de las cosas que no se han dicho, resignificar nuestra historia y nuestra mirada, como una forma de cuestionar el modo como nos han visto y narrado los otros.
Y esto es importante porque la invisibilización es racismo. 
Por todo lo anterior y porque ya comí fish and chips un viernes en el casino del British Museum me siento afortunada de haber hecho parte de este proyecto”.

Esas fueron las palabras que pronuncié anoche en la ceremonia de presentación del libro Untold Microcosms (Charco Press, 2022), muy cerquita del busto del fundador del Museo Británico, Sir Hans Sloane, quien posiblemente no comprendería mucho la intención de los textos que diez autores latinoamericanos escribimos para este libro, cuestionando la relación de nuestra región con los museos y resignificando algunos de los más de 62.000 objetos de nuestra América Latina que reposan en Londres sin ser expuestos aún.

El libro, con las voces de Yásnaya Aguilar, Lina Meruane, Gabriela Cabezón Cámara, Cristina Rivera Garza, Juan Cárdenas, Carlos Fonseca, Dolores Reyes, Joseph Zárate, Djamila Ribeiro y la mía, es una nueva forma de museo: los lectores pueden ver en fotografías los diez objetos que elegimos los autores y conocimos de la mano de las curadoras Lara Osorio, Magdalena Araus y Mercedes Martínez, pero el recorrido que harán en esta especie de sala museográfica que se recorre en inglés o español, desde el lugar que el lector prefiera, no concede una mirada única, dirigida por las luces que apuntan al objeto, sino que permite la revisión multidimensional que aportan las letras y la mezcla de ficción y no ficción. 

Cada escritor volvió su objeto a la vida estableciendo en algunos casos relaciones íntimas con él, creando una historia imaginada detrás de él o planteando de manera directa las preguntas que suscita su extracción y traslado a un lugar distante de su entorno original. 

Con este proyecto se rompe la invisibilización en las formas que mencioné en mi breve discurso, pero también se sacan a la luz objetos guardados y emociones ocultas en una relación que ha sido compleja y que, tal como se evidencia en este libro, puede resignificarse. 

Mientras escribía mis palabras aquí en Londres, me actualizaba también sobre lo ocurrido en Colombia el 26 de septiembre. “No te perdiste de nada —me había dicho una de mis amigas—. Hubo unos ataques racistas de una señora que yo no sé si vale o no vale la pena publicar”. Vi el video y las múltiples reacciones, leí algunas opiniones como la de Ana María Mesa, con quien estoy de acuerdo en que callar estos temas y ocultar estas situaciones opera como la tradicional costumbre colombiana de esconder el polvo debajo de la alfombra, de hacer como que las cosas no existen pensando que así van a desaparecer. 

Tenemos que ser capaces, cada vez más, de hablar de aquello que nos duele y nos cuesta. Tenemos que ser capaces de nombrar lo que está ahí, pero nadie quiere ver o decir porque causa vergüenza. No suena bien afirmar que Colombia es un país racista, incomodan y duelen las palabras contra nuestra vicepresidenta y nuestra comunidad afro, lastima recordar que seguimos siendo percibidos como inferiores simplemente por haber nacidos negros. Pero somos la generación que ha tenido que romper el silencio racial y tendrá que seguir afrontando con dignidad estas conversaciones incómodas, para que un día las historias que se deban volver a contar sean las de nuevas conquistas para la equidad y un sistema de creencias en el que, de verdad, seamos iguales.

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