Johana Fuentes
31 Mayo 2022

Johana Fuentes

¿Y ahora qué?

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Los resultados de la primera vuelta presidencial más que una sorpresa –pues las últimas encuestas planteaban ese escenario–, fueron una cachetada y un castigo al establecimiento y a las maquinarias. Un claro mensaje de los ciudadanos cansados de la misma forma de hacer política.
Aunque Gustavo Petro ganó con una amplia ventaja sobre sus contendores, el resultado no fue el esperado por el Pacto Histórico que buscaba superar el 50 por ciento de los votos y no tener que medirse en una segunda vuelta. Ahora el panorama es complicado, subestimar a Rodolfo Hernández les está pasando factura.

El ambiente, después de conocer cómo quedó la votación, no fue de celebración y el discurso de Petro estuvo enfocado en lanzarle dardos al ingeniero: “El hambre no se combate con frases de TikToks”, seguramente no, pero los votos de Hernández sí tienen mucho que ver con una estrategia digital agresiva, sobre todo en esa red social que casi todos los candidatos ignoraron al principio de la campaña.

El exalcalde no solo se dio el lujo de no aparecer en la plaza pública y de faltar a los debates más importantes, sino que también habló de su triunfo desde la cocina de su finca en Piedecuesta. De nada sirvieron las críticas a su populismo, ni recalcar la incoherencia de tener como bandera acabar con la corrupción mientras está a la espera de un juicio por ese motivo, tampoco mostrar su agresividad, machismo, misoginia y xenofobia, mucho menos su desconocimiento del país, paradójicamente ganó en Vichada, departamento que hasta hace unos meses decía no conocer.

Perdieron las maquinarias que se fueron todas con Fico, César Gaviria, quien creyó tener la sartén por el mango después de las legislativas –ya buscará la forma de no quedarse con las manos vacías– y por supuesto, el uribismo que no hizo una mínima reflexión al respecto, todo lo contrario, descaradamente se adjudicó el triunfo del ingeniero como propio. En las palabras arrogantes de José Obdulio Gaviria en la W Radio: “¿Quién dijo que perdimos si pasó Rodolfo Hernández?”. Ya están montados en la 'Rodolfoneta ' y listos para cobrar esos cinco millones de votos que obtuvo Gutiérrez.

Eso sí, Hernández sabe que cargar con el apoyo de ese sector político en este momento puede ser un lastre para su campaña, además, tiene claro que esos votos llegarán sin necesidad de hacer un acuerdo porque él capitaliza el sentimiento antipetrista.

La estrategia ya está en marcha, en su cuenta de Twitter hizo un hilo en el que enumera 20 diferencias con el uribismo, entre ellas el reestablecimiento de las relaciones con Venezuela, las negociaciones con el ELN, un no al fracking y al glifosato, apoyo al matrimonio igualitario, a la adopción de parejas del mismo sexo y al aborto –aunque durante la campaña dijo lo contrario–. ¿Se tragarán los uribistas y los cristianos esos sapos con tal de que no gane Petro? Estoy segura de que así será.
 
A Petro también le quedan tres semanas para buscar los votos que le hacen falta,  pero sobre todo, ese proyecto político necesita una reflexión urgente, aceptar la crítica en vez de atacar a quien la hace y dejar a un lado la superioridad moral de creer que son la única posibilidad de cambio, porque como quedó demostrado el domingo y por más absurdo que parezca, para seis millones de colombianos Rodolfo Hernández también representa el cambio.

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