Barranquilla y el desafío de su crecimiento urbano: ¿cómo llevar la ciudad a un gana-gana completo?
3 Julio 2025 10:07 am

Barranquilla y el desafío de su crecimiento urbano: ¿cómo llevar la ciudad a un gana-gana completo?

Imagen aérea del proyecto Ciudad Mallorquín, en la conurbana de Barranquilla y Puerto Colombia.

Crédito: Pablo David

El Área Metropolitana de la capital del departamento del Atlántico vive desde hace unos años un crecimiento constante que obliga a reflexionar sobre cómo cubrir adecuadamente la exigente demanda de vivienda nueva que tiene, pero bajo parámetros mínimos de urbanismo y pensando en el futuro cercano.

Por: Rainiero Patiño M.

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Los límites solo existen para temas administrativos y en los mapas de museo. Desde el aire, la ciudad es una sola mancha. Si jugamos a buscar una metáfora romántica que explique el fenómeno, podemos decir que Barranquilla y Puerto Colombia son como dos amantes que avanzan juntos de la mano. El Área Metropolitana de la capital del departamento del Atlántico vive desde hace unos años un crecimiento constante que obliga a reflexionar sobre la necesidad de cubrir adecuadamente la exigente demanda de vivienda nueva que tiene, pero bajo parámetros mínimos de urbanismo y pensando en el futuro cercano.

Una grúa gigante en movimiento es otra imagen que podría servir para ilustrar lo que pasa en la ciudad, sobre todo en el cuadrante norte, esa zona donde Barranquilla y Puerto Colombia se tocan creando un puente urbanístico y social, un espacio donde se levantan un gran número de torres de apartamentos y se construyen cientos de metros de zonas verdes. Al final y en la realidad son proyectos de vivienda que se traducen en sueños de miles de familias. “Una ciudad nueva y organizada”, dice Gustavo Rodríguez, un veterano taxista, mientras circula por las calles de la nueva Ciudad Mallorquín.

Las cifras respaldan el dinamismo del sector en Barranquilla, al ubicarse como la ciudad del país en la que el mercado inmobiliario ha tenido el mejor desempeño en la última década. Un informe de la Lonja de Propiedad Raíz de Barranquilla muestra que, en 2024, las compraventas de inmuebles crecieron 28 por ciento en la ciudad en comparación con 2023, especialmente en los barrios de la conurbación del Área Metropolitana.

El documento señala que el 93 por ciento de los inmuebles que se vendieron en 2024 fueron de tipo residencial, principalmente los apartamentos que representaron el 78 por ciento de los negocios del sector. El año se cerró con más de 17.000 compraventas de inmuebles nuevos y usados. Y según la Lonja de Propiedad, Barranquilla también muestra una tendencia favorable para los negocios inmobiliarios en 2025.  

Un repaso histórico importante

El desarrollo urbano de Barranquilla ha estado ligado a la suma de voluntades entre las administraciones públicas locales y la iniciativa de proyectos por parte de grupos privados.

Muestra de eso son barrios como Las Delicias y Olaya, proyectos pioneros e innovadores, desarrollados por la firma de Napoleón Salcedo Cotes en las primeras dos décadas del siglo XX. Luego vinieron, bajo el impulso inicial de la Constructora Parrish, otros proyectos icónicos para la ciudad, como el famoso barrio El Prado, Las Quintas y Alto Prado. Más adelante, Villa Santos, Altamira y Los Nogales, entre otros.

Desarrollo urbano en las nuevas zonas del área metropolitana de Barranquilla.
Desarrollo urbano en las nuevas zonas del Área Metropolitana de Barranquilla. 

Todos esos proyectos, además de su impulso innovador y moderno, tuvieron como característica común una visión de crecimiento de la ciudad hacia el cuadrante norte, en dirección hacia Puerto Colombia. Ese desarrollo está, también, íntimamente ligado al desarrollo empresarial de la ciudad y a algunos nombres que se destacan en la memoria de los locales.

El 14 de agosto de 1944, por ejemplo, es recordado como la fecha fundacional de Cementos del Caribe, una marca que está en la memoria histórica de Barranquilla. El nacimiento se da tratando de aprovechar el dinamismo vigente del principal puerto del país y de la ciudad con la tercera economía más potente.

