
Sánchez fue designado como ministro de Defensa el 19 de febrero de 2025.
Crédito: Ana María Cañón
Patricia Lara entrevista al ministro de Defensa: ‘Aunque parezca oscuro el panorama, saldremos adelante’
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El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, en entrevista con Patricia Lara, analiza la situación de seguridad en el país, afirma que va a utilizarse el glifosato en la erradicación de los cultivos con aspersión terrestre y agrega que el presidente Petro está de acuerdo en hacerlo.
Por: Patricia Lara Salive

En momentos en que el orden público atraviesa una situación tan difícil, resulta interesante conversar hoy con el ministro de Defensa, general retirado Pedro Sánchez, de 53 años, nacido en Boavita, Boyacá, administrador de empresas y exoficial de la Fuerza Aeroespacial Colombiana. Se hizo famoso porque, en junio de 2023, fue el artífice del rescate de los niños indígenas que quedaron atrapados durante semanas en la selva luego de un terrible accidente aéreo. Hace tres meses, el general Sánchez, quien también era el guardián de la seguridad del presidente Gustavo Petro, colgó el uniforme militar que había llevado durante 35 años y se vistió de civil para ocupar el Ministerio de Defensa, el cual, desde hace 34 años, venía siendo ocupado por civiles.

CAMBIO: Ministro, muchos miembros de la izquierda consideran que el nombramiento de un militar como ministro de Defensa, por más de que usted hubiera renunciado, significó un retroceso en las conquistas democráticas del país. ¿Qué opina?
P.S.: Que hay miembros de la izquierda que afirman todo lo contrario y que agradecen y reconocen esa decisión del presidente.
CAMBIO: ¿Usted habla con el presidente, ministro?
P.S.: Constantemente. Hoy, por ejemplo, hemos tenido unas cinco o seis interacciones sobre temas de seguridad, porque él vive muy preocupado por eso.
CAMBIO: Se va a implementar una zona de ubicación temporal para el grupo de alias Calarcá. Había un cese al fuego que terminó el 18 de mayo y el proceso estaba como en stand by. ¿Qué va a pasar con eso?
P.S.: Las disidencias de Calarcá representan más o menos el 10 por ciento de todos los grupos armados, incluyendo el Clan del Golfo, el ELN y los otros cuatro grupos de las disidencias de las Farc, los cuales se han fracturado. No hay cese al fuego con ningún grupo, pero el frente 33 de ese último grupo ha mostrado voluntad de transitar hacia la paz. Entonces se dijo: no hay decreto de cese al fuego ni de cese de operaciones militares ofensivas, pero se determina una zona de ubicación temporal que tiene un espacio y una duración de siete meses para que, en los primeros 45 días, se articulen todos los protocolos legales, operacionales y logísticos de tal manera que transiten hacia la paz. Eso ocurre solamente con el frente 33, en el área del Catatumbo.
CAMBIO: Entonces se puede esperar que de hoy a siete meses, más 45 días, digamos ocho meses y medio, si las cosas van bien, ¿se haya pactado la paz con la gente de Calarcá, y que, él incluido, se desmovilicen y entreguen las armas?
P.S.: Calarcá incluido no creo, pero sí por lo menos los del 33 y el bloque del Magdalena Medio. Porque Calarcá está en el Guaviare, en el Meta, en el Caquetá, en el Putumayo y ahí no está establecida la zona.
CAMBIO: O sea que el proceso sería con uno de los tres grupos que maneja Calarcá.
P.S.: Así es.

CAMBIO: Y como no hay cese al fuego pactado, ¿el Ejército puede atacar?
P.S.: Y así hubiera un cese pactado, como ocurrió tiempo atrás, la obligación es actuar para cumplir la Constitución y la ley. Lo único que no se puede es adelantar operaciones ofensivas. Claro, eso restringe la capacidad de neutralizar o de reducir el cáncer, pero si están delinquiendo, hay que atacarlos. Y si se los encuentra la fuerza pública en ese momento deben actuar en legítima defensa y hacer uso de todas sus capacidades. Jamás se le dio la orden a la fuerza pública de que estuviera con las manos amarradas.
