El volteo de tierras tiene sin agua a Cajicá
10 Febrero 2023 12:02 am

El volteo de tierras tiene sin agua a Cajicá

En Cajicá ni los humedales están a salvo de la actividad constructora

Crédito: Fotoilustración: Yamith Mariño

Los habitantes de Cajicá completan cerca de un mes sin que una gota de agua se asome por los grifos. Ambientalistas, concejales del municipio y diputados del departamento aseguran que la sed que hoy sufren los cajiqueños está relacionada con la expedición indiscriminada de licencias de construcción. ¿Puede replicarse este fenómeno en otros municipios?

Por: Iván Serrano

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Jaime Barriga, cajiqueño de 71 años, se dirige, como todas las mañanas, hacia el buzón que tiene instalado en el portal de entrada de su vivienda, ubicada en las afueras de Cajicá, sobre la vía que conduce hacia Zipaquirá, donde viven él y sus cuatro hermanos. Lo abre y en él encuentra el recibo del agua que tendrá que pagar ese mes. Sin embargo, el agua no le llega desde hace más de 25 días.

Su hermana Lilia, de 79 años, está tratando de aprender nuevas formas de lavar la ropa. Dice que está intentando lavar con un producto químico que le recomendaron, que le permite lavar en seco, lavar sin el agua que tanta falta le hace. 

Al alto costo de los alimentos y de los servicios, a los Barriga se les ha sumado el costo del agua, que tienen que pagar al acueducto, pero también comprarla en bolsas, para beber y cocinar. 

Pero los Barriga no son los únicos habitantes de Cajicá a quienes el agua no les llega o les llega turbia y con baja presión. En las últimas semanas, el 30 por ciento del municipio no ha tenido acceso al servicio y el 70 por ciento lo ha tenido de manera intermitente.

Desde hace un año las fallas en el suministro de agua en Cajicá comenzaron a ser evidentes. Tanto que el agua turbia, la baja presión –que no alcanza a llegar a los tanques de las casas– y la intermitencia en el servicio motivó a que decenas de habitantes hicieran plantones, para exigir soluciones y la renuncia del actual alcalde, Fabio Ramírez.

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El pasado 30 de enero, el alcalde Ramírez declaró la emergencia sanitaria en el municipio. Las nuevas licencias de construcción que andan represadas fueron suspendidas, así como las clases en los colegios.

Cajicá es uno de los municipios de la Sabana Centro más apetecidos por constructores y  compradores de vivienda. Estos últimos buscan espacios más amplios y entornos más amables para sus familias. Según cifras del Dane, en 2005 Cajicá tenía 45.391 habitantes; en 2018, la cifra llegó a 60.379, y hoy se calcula que el número de pobladores supera los 100.000.

Detrás de este crecimiento demográfico está una desaforada expedición de licencias de urbanismo y el cambio del uso del suelo, que ha permitido transformar enormes áreas rurales en centros poblados, algunos con lujosas viviendas campestres y otros con bloques de  cientos de apartamentos.

Cómo se voltea la tierra en Cajicá

El volteo de tierras es la práctica de cambiar el uso del suelo gracias a trámites y decisiones administrativas sospechosas. Según Jhosef Eduardo Meza, investigador de la Universidad Nacional, con el cambio de uso de suelo se puede quintuplicar el valor de un predio.

De esta práctica se benefician quienes han comprado terrenos rurales a bajo costo. En algunos casos, constructores que esperan lucrarse con las medidas les ofrecen dádivas a servidores públicos para que los funcionarios cambien el uso del suelo.

En 2017, las denuncias de volteo de tierras en Cundinamarca merecieron un amplio cubrimiento periodístico y el caso de Cajicá tuvo especial relevancia. Para ese entonces ya llevaba tres años de vigencia el Plan Básico de Ordenamiento Territorial, el cual rige actualmente al municipio.

Este PBOT fue aprobado durante la alcaldía de Mauricio Bejarano, quien enfrenta un proceso disciplinario por su presunta participación en volteo de tierras. Dos secretarios de Planeación de su administración y diez concejales que aprobaron dicho PBOT también están siendo investigados por el Ministerio Público.

Recientemente la Procuraduría sancionó en primera instancia al exsecretario de Planeación de Cajicá Leonardo Higuera por haber subdividido un predio rural en 109 lotes con áreas inferiores a las permitidas en el PBOT.

Para Sebastián Venegas, concejal de Cajicá, una sanción de diez meses, de primera instancia y emitida siete años después de los hechos no se compadece con los daños presuntamente causados. Según Venegas y ambientalistas consultados por CAMBIO, la responsabilidad no recae solo en la administración de Bejarano. Desde el año 2008 la aprobación de licencias de construcción se ha exacerbado en el municipio. De la Cajicá de viviendas rurales se ha pasado a la de inmensos bloques de apartamentos.