La compañía fue creada con un capital de 4 millones de pesos de la época, según quedó registrado en titulares de prensa. Entre la lista de principales accionistas estuvieron nombres como Ángel M. Palma, Julio Mario Santo Domingo, Luis Felipe Santo Domingo, Joaquín Roca, Alberto Roncallo, José V. Fernández y Marco T. Mendoza, entre otros. Pero, el 50 por ciento de las acciones pertenecieron desde el inicio al ya existente Grupo Argos.

En 2005, Cementos del Caribe terminó fusionando a otras ocho cementeras regionales (Cementos Paz del Río, Cementos del Valle, Tolcemento, Colclinker, Cementos del Nare, Cementos El Cairo y Cementos Río Claro). Toda la empresa quedó bajo el nombre de los que hoy se conoce como Cementos Argos.

Entre 2005 y 2013, la empresa evoluciona bajo la marca Inversiones Argos, que contó con distintas inversiones no cementeras y se convirtió en lo que se conoce como el Grupo Argos, con cuatro líneas estratégicas de desarrollo, cemento con Cementos Argos, energía con su marca Celsia, concesiones viales y aeroportuarias con Odinsa y rentas inmobiliarias con Pactia y el Negocio de Desarrollo Urbano.

La cementera de origen barranquillero ha desempeñado un papel determinante en proyectos de infraestructura icónicos para la ciudad como el Estadio Metropolitano, el Centro de Eventos y Exposiciones Puerta de Oro, y el Gran Malecón. También en recientes proyectos comerciales como los centros comerciales Buenavista, Viva y Alegra. Además, ha sido aliado clave de la administración local en obras como la rehabilitación de importantes vías como la calle 30, la nueva Cordialidad y la canalización de los arroyos de las calles 84 y 76, entre otros. Y, en los últimos años, su nombre ha vuelto a los titulares de prensa y al voz a voz en las calles por el proyecto Ciudad Mallorquín, convertido en el centro de una conversación importante de ciudad.

Mallorquín: la discusión y algunas cifras

Área Metropolitana de Barranquilla, en el sector de la Circunvalar.
Área Metropolitana de Barranquilla, en el sector de la carrera 53. Foto Pablo David.

En estos momentos, entre todos los proyectos que se levantan en Barranquilla, Ciudad Mallorquín cumple un rol protagónico. El modelo de desarrollo urbano está ubicado, precisamente, en la zona de conurbación del Área Metropolitana de Barranquilla, pero con ubicación administrativa en Puerto Colombia. 

La urbanización es construida bajo el concepto de 'la ciudad de los 15 minutos', que se refiere a la cercanía que tienen sus habitantes con los servicios esenciales y dentro de un ambiente de espacios públicos en equilibrio con la naturaleza.

Los habitantes de Ciudad Mallorquín quedan a pocos minutos de algunas de las más importantes universidades del Área Metropolitana, colegios privados, centros comerciales, clínicas, industria, lugares de entretenimiento y de algunas de las playas del Atlántico.

Con un área total de 80 hectáreas, de las cuales 45 son útiles, Ciudad Mallorquín será el hogar de 16.000 viviendas, de las que 14.200 son de Vivienda de Interés Social (VIS). Lo que quiere decir que más o menos 70.000 personas ahora tendrán la oportunidad de vivir en esta privilegiada zona, en donde hasta hace poco tiempo solo se construían residencias costosas e inalcanzables para la gran mayoría de los barranquilleros.

Con corte a junio de 2025, en Ciudad Mallorquín ya es un barrio donde habitan 2.400 familias y han sido entregados más de 5.000 apartamentos nuevos. La urbanización cuenta con más de cuatro hectáreas de parques en funcionamiento y sus obras de urbanismo superan el 90 por ciento terminado.

En Ciudad Mallorquín funcionan organizaciones de actividades culturales, como el Club de Lectura, del que participan 25 niños; el Club de Tejedoras de Mallorquín, que cuenta con 36 participantes; grupo de rumbaterapia y la escuela de fútbol infantil, entre otros. En total son 74 actividades diferentes, organizadas por los mismos vecinos.

Una necesidad

La discusión sobre la nueva ciudad que se construye en Barranquilla ha abierto la puerta a múltiples voces y visiones. Algunas voces con críticas constructivas y argumentos propositivos; otras con sospechosas intenciones y basadas en mitos. Carlos Javier Velásquez, doctor en Derecho, magíster en Derecho Ambiental y director del Departamento de Derecho y Ciencia Política de la Universidad del Norte, dice que independientemente de que haya autonomía político-administrativa entre Barranquilla y Puerto Colombia, es una realidad que el territorio está aglomerado o conurbado y, cuando eso pasa, en cualquier parte del mundo desarrollado, automáticamente los actores sociales y políticos lo ven como  una oportunidad que se debe aprovechar de la mejor manera posible, en vez de dividir esfuerzos.