CAMBIO: Con el ELN está levantada la mesa de negociación ¿Lo sorprendió el planteamiento que el presidente le hizo al papa León XIV de que él mediara y en el Vaticano se reanudaran las negociaciones?
P.S.: El presidente siempre ha mostrado un gesto muy genuino y persistente de paz. De parte de la fuerza pública siempre hemos tenido toda la voluntad y queremos la paz. Por eso, cuando se decretan todos esos diálogos, todas esas negociaciones, cumplimos estrictamente los protocolos. El problema de la voluntad de paz no es del Estado, no es de la fuerza pública: es de los criminales, de los que están al otro lado, que en este caso traicionaron ese gesto de paz auténtico que había adelantado el Gobierno nacional. El ELN lo traicionó al asesinar a más de un centenar de campesinos, desplazar a unos 64.000 y confinar a otros 23.000.
CAMBIO: ¿Cuándo va a caer alias Iván Mordisco?
P.S.: Espero que muy pronto. Por él hay una recompensa de hasta 4.450 millones de pesos. Pero la mejor recompensa que le puede dar al país es que se desmovilice: acá hay un programa de atención humanitaria al desmovilizado: lo estamos esperando.
CAMBIO: Al comienzo del gobierno, el presidente Petro dijo que en los primeros meses solucionaría el problema de la guerrilla y haría la paz con el ELN. Van casi tres años de administración, ya le queda solo un año, no se ha hecho la paz con los elenos y no se ha solucionado el problema de la guerrilla, sino que más bien ha empeorado. ¿Qué ha fallado?
P.S.: Quienes fallaron fueron los criminales. Ellos traicionaron al Gobierno, traicionaron al pueblo colombiano. Y soterradamente creció ese cáncer.
CAMBIO: ¿O sea que en estos tres años crecieron los grupos armados?
P.S.: En estos tres años se han neutralizado alrededor de 13.000 integrantes de esos grupos criminales. Pero, a pesar de eso, crecieron. Por cada criminal que se neutralizaba surgían dos. ¿La razón? Economías ilegales, el negocio del narcotráfico, la minería ilegal, el contrabando y, soterradamente, la corrupción. También, esa expansión se da por el reclutamiento de menores, o de gente muy joven. Frente a ello, la apuesta del Gobierno es actuar de manera integral contra esa amenaza, y brindarles oportunidades a los jóvenes para que no se vayan para allá...
CAMBIO: Eso pasa en teoría, pero en la práctica no porque cada vez es mayor el reclutamiento. Es decir, yo me pongo en los zapatos de los soldados y de los policías en los territorios. Y me imagino que están sometidos a unas presiones brutales, porque los delincuentes –la mayoría involucrados con el narcotráfico y la minería ilegal– los ponen en la disyuntiva de ‘o usted colabora y acepta esta plata o lo matamos a usted y a su familia’.
P.S.: Usted lo ha dicho claro. O sea, solucionar un problema de seguridad no se hace con Power Point. Llevarlo a la práctica es supremamente complejo. Pero no porque sea complejo hay que dejar de actuar.
CAMBIO: ¿Cómo se puede hacer para que esos soldados y policías no se hagan los locos? Porque si uno se pone en el pellejo de ellos, uno puede decir: ‘o yo me expongo capturando y dando de baja a este señor o miro para arriba y mi familia se salva’.
P.S.: Ahí si no le entiendo lo que quiere decir usted.
CAMBIO: Pues es la disyuntiva que yo me imagino que viven un soldado y un policía en esos territorios, estando amenazados permanentemente por esas bandas.
P.S.: Su imaginación es muy diferente a lo que pasa en la mente de un soldado, en la mente de alguien que estuvo 35 años sirviendo al país.
CAMBIO: ¿Usted no cree que hay corrupción?
