La oportunidad que la vida le dio al soldado Mancilla: el primer conductor de ambulancia amputado del Ejército

El soldado Carlos Mancilla es el conductor de la ambulancia del batallón de sanidad del Ejército.

Crédito: Ejército Nacional

19 Abril 2025 08:04 am

La oportunidad que la vida le dio al soldado Mancilla: el primer conductor de ambulancia amputado del Ejército

El soldado profesional Carlos Andrés Mancilla sobrevivió a un atentado devastador. Esta es la historia de cómo volvió a la vida y al servicio militar.

Por: Javier Patiño C.

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Desde niño, Mancilla soñaba con vestir el uniforme camuflado. Nunca faltaba a las ceremonias del 20 de julio, donde observaba con admiración el desfile militar frente a su casa. Anhelaba convertirse en soldado para que sus vecinos y amigos se sintieran orgullosos de él.

La vida le dio la oportunidad de ingresar como soldado profesional, cumpliendo con la misión de velar por la seguridad de los habitantes en departamentos como Casanare, Boyacá y Tolima. Su trayectoria lo llevó incluso a ser seleccionado para ascender en su carrera. Sin embargo, el destino tenía otros planes.

Todo fue caos. El último recuerdo que conserva es la orden de evacuar el área para viajar a Cúcuta y reunir la documentación necesaria para su curso de suboficial. Después de eso, un vacío.

Pasó 25 días en coma, inmovilizado en una unidad de cuidados intensivos en Cúcuta. Al despertar, no reconocía su rostro ni recordaba quién era.

"Desperté en la UCI amarrado, porque ya había intentado tirarme de la camilla. Lentamente fui reaccionando, pero no recordaba nada. No sabía quién era ni qué me había pasado", relata Mancilla.

soldado mancilla

Las secuelas fueron devastadoras. Sufrió tres fracturas en el cráneo y estuvo cerca de perder la memoria de forma permanente. "Los médicos decían que iba a quedar loco o con pérdida de memoria de por vida. Y sí, durante casi seis meses no sabía quién era yo", recuerda.

Tampoco reconocía a sus padres. Cada vez que su madre lo miraba desde la puerta del hospital, rompía en llanto al ver la gravedad de su estado.

"Recuerdo que entraban a la habitación y yo les decía que quiénes eran, que se salieran. Llamaba a los médicos para que los sacaran porque no los conocía", cuenta el uniformado.

Pero Mancilla nunca se rindió.

Sus compañeros aún se acuerdan de que aquel día, junto al cable que activó la mina que lo hirió, había otro que conectaba dos cilindros explosivos que no detonaron. "Tuvimos suerte, porque justo donde cayó Mancilla había otro cable que activaba dos cilindros de 100 libras. Si explotaban, habrían matado a todo el pelotón", dice el soldado Carlos Albornoz, compañero de Mancilla.

Contra todo pronóstico, logró volver a caminar con ayuda de muletas, a pesar de que los médicos consideraban casi imposible esa posibilidad. "Una de las fracturas comprometía mi columna. Me dijeron que no volvería a caminar", afirma.

Durante siete años luchó por conservar su pierna, pero tras 29 cirugías y varios tratamientos, la amputación fue inevitable. Los médicos no lograron controlar una bacteria. Fue un momento muy duro.

Una nueva oportunidad

Cuando fue trasladado al Batallón de Sanidad del Ejército Nacional, sentía que no podía aportar lo suficiente. Por eso, se propuso un nuevo reto: manejar.

Me decían: "pero si usted es mocho, ¿cómo va a manejar?". Yo les respondía: "Sí, claro. Tengo un carrito, manejo y me siento capacitado", relata entre risas.

El comandante del batallón creyó en él y lo envió junto a otros 15 uniformados a realizar una certificación. Solo él y otro compañero pasaron las pruebas. "Pensé que iba a ser complicado, más por mi amputación. Lo más difícil fue aprender a frenar, pero con práctica lo logré", dice con orgullo.

soldado mancilla

Así se convirtió en el primer conductor amputado certificado para manejar una ambulancia militar. Se siente realizado al poder ayudar a otros soldados, como lo hicieron con él el día que fue herido.

Ya ha salvado una vida. En una ocasión trasladó de urgencia a un suboficial con un preinfarto. Gracias a su pericia al volante, llegó a tiempo al Hospital Militar Central. Los médicos confirmaron que, de haberse demorado más, el desenlace habría sido fatal.

Para sus compañeros y superiores, perder una extremidad nunca es fácil, pero destacan su resiliencia. "Es un ejemplo de fe y esperanza. Se sobrepuso a un evento crítico que le cambió la vida", dice el coronel Jairo Álvarez, comandante del Batallón de Sanidad.

Carlos Andrés Mancilla es hoy un símbolo de superación. Comparte su testimonio en charlas motivacionales, recordando que la verdadera batalla se libra en la mente.

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