La 'terrible experiencia' de una escritora en la Feria del Libro de Bogotá
Crédito: Marcy Rangel
Marcy Rangel, autora venezolana, le contó a CAMBIO lo que vivió durante la pasada edición del certamen literario, en el que participó por haber sido aceptada en una convocatoria de autores autogestionados. ¿Cómo le fue?
Por: Redacción Cambio
La caraqueña Marcy Rangel escribió Al son que nos toquen para su tesis de pregrado en periodismo. Diez años después, ya viviendo en Bogotá y luego de una carrera en diferentes medios de comunicación, editó su tesis y la convirtió en un libro sobre la historia democrática de Venezuela a través de la danza. Con recursos propios, lo publicó en abril de 2022 y echó mano de una preventa en sus redes sociales, en la que brindó una asesoría en marketing y creatividad a quienes adquirieron el libro.
Después de que su obra participara en eventos literarios en Medellín, Miami, Caracas y Madrid, entre otras ciudades, Rangel planeó presentarlo en la última edición de la Feria del Libro de Bogotá (FILBo). Sin embargo, su experiencia no fue la mejor y así lo manifestó en un video que subió a TikTok que cuenta con más de 27.000 reproducciones en el momento de publicar esta entrevista.
CAMBIO conversó con Rangel sobre lo que calificó como una “terrible experiencia” en la FILBo.
CAMBIO: ¿Qué fue lo que le pasó en la FilBo?
Marcy Rangel: Lo que cuento en el TikTok, ¿no? La FILBo lanzó una convocatoria unos días antes de empezara, que era el 18 de abril. Creo que una semana antes lanzaron esta convocatoria para autores autopublicados e independientes. Yo me postulé porque, a pesar de ser venezolana, el libro tiene el Código Internacional Normalizado para Libros (ISBN por sus siglas en inglés) en Colombia. Lo registré en la Cámara Colombiana del Libro y gracias a eso pude participar. Quedé elegida y llevé mis libros al punto al que me dijeron que debía llevarlos.
A todos los que quedamos, que fuimos inicialmente 50 o 60, nos enviaron un correo diciéndonos que el porcentaje de ventas del libro con el que se iban a quedar no era el 35 por ciento, como nos habían dicho al inicio –y que ya era bastante–; nos dijeron que era del 45 por ciento. O sea, entiendo que las distribuidoras se quedan con un máximo de 30 por ciento porque, de hecho, cuando uno como autor independiente y autogestionado saca el precio de un libro, uno le agrega un 40 por ciento a los costos de fabricación, que sería un 10 por ciento de ganancia como autor y el otro 30 por ciento de distribución.
Entonces, al menos en mi caso, ese porcentaje de distribución he logrado ahorrarlo porque he vendido el tiraje del libro casi en su totalidad por mi cuenta de Instagram. En este caso nos dijeron que era inicialmente 35 por ciento y, luego de haber cuadrado, nos dicen que ya no, que era 45 por ciento. Eso es una cifra muy importante porque no cubre los costos de fabricación si tienes que quitarle el 45 por ciento. Luego, si le aumentas el precio de venta al público, pues queda muy costoso.
CAMBIO: Entiendo que, además del inconveniente con el porcentaje de ventas, también tuvo problemas con la exhibición del libro ¿Cómo fue eso?
M.R.: Mi libro debió estar a la venta desde el 18 de abril hasta el 2 de mayo, que era la fecha en la que terminaba la FILBo. El libro iba a estar en el pabellón Colombia. Lamentablemente no pude ir antes a ver si lo estaban vendiendo, porque estaba de viaje. Fui el 1º de mayo, que era el día en que me tocaba presentar el libro, y vi que el libro no estaba expuesto. Al ser un libro con una portada magenta, se podrá imaginar que es súper llamativo, pero no lo vi. Le pregunté al librero que estaba allí y me dijo que él nunca había visto ese libro, que a él nunca se lo entregaron y que durante todos los días de feria no lo había visto. Él me mandó a hablar con el encargado del pabellón, hablé con esta persona y tampoco sabía nada. Me mandó a hablar con otra persona y así fui hablando con no menos de cuatro personas en ese lugar.
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Finalmente, di con Omar Pedraza, que es justo la persona a la que debíamos dejarle los libros a su nombre en una oficina, y cuando lo conozco me dice que mi libro fue rechazado porque no tenía código de barras. Resulta que el diseño de mi libro es precisamente el código de barras interviniendo toda la contraportada del libro, o sea es imposible que uno no lo vea. Tras ser supuestamente rechazado, se me notificó que los libros fueron puestos en una bodega. Empecé a hablar con las personas de la Cámara Colombiana del Libro, que fueron las encargadas de la convocatoria, se rodaron la bola y me dijeron que iban a hablar con la persona encargada. Al final la persona encargada era el mismo Omar Pedraza.
