
Los experimentados pilotos que vuelan en vetustas aeronaves a la selva
La avioneta accidentada era una Cessna C206
Crédito: Fotoilustración: Yamith Mariño
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Con el accidente de la avioneta del que milagrosamente se salvaron cuatro menores, quedaron en evidencia las difíciles condiciones que deben sortear los pilotos que llegan hasta estos apartados sitios, algunos en aviones con medio siglo de vuelo.
Por: Redacción Cambio

“Mayday, mayday, tengo el motor en mínimas”, ese fue el último mensaje enviado por Hernando Murcia Morales, piloto de la Cessna C206 que se estrelló a 175 kilómetros al sur de San José del Guaviare, en cercanías del río Guaviare. Murcia era bogotano y vivía en Villavicencio, tenía dos hijas y era un experimentado piloto. Como suelen ser los comandantes de las pequeñas aeronaves que llegan a apartados pueblos de las selvas colombianas.
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Muchos de estos poblados ni siquiera cuentan con pista de aterrizaje. Estas pequeñas máquinas que se tambalean como aviones de papel antes de su aterrizaje, suelen tocar tierra en medio de las vías principales de los apartados poblados de la selva.
Para profundizar
El ingeniero de vuelo Guillermo Casalins le contó a CAMBIO cuáles son las aeronaves que vuelan a las selvas colombianas: “No olviden que en la selva también hay ciudades principales como Leticia, allí van los aviones que llegan a cualquier aeropuerto del país tanto comerciales como de carga”. Lo mismo pasa en vuelos comerciales a ciudades como Puerto Inírida y Puerto Carreño. La cosa empieza a complicarse con los vuelos de carga: “Casi siempre van aviones bastante viejos, de 30 y 40 años y en los poblados más viejos llegan los DC3, aviones con 60,70 y 80 años”.

Casalins explicó que en la selva hay unas pistas de aterrizaje en condiciones tan deplorables a la que solo llegan aviones de este tipo.
Para profundizar
A la selva también llegan los aviones rusos Antonov. Y si estas pistas son malas en tiempos de sequía, cuando llueve se convierten en verdaderos lodazales: “nadie con tres dedos de frente llega allí con un avión que no sea un burro de carga”, aseguró Casalins.
Los aviones pequeños como el Cessna accidentado el 1 de mayo tampoco son más modernos, muchos de ellos tienen 50 años.
La llegada del GPS ha facilitado la tarea de los pilotos. Hace unos años debían ser verdaderos ases en materia de navegación, orientarse por un cerro, por la playa de un río o por cualquier otro accidente geográfico de fácil identificación.
Para profundizar
Sin embargo, despegar y aterrizar en