Siguen las muertes en los estadios y la biometría todavía está esperando
14 Mayo 2023

Siguen las muertes en los estadios y la biometría todavía está esperando

Crédito: Foto: Colprensa

Pese a los diez hechos violentos asociados al fútbol en lo que va del año, la individualización de hinchas está cada vez más lejos de volverse realidad. Se han incumplido los plazos del Decreto 1622 y un contrato que dejó firmado la exministra Urrutia está a punto de suspenderse por irregularidades denunciadas por CAMBIO.

Por: Juliana Ramírez

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Los asesinos disfrazados de hinchas que mataron a Anderson Steven Jaramillo Cañaveral, de 34 años, y Alejandro Gallego Torres, 25 años, el pasado domingo 30 de abril después del partido Nacional-Medellín, no solo están libres, sino que como Pedro por su casa, es muy probable que vuelvan al próximo clásico en el Atanasio Girardot sin que nada se los impida. Seguramente tenían otros delitos encima, pero no hay cómo validar masivamente la identidad y antecedentes de todos los asistentes a los estadios del país. ¿Por qué?

Dos días antes de irse de la Casa de Nariño, el expresidente Iván Duque dejó firmado el Decreto 1622 de 2022, que delegó al Ministerio de Deporte como responsable de la implementación de la biometría en los estadios con el objetivo de ejercer un control en el ingreso de los aficionados y, a su vez, hacer efectivas las restricciones de ingreso a hinchas sancionados producto de un mal comportamiento.

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Sin embargo, pese a que la Policía reportó en lo que va del año diez casos de violencia asociada al fútbol, lo que representó un aumento de 60 por ciento respecto a 2022, este no parece ser un tema prioritario para el Gobierno Petro. Según el Decreto 1622, la fase uno, que corresponde al diseño e implementación, debía estar lista en febrero y la fase dos, que es la integración del sistema de validación nacional con los comercializadores de boletas, tenía que estar en abril. Ninguna de las cosas se ha llevado a cabo.

Lo que sí hizo el Ministerio de Deporte en cabeza de su anterior ministra, María Isabel Urrutia, fue contratar a dedo, pese a todas las advertencias de sus funcionarios para que no lo hiciera, un diagnóstico para la biometría cuando el tema ya está sobrediagnosticado. El contrato por 4.950 millones de pesos se lo dieron bajo una serie de presuntas irregularidades a Aldesarrollo, empresa creada por tres instituciones educativas del Valle del Cauca sin mayor reconocimiento.

El plazo de ejecución del polémico contrato, que se firmó en las fiestas de fin de año, terminará en quince días. Sin embargo, después de que CAMBIO denunció las irregularidades de ese convenio interadministrativo el pasado 3 de febrero, el ministerio intentó terminarlo por mutuo acuerdo sin lograrlo. El tema ya está siendo investigado por la Fiscalía y la Contraloría. En los próximos días se prevé que se suspenda anticipadamente.

La nueva ministra del Deporte, Astrid Rodríguez, optó por no pronunciarse. “Se va a esperar a que se adelante el proceso interno, que está en curso, sobre dicho contrato”. Desde el ministerio no reconocen oficialmente el incumplimiento de Aldesarrollo, pero en el Secop ni siquiera aparece su acta de inicio. Aldesarrollo por su parte, aseguró ante la Fiscalía que ha cumplido el 30,08 por ciento del contrato y el restante no lo ha podido ejecutar por culpa del ministerio.

El presidente de la Dimayor, Fernando Jaramillo, considera que sí hay voluntad de la cartera del Deporte con la biometría, y que el tema se ha demorado por el cambio de la ministra. Jaramillo también se refirió a los procesos de carnetización que se han adelantado a nivel nacional, cuyo costos los asumieron los hinchas sin que ello haya servido para algo y sin que les devolvieran el dinero.

“La carnetización anterior no funcionó desde el punto de vista práctico porque las bases de datos no pueden ser manejadas por privados”, aseveró.

Jorge Hoyos, líder de barra y presidente desde hace 32 años de Asodim, explica que las peleas se dan en muchas ocasiones por el robo de trapos es decir, las banderas de sus equipos, "porque para los muchachos el trapo es la vida". Pero asegura que "quienes protagonizan hechos violentos son antisociales, que son sancionados, pero que pueden seguir entrando a los estadios sin ningún problema. La culpa es del Estado, que no los ha identificado para restringirlos", afirma.