CAMBIO: ¿Usted llevó el libro a la FILBo esperando que se vendiera y ni lo expusieron? ¿Qué se hace en ese caso?
M.R.: El asunto se extiende. De tanto pedir explicaciones, al día siguiente me dicen que los ejemplares sí fueron vendidos, que van a hacer el corte de venta y el cierre para poder pagarme el dinero de tres ejemplares. A mí me parecía muy raro porque cómo venden un libro que jamás se vio expuesto.
Esperé dos semanas después de que finalizara la FILBo para que llegara el corte de ventas de la Librería Lerner, que era la distribuidora que nos asignaron. Le escribo al señor Omar Pedraza, diciéndole que ya pasaron las dos semanas y me respondió que los libros nunca fueron vendidos, que debían estar en la caja de devoluciones.
CAMBIO: O sea, ¿le dijeron que lo habían vendido y luego le dijeron lo contrario?
M.R.: Sí. Y adicionalmente me dijo que él, personalmente, le regaló un ejemplar al director de biblioteca Luis Ángel Arango porque se mostraron interesados en el libro. Yo entiendo que esto es una donación y me molestó. No sé si usted lo tenga claro, pero un autor autogestionado tiene que esforzarse por vender todo su tiraje para recuperar algo de los costos. Uno ni siquiera piensa en ganancias sino en recuperar los gastos. Me pareció un abuso porque si yo soy la autora, y también la productora general de todo el proyecto, pues debía estar informada sobre esto. Después hablé con una chica de la Cámara Colombiana del Libro y me dijo que los ejemplares de mi libro estaban vendidos, que ella no supo de dónde se sacó esa otra información. Ya finalmente hoy me resolvieron: me devolvieron los libros y me pagaron el otro, el que le habían regalado al director de la Luis Ángel Arango.
CAMBIO: ¿La presentación de su libro también sufrió contratiempos? Tengo entendido, por lo que usted indicó en su TikTok, que la ubicación del auditorio no era la mejor, al lado de unos baños.
M.R: Creo que el error no es el salón porque, obviamente, a los autores independientes no les van a dar el salón principal en el que están todos los influencers y los autores que venden miles de ejemplares. A nosotros nos asignaron un salón que literalmente está al lado del baño, pero que son súper bonitos, eso sí. No puedo hablar mal del salón.
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Lo que sí pasó, y que puede verse en el video de TikTok, es nuestro salón vacío y, al fondo, mucha gente pegada en los vidrios viendo desde afuera y abriendo el programa de mano de la FILBo a ver si podían ver de qué era la presentación. Pero obvio no encontraban nuestra presentación porque las presentaciones de los autores autogestionados no fue cargada en el programa de mano.
En mi caso, por ejemplo, yo tenía un evento performático. Lo llamativo es que, al momento de aplicar a la FILBo, uno tiene que decir qué es lo que va a hacer y cómo es la presentación o conversatorio. Uno debe explicar la estructura de lo que va a hacer y ellos, de acuerdo a eso, lo aceptan a uno o no. Pero pareciera que no leyeron lo que les presenté porque les indiqué que incluiría danza contemporánea, un conversatorio y salsa. Al principio no querían dejarme hacerlo, luego me dieron solo dos credenciales a pesar de que mi equipo era de cuatro personas. Me tocó comprarle la boleta a los otros artistas, que es muy económica porque son 11.000 pesos, pero no debería ser así y, bueno, terminamos bailando ahí.
A mí me tocó a la misma hora de la presentación de Calle y Poché. Todo el mundo estaba haciendo fila de tres horas para obtener una firma de autógrafo de ellas y eso me parece muy bien. Lo que sí quedó claro es que no hay una promoción de ese mismo nivel para los autores autogestionados. Yo vengo de unas presentaciones en Caracas con 1.300 personas y aquí en la FILBo, que se supone que es una de las ferias de libros más importantes del continente, presenté mi libro para 15 personas. Esas 15 personas entraron porque yo repartí volantes una hora antes de presentar el libro. Eso dice un poco acerca de cuál es el verdadero interés de la FILBo y de la Cámara Colombiana Libro en darle apoyo a sus autores.
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CAMBIO: ¿Incurrió en gastos altos para asistir al evento? ¿Se vio reflejada esa inversión en el resultado final?
M.R.: Yo me quejo por los atropellos que uno no debería tener. El monto no es representativo con el esfuerzo y la ilusión de presentarse en un sitio importante. Al final he presentado mi libro en cuatro países, en 11 eventos, ya vendí mi tiraje casi completo y, bueno, hay un montón de cosas que me hacen sentirme bien. En todo caso, sí quisiera que tuviéramos un trato digno.