Johana Fuentes
3 Noviembre 2022

Johana Fuentes

Volvieron a fallar

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Aunque varios congresistas del Pacto Histórico y alternativos se hicieron elegir haciendo campaña con la promesa de legislar bajo una agenda que protegiera los derechos de los animales, esta semana se hundió –por quinta vez– el proyecto de ley que buscaba prohibir las corridas de toros en Colombia.  

Nos hemos acostumbrado a no esperar nada del Congreso. No en vano es una de las instituciones más desprestigiadas y con uno de los porcentajes más altos de desaprobación, según los sondeos de las encuestadoras, sin embargo, los aires de cambio que llegaron con el nuevo Gobierno trajeron consigo la esperanza de que esta legislatura fuese distinta, pero hay cosas que jamás van a cambiar. 

No es una sorpresa que partidos como Cambio Radical, Centro Democrático y Conservador hagan una férrea defensa de estos espectáculos de horror y muerte, argumentando una “defensa” de las tradiciones culturales, lo que sí sorprende es que Juan Carlos Losada –ponente del proyecto– no tuviera el apoyo de la bancada progresista. Con tres votos más la iniciativa hoy seguiría con vida. 

Quince congresistas de la coalición de gobierno se ausentaron del debate, siete de ellos del Pacto Histórico. Las excusas de algunos no se hicieron esperar, resulta que todos apoyan la causa animalista, pero tenían algo más urgente que hacer en ese momento. José Alberto Tejada –que se hizo visible por su cubrimiento del paro nacional en Cali desde Canal 2–, decidió hacer un largo y tibio hilo en Twitter para explicar por qué no apoyó la iniciativa. 

En cambio, el representante a la Cámara Cristóbal Caicedo no dudó en votar negativamente, es decir, fue uno de los 78 congresistas que hundió el proyecto. El presidente Gustavo Petro dijo en campaña que las corridas de toros eran “espectáculos de la muerte”, y aseguró que si llegaba a la Presidencia impulsaría un trabajo legislativo para consolidar un sistema de protección animal. Por eso no es coherente que congresistas de su partido se hagan los locos con el tema, o peor aún, que le hayan hecho oposición. Tampoco se entiende por qué el Gobierno no apoyó de forma contundente la eliminación de las corridas de toros. 

En los pasillos del Congreso se dice de todo, que el lobby de los taurinos llenó de mentiras el debate –siempre que se ha debatido este proyecto lo han hecho–, que faltó apoyo de la coalición de gobierno, como fue evidente, o que hay una pelea de egos entre el representante Losada y la representante animalista Andrea Padilla, que tiene otro proyecto con el mismo fin, pero en el que se incluye la eliminación de las peleas de gallos y otras prácticas con animales. 

Lo cierto es que inexplicablemente estos congresistas les volvieron a fallar a los ciudadanos que creyeron en ellos. Las corridas de toros no son cultura, tampoco arte, son un acto de tortura y barbarie en el que unos pocos se divierten a costa del sufrimiento de un animal, la quinta no fue la vencida y dudo que la sexta lo sea, a menos que el presidente Petro honre su palabra e impulse a su partido y a la coalición a eliminar esta dolorosa y vergonzosa práctica. 

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