El profesor Velásquez cree que este nuevo desarrollo de la ciudad requiere un trabajo constante y anticipado, que significa preparar las actuaciones para que estas reflejen el equilibrio entre los intereses. “En estricto sentido ordenar el territorio es fácil, porque hay normativa clara y guías técnicas, pero el asunto es que en el territorio confluyen diferentes intereses, generales y particulares, por eso, el ejercicio debe ser participativo y político, para lograr poner a todos esos ‘antagonistas’ en trabajo coordinado ‘para que la foto salga bien’”.

Beatriz Vélez, una reconocida líder gremial, plantea que, en Barranquilla, esa articulación entre sectores públicos, privados y sociales ha sido clave para el desarrollo sostenible y la protección del medioambiente. Por lo que cree que ante este nuevo desafío de ciudad todos esos sectores deben unirse y actuar con responsabilidad para defender un desarrollo armónico, legal y sostenible. “Las decisiones técnicas deben respetarse y no ser obstaculizadas por agendas individuales o procesos judiciales desproporcionados”, resume.

Ricardo Plata, otro reconocido dirigente gremial de la ciudad y líder de opinión, cree que el gran aporte de estos nuevos desarrollos urbanos es que ayudan a integrar de mejor manera a las grandes masas de la ciudad. Pero, para eso, señala, hay que trabajar de manera organizada y planificada en diferentes aspectos, como la forma en que se relaciona la gente con sus instituciones y sus posibilidades de servicios, así como con su sistema de transporte.

Las zonas de parques y las amplias zonas viales son vitales para la nueva área metropolitana.
Las zonas de parques y las amplias zonas viales son vitales para la nueva Área Metropolitana. Foto Pablo David.

“Por ejemplo, si este tipo de proyectos urbanos ayuda a disminuir el tiempo que los ciudadanos invierten en sus desplazamientos cotidianos desde sus hogares a sus lugares de trabajo, de estudio o de acceso a servicios, es algo importante. Una persona que se gasta tres horas al día movilizándose de su casa al trabajo, pierde el 20 por ciento de su vida en eso”, dice Plata para mostrar como ejemplo cómo debería ser el crecimiento de la nueva ciudad.

Rafael Obregón, arquitecto y urbanizador de amplia experiencia, el mismo que estuvo detrás de la creación de Ciudad Salitre en Bogotá y uno de los profesionales que ha liderado ese desarrollo urbanístico de Barranquilla, dice que en la capital de Atlántico se conjugaron dos elementos claves: la disponibilidad de tierras, que antes eran usadas para explotación minera, y una continuidad administrativa política.

Esos dos elementos permitieron la posibilidad de plantear que, en vez de desarrollarse la ciudad de manzana en manzana, se diseñara un plan maestro que cubriera la totalidad de la extensión de la tierra tanto en Barranquilla como en Puerto Colombia.

Obregón señala que en este proceso del Área Metropolitana había una situación que era grata de estudiar y es que no hubiera divorcio entre las dos ciudades, sino que la Avenida Circunvalar, que es el límite administrativo, sirviera como una bisagra entre ambas partes.

Ese plan maestro consiste en garantizar unas líneas principales. Una, que hubiera un mejoramiento vial de la ciudad, para lo que había que agrandar los perfiles y diseñar un sistema que buscara lograr una mayor movilidad vehicular. Lo segundo era establecer cómo iba a ser la estructura del espacio público y de espacios verdes, con la preservación de grandes zonas y una de reserva natural grande, al tener a Mallorquín. También las zonas comerciales, hoteleras y la oferta de universidades, que se conectaban entre sí, a través de unos corredores verdes.

Ese gran reto de la Circunvalar que es como una cicatriz, como todas las vías de esa dimensión en una ciudad, porque no se puede atravesar fácilmente. “Para eso hay que trabajar en garantizar los cruces, como con la construcción de puentes. Y los sistemas de parques y sistema vial deben articular, deben coser esas dos ciudades para efectos de que sea un Área Metropolitana”, dice Obregón.

Así la discusión sobre la nueva Barranquilla y su Área Metropolitana está más abierta que nunca. La nueva realidad obliga a plantearse múltiples preguntas y las respuestas parecen estar en cada una de sus fuerzas sociales, políticas y empresariales. Un gran consenso parece ser el camino para la armonía.
 

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