Las banderas que anuncian nuevas obras ondean por todo el municipio. Actualmente está por aprobarse una licencia en el sector de El Pomar, que permitirá la construcción de 10.000 unidades habitacionales nuevas, en un suelo donde hasta hace unos años se producían alimentos y se levantaba ganado vacuno. Esas 10.000 unidades pueden significar la llegada de 30.000 personas más a un municipio con evidentes problemas de cobertura en sus servicios básicos.

Esta avalancha de licencias y construcciones se ha producido sin tener en cuenta la disponibilidad de agua. Así lo asegura Iván Carrillo, investigador de la ONG Ruralia Urbana: “Aquí curiosamente la sentencia que ordena proteger el río Bogotá no se ha aplicado como en otros municipios. Digo curiosamente porque las quejas vienen desde hace tiempo y cada vez se otorgan más licencias de construcción”.

¿De dónde viene el agua que surte a Cajicá?

Cajicá es uno de los municipios de Cundinamarca que le compra agua en bloque al Acueducto de Bogotá. El agua que llega al municipio proviene de la planta de Tibitoc, la misma que surte al 30 por ciento de los bogotanos. Pero en Cajicá, las quejas por la calidad de agua y la presión de la misma son una constante.

El concejal Venegas asegura que el volumen de agua adquirida por el municipio no alcanza a abastecer las necesidades de una población que se ha duplicado en 17 años: “Ellos (La Empresa de Acueducto de Bogotá) le siguen dando a Cajicá la misma cantidad de agua desde hace varios años”.

Debido a los reclamos, técnicos e ingenieros de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá hicieron recientemente una inspección a la infraestructura y a las redes internas del municipio. Los profesionales establecieron que las fallas en el sistema no son atribuibles al Acueducto de Bogotá. Encontraron daños en la tubería, insuficiencia en válvulas y alta concentración de capas microbianas en la red. “Los inconvenientes son resultado de aspectos asociados al prestador de servicio de Cajicá, en el interior de su propia red de distribución, a variaciones propias del consumo de agua en el municipio”, expresó a través de un comunicado la Empresa de Acueducto de Bogotá.

Aun así, la empresa de servicios públicos bogotana llegó a un acuerdo con la Alcaldía de Cajicá para vender un 9 por ciento más de agua de lo que se le ha vendido por años.

La administración de Cajicá también tiene proyectada la construcción de un tanque de aprovisionamiento de 10.000 metros cúbicos, cuyo valor supera los 18.500 millones de pesos y para el cual requiere recursos de la nación y de Cundinamarca.

Sin embargo, en una reunión sostenida el pasado jueves entre autoridades locales y veedores ambientales, el alcalde Fabio Ramírez dijo que a la fecha no ha recibido los recursos.

Agua sí hay, pero no para todo el mundo

Aunque en los conjuntos residenciales de Cajicá ya se están anunciando racionamientos, la falta de agua en el municipio no golpea por igual a toda la población.

Las viviendas tradicionales, en su mayoría, no cuentan con tanques de almacenamiento. Situación contraria viven las grandes unidades de propiedad horizontal. Así las cosas, ante la escasez, quienes viven en conjuntos residenciales tienen más agua a su disposición. “Aquí tenemos una claridad de esa lucha desigual. De un lado, quienes tienen la capacidad económica de adquirir lo que necesitan; del otro, los habitantes que llevan años luchando por un derecho fundamental”, dijo a CAMBIO Will Echeverría, veedor ambiental del municipio.

Wilson Flórez, diputado de Cundinamarca cree que la crisis que hoy atraviesa Cajicá está a punto de repetirse en otros municipios del departamento. “Ese problema de abastecimiento no solo está pasando en Cajicá, está ocurriendo en  Madrid, en Sabana Centro y Sabana Occidente, por un crecimiento desbordado de estos municipios”.

Para Flórez, la crisis en el suministro de agua potable no tiene que ver solamente con pésimos procesos de planeación en los municipios sino con el famoso volteo de tierra: “Esto tiene su origen en una práctica que se hizo famosa en Cundinamarca y que se hizo recurrente en todo el país: el volteo de tierras. Aquí una clase política se ha encargado de cambiar el uso del suelo para beneficiar a unos privados que se han enriquecido y estos a su vez se convierten en grandes financiadores de campañas”.

Aunque en muchas ocasiones los ciudadanos perciben como lejanos los efectos de las malas administraciones y de las prácticas corruptas, aquí se podría estar ante un caso diferente. Miles de habitantes sin agua, por cuenta de decisiones que poco o nada tuvieron que ver con la búsqueda del bien común.

CAMBIO buscó a Fabio Ramírez, alcalde de Cajicá, pero al momento de la publicación de este artículo no había obtenido respuesta.

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