El retraso en la implementación y regulación de la biometría es problemático, especialmente para ciudades como Bogotá, que han invertido recursos para individualizar a los violentos. Felipe Jiménez, secretario de gobierno de Bogotá, aseguró que en el Estadio El Campín hay cerca de cien cámaras y un sistema biométrico. “Bogotá tiene biometría, pero hoy es voluntario. Yo no puedo obligar a nadie a que me dé la cédula y se deje tomar la foto. El decreto existe, pero lo que no está es la reglamentación y aplicación de lo dispuesto en esa normativa que nos permita actuar a los estadios”, dijo Jiménez, quien agregó que desde hace una semana en la capital del país se está aplicando la Ley del Fútbol, que acarrea sanciones como prohibir la entrada a estadios hasta por cinco años.

El funcionario explica que en el último clásico Santa Fe-Millonarios hubo dos personas violentas que se ubicaron por cámara, se capturaron y se llevaron a donde los inspectores de policía, que tienen oficina en el mismo estadio, para que se les aplicara la sanción.

“Esas personas no podrán volver a comprar boletas, están enrolados en el estadio, pero hasta que no haya la disposición legal y obligatoria desde el Ministerio de Deporte, tenemos unos desafíos grandes para evitar estos hechos violentos”, dijo Jiménez.

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Raúl Escobar, politólogo del Observatorio de Juventud de la Universidad Javeriana, explicó que, si bien los hechos violentos de las barras bravas que se difunden son los que suceden adentro y a las afueras de los estadios, hay otros sucesos que poco se conocen, como las disputas territoriales de los barristas. “El fenómeno de las barras empezó en 1992 y se conocían como grupos juveniles. Poco a poco fueron ganándose los espacios en el estadio y en la opinión pública. Hoy muchas de esas barras tienen un poder político impresionante en términos de que logran poner concejales y alcaldes. Hoy manejan dinero e incluso cupos en programas sociales alcaldías y eso da poder”, dice Escobar, quien considera que los barristas usan la violencia como medio de chantaje.  

El analista agregó que  "si bien las dinámicas de todas las hinchadas son distintas, lo que pasó en Medellín fue chantaje. Si no nos contrata, armamos problemas de orden público y eso se refleja en problemas para los equipos porque los sancionan”.

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La biometría  pretende que, en lugar de buscar una responsabilidad colectiva, se pueda individualizar a los violentos estandarizando la compra de boletas mediante su asociación al documento de identidad, lo que permitirá la verificación de antecedentes para hacer efectivas las restricciones.

En un clásico como Santa Fe-Millonarios se puede tener presencia de 800 policías, pero a la falta de biometría, se le suma ahora el anuncio del director de la Policía, William Salamanca, de retirar el apoyo de los uniformados a los estadios. Para la Policía, si el privado asume, como debe ser el rol de la seguridad principal, no habrá afectación de orden público, y la actuación de los uniformados solo sería excepcional y condicionada a razones de fuerza mayor, algo que el presidente de la Dimayor rechazó.

“La seguridad está en cabeza de la Policía. Ante las acciones violentas que se ven en los estadios no tenemos la capacidad de responder solo con logística. Si bien somos privados, el impacto del fútbol en la sociedad es muy importante. También tenemos una serie de gastos como el arriendo del estadio, la gente cree que todo eso es gratis y no”, aseguró Jaramillo.

El representante a la Cámara por Antioquia, Daniel Carvalho, rescató que si bien se debe insistir en que le pongan acelerador a la biometría, el único enfoque que han tenido tanto la Dimayor como los ministerios del Interior y Deporte ha sido la seguridad, y han olvidado que lo que genera convivencia en el fútbol es un verdadero compromiso y el trabajo conjunto con barras e hinchadas.

La biometría en los estadios está en veremos y las muertes alrededor de la fiesta del fútbol, que no suceden masivamente sino de uno en uno y de dos en dos, se siguen incrementando y normalizando. El último enfrentamiento se dio el pasado viernes, en La Pintada, en un sector conocido como El Planchón, y fue protagonizado por hinchas de Nacional y Once Caldas. El balance: una persona fallecida.

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