P.S.: Eso ya es diferente. Lo que usted me está diciendo ya es un tema de corrupción. Lo otro es de convicción. Nosotros no firmamos un contrato: hacemos un juramento. Aquí llegan voluntarios. ¿Por qué hay 13.000 integrantes de los grupos criminales neutralizados? ¿Porque se hicieron los locos? Son dos cosas muy diferentes. El primer tema es la convicción de servir. Nuestros policías y soldados están en el área actuando con total convicción. Claro que son seres humanos y pueden tener algunas debilidades. Y a quienes no les parezca esta vida que es de servicio se pueden retirar.
Ahora, podríamos también hablar del tema de corrupción. Por ejemplo, en este periodo hemos desvinculado 226 policías y 48 militares por temas relacionados con ese delito. Son casi 280 de los 410.000 integrantes de la fuerza pública. Eso significa que el 99,9 actuamos de acuerdo con la Constitución y la ley. Por algo la fuerza pública tiene el más alto índice de favorabilidad entre todas las instituciones.
CAMBIO: Ministro, ¿qué pasó con la paz total? ¿Fracasó?
P.S.: La paz total es una política de Estado soportada en una ley. El objetivo se mantiene: simplemente se ajusta la estrategia. La paz total es un fin del Estado que se debe perseguir.
CAMBIO: Todos los antecesores del presidente Petro han intentado hacer la paz. Todos quisieron solucionar a su manera el conflicto armado y no pudieron. No obstante algunos, como Barco, Uribe y Santos, obtuvieron éxitos al firmar la paz con el M-19, con las Autodefensas y con las Farc. Pero el conflicto no ha podido erradicarse totalmente. ¿Por qué?
P.S.: La guerra es un conflicto social y la solución, entonces, no puede ser netamente militar. La solución tiene que resolver problemas estructurales. Hablamos de la paz de 2016: las Farc no era el único grupo que había. También estaban el ELN y otros que eran Los Pelusos o Los Caparros, y había también Autodefensas. Y si uno no reconoce por qué existen esos grupos, va a ser difícil solucionar el problema. A veces nos enfocamos en neutralizar el efecto pero no las causas; y las causas tienen una raíz muy fuerte que se alimenta de un tejido social degradado. No sé si usted ha ido al Cañón del Micay o al Catatumbo. Cuando uno va allá a interactuar con ellos, siente una cultura ‘traqueta’ en algunos sectores y en otros casos ‘mexicanizada’ por los carteles. Viven en función del tema del narcotráfico. Entonces es necesario hacer una transformación social y económica de los territorios, volverlos a la legalidad. Y esa cultura no cambia de la noche a la mañana.
CAMBIO: Enrique Santos Calderón, en una columna que publicó en CAMBIO, preguntaba qué ha pasado con las Fuerzas Armadas en estos 60 años que no han acabado la guerra. ¿Su respuesta sería entonces porque los civiles no han hecho su tarea?
P.S.: Porque todos los colombianos no hemos hecho la tarea. Uno de los males que más alimenta el conflicto y que les da la excusa a los criminales para actuar, es la corrupción. Por otro lado, la influencia del narcotráfico ha generado una cultura de la plata fácil. Y eso ha afectado enormemente la posibilidad de salir de este conflicto. Y aquí quiero referirme a unos números: hace unos 20 años, el índice de muertes era de 52 por cada 100.000 habitantes. El año pasado fue de 25,4, o sea, la mitad.

CAMBIO: Los homicidios han bajado…
P.S.: Indudablemente que sí. Sin embargo, uno siente que la seguridad no está bien.
CAMBIO: Hoy, el conflicto no es igual al que había en 2016. Ha cambiado. ¿Cuál es su lectura del conflicto en la actualidad?
P.S.: Que las razones son el tráfico de drogas y las economías ilícitas. Y hay un entramado de diferentes actores y factores cuyas interacciones son impredecibles. Por ejemplo, uno creería que, así como se odian el ELN y las disidencias de las Farc en el Catatumbo, lo mismo ocurriría en todo el territorio, pero no: en la serranía de San Lucas, por ejemplo, esos dos bandos están unidos para contener al Clan del Golfo. La información que tenemos sobre el secuestro del niño Lyan Hortúa, en Jamundí, es que fueron carteles del narcotráfico los que contrataron a las disidencias de alias Iván Mordisco para realizarlo. O sea, se trató de un entramado donde lo único que les interesa es la economía ilegal rápida.
CAMBIO: Y si eso es así, ¿tiene sentido una negociación?
P.S.: Tiene sentido adelantar todos los esfuerzos bajo lo que dice la Constitución y la ley, porque esa ley de paz total es constitucional.
CAMBIO: ¿Cómo se explica que haya zonas, como Arauca, donde los grupos armados mandan y se pasean como Pedro por su casa, a tiempo que usufructúan las rentas departamentales y municipales en connivencia con los grupos políticos, incluidos los de derecha, los de centro, los de izquierda, y no pasa nada? ¿Qué puede hacer la fuerza pública?
P.S.: Tampoco se puede decir que no pasa nada, porque sí pasan muchas cosas. Tal vez no las que deberían pasar totalmente. Es un esfuerzo en el que tenemos que interactuar todos. Y obtener información. Hemos habilitado, por ejemplo, la línea 157 para que se denuncien esos casos.
CAMBIO: Pero si en la línea 157 se informa que el que está de cómplice de los tipos es el gobernador o el concejal…
P.S.: Nuestra obligación es actuar con toda la contundencia. En la línea 157 se garantiza toda la reserva. Y como producto de que obtenemos esa información, es que incluso jueces, alcaldes, gobernadores, militares, policías, políticos, todos, ya tienen procesos adelantados en su contra.
CAMBIO: ¿Por qué han aumentado tanto la extorsión y el secuestro?
P.S.: Un criminal siempre va a buscar rentas criminales, donde sea. Entonces, cuando uno afecta el narcotráfico o la minería ilegal, el delincuente tiende a buscar otras. Y en esta era es muy fácil extorsionar a través de medios digitales. El 52 por ciento de las extorsiones se realiza empleando esos medios. Muchas de ellas se hacen desde las cárceles. El 75 por ciento de los casos de extorsión lo resolvemos favorablemente.
CAMBIO: Hay un problema delicado y es que las Fuerzas Armadas no controlan todo el territorio nacional. ¿Qué hay que hacer para que lo controlen?
P.S.: Bueno, obviamente hay que fortalecer capacidades, cosa que estamos haciendo. Una de ellas es Inteligencia. Por ejemplo, lo que ocurrió en el Catatumbo, lo hemos dicho, fue porque no se tuvo la capacidad para anticiparnos. Otro tema es la movilidad aérea para enfrentar esa amenaza, y la movilidad terrestre, porque el conflicto es cada vez más urbano. Otro de los elementos importantes es implementar la Inteligencia Artificial para reducir el tiempo de toma de decisiones.
CAMBIO: Hay quienes dicen que con la salida de generales y coroneles expertos en Inteligencia y la llegada de personas inexpertas a manejarla, el Ejército se quedó sin Inteligencia eficaz. Y que esa es la razón por la que los grupos armados han avanzado en este tiempo. ¿Es verdad?
P.S.: Cuando uno quita experiencia en una organización, obviamente se pierden muchos procesos. Es evidente que eso afecta la capacidad, pero las personas que en su momento tomaron las decisiones, lo hicieron buscando siempre el interés del bien nacional.
CAMBIO: ¿Cuál fue el impacto en el Ejército y en la Policía de la salida de tantos generales?
P.S.: Ninguna persona es permanente en la institución. Pero las instituciones sí son permanentes. Sin embargo, indudablemente, al reducirse la cantidad de generales, se impacta ese liderazgo con experiencia que se forma a través de diferentes capacitaciones. Pero las decisiones tomadas estoy seguro que buscaban hacer lo que le servía a la nación, no hacerle daño al Ejército.
CAMBIO: ¿Qué sabe usted de la presencia del ELN en Venezuela?
P.S.: Que es evidente. Venezuela ha hecho un esfuerzo enorme por combatir los grupos criminales que salen de Colombia a delinquir hacia ese país.
CAMBIO: Si uno pensara en hacer una película de ficción y escribir un guion sobre la presencia del ELN en ese país, ¿no haría una escena poniendo al presidente Maduro a llamar por teléfono a Antonio García, o viceversa?
P.S.: Si es para una película... Pero, no...
CAMBIO: Hay gente, como la de InSight Crime y otros, que dicen que allá están los elenos, y que muy cerca de la frontera tienen neveras, televisores, etcétera…
P.S.: Pues es algo paradójico, porque lo mismo podrían decir de allá para acá. Y hablemos de un sitio donde no hay fronteras, como en el Cauca: allá, la Carlos Patiño, la Jaime Martínez, tienen televisores y neveras y disfrutan los carros de la UNP, que se los roban, y el Gobierno no hace nada.
CAMBIO: ¿Y el Ejército por qué no los captura?
P.S.: Estamos empeñados en ello. Usted misma lo dijo: llevamos 60 años en ese esfuerzo. Nuestro empeño es capturarlos y ya van 13.000.
CAMBIO: El país necesita sentirse seguro, ministro: es un anhelo de todo el mundo. Y ese es su gran desafío: devolverles la seguridad a los colombianos. ¿Qué va a hacer para lograrlo?
P.S.: Hay cinco retos importantes. El primero es recuperar el control territorial y la seguridad, que hay que entenderla desde por qué muere la gente en Colombia. En 2008, el promedio de la gente que moría por homicidio era de un 43 por ciento. Este año, esa cifra casi está en un 70 por ciento. En el Atlántico, el 96 por ciento de los homicidios ocurre en una zona urbana. Es uno de los más altos índices en Colombia. El 86 por ciento es en modalidad de sicariato.
CAMBIO: ¿Y eso es por las bandas de narcotráfico?
P.S.: Usted lo ha dicho.
CAMBIO: ¿Cuál es el segundo reto?
P.S.: Tiene que ver con la soberanía: por ejemplo, allá en el Catatumbo, el 40 por ciento de los integrantes del ELN no son de Colombia. Eso significa que hay un grave riesgo de soberanía. El tercer reto es asegurar las elecciones el año entrante, para que sean totalmente libres y transparentes. Para enfrentar esos tres desafíos es necesario fortalecer las capacidades en Inteligencia, en movilidad, en fuegos, en movimiento y maniobra, en seguridad, en sostenibilidad y en protección. Y el otro elemento de esos retos es fortalecer la transparencia y legitimidad. Si de alguna manera el cáncer existe, puede ser porque esté al interior de la organización encargada de combatirlo.
CAMBIO: Hay zonas que han demostrado apoyar a los delincuentes, como el Cañón del Micay. Y usted dijo una vez que el conflicto lo va a ganar el que tenga el apoyo de la población civil. ¿Cómo van a hacer ustedes para ganarse ese apoyo?
P.S.: Ya lo hemos ganado considerablemente, gracias a un mayor acercamiento a la población. Por ejemplo, en el Catatumbo, me reuní con varias organizaciones para hablar abiertamente. Y ellas dijeron: ‘queremos hacer la transición a las economías lícitas’. En el cañón del Micay ya vamos a completar casi un año. Ha sido un esfuerzo titánico. Pero, en este momento, la gente quiere que esté la fuerza pública y nuestro compromiso es transformar ese territorio. Nos estamos ganando a la población, porque ella ha entendido que estando en la ilegalidad simplemente sepultan sus vidas.
CAMBIO: Recientemente hubo un desencuentro entre usted y el presidente de la JEP, a raíz de las excavaciones realizadas en la Escuela de Logística del Ejército, no obstante que había medidas cautelares que prohibían esas actividades. Usted manifestó su inconformidad porque se había filtrado la información y el presidente de la JEP contestó que, aunque las filtraciones eran complicadas, lo más grave eran las excavaciones realizadas por militares en esa área protegida, ya que esas medidas habían sido impuestas para preservar posibles evidencias relacionadas con desaparición de personas. El presidente de la JEP, Alejandro Ramelli, añadió que las actividades realizadas en el Batallón de Contrainteligencia constituían una violación directa de esas medidas. En ese caso, pareció que usted se puso del lado de los militares. ¿Cuál es su versión sobre ese episodio?
P.S.: ¿Quién dijo que fue un desencuentro?
CAMBIO: O una discusión: usted decía que el problema era que se hubiera filtrado la información; y el presidente de la JEP afirmaba que el problema era que hubieran hecho las excavaciones.
P.S.: Bueno, para mí no fue un desencuentro. Para mí fue un grato encuentro con la JEP. Y en esos encuentros se dan diálogos honestos, respetuosos y ahí eso se manifestó. Ese evento ocurrió a comienzos de año, antes de mi llegada, y en ese entonces se habían determinado unas medidas cautelares en la Escuela Logística, y en esa zona se estableció que no se podía cavar. Sin embargo, unos militares –un suboficial y dos soldados– cavaron un hueco en un área que se ha transformado en los últimos 40 años. Se estaba buscando a una persona que desapareció en 1993. Y violaron esa medida cautelar, pero no sabían que la estaban violando porque no tenían la información. Sin embargo, hay que tomar todas las acciones frente a ello: se abrió una investigación por parte de la Fiscalía General de la Nación; otra por parte de la Fiscalía de la Justicia Penal Militar y Policial; y una disciplinaria por parte del Ejército Nacional para investigar esas conductas. El hueco se hizo de más o menos un metro cuadrado. Y se encontró ese hueco tres días después, con la tierra al lado, con los instrumentos que utilizaron para cavarlo. Y preguntaron: ¿Quién violó las normas acá? Y los militares respondieron: ‘Yo fui’. ‘¿Y usted por qué?’. Y explicaron por qué. Y tomaron todos los elementos probatorios. Y las investigaciones dirán qué hay que hacer. Frente a ello, la respuesta ha sido dar todo el respaldo, todo el apoyo, todo lo que sea necesario para encontrar a esas personas desaparecidas que, si no me falla la memoria, son más de 300.000, si uno cuenta desde 1946, que es el año desde el cual está investigando la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Y militares y policías también están desaparecidos. Eso no puede existir. Y debe haber toda la contundencia si se violó una norma. Me preocuparía enormemente que lo estuvieran diciendo para ocultar algo.
CAMBIO: Para ocultar una evidencia.
P.S.: O para cambiarla. Por eso la invito, como invité a la JEP, a que nos acompañen: vamos a reunir a todos los militares para aclararles lo que se les ha dicho: ‘cumplan con todas las normas’.
CAMBIO: Finalmente, ¿se va a volver a usar glifosato para erradicar cultivos de coca, ministro?
P.S.: Claro, está previsto hacerlo en la erradicación de los cultivos con aspersión terrestre, de la mano de la comunidad.
CAMBIO: ¿Y el presidente está de acuerdo con eso?
P.S.: Claro. Estamos de acuerdo en acabar con el narcotráfico, que es el enfoque más importante.
CAMBIO: Bueno, ministro, ¿quiere agregar algo más?
P.S.: Que aunque pueda parecer en algún momento oscuro el panorama, vamos a salir adelante. Que nos duele en el alma el plan sicarial de los delincuentes. Que no vamos a parar hasta recuperar la seguridad en el territorio. Y que nos estamos fortaleciendo cada vez más. Pero todo es más fácil de lograr si nos ayuda la comunidad suministrándonos información y promoviendo buenos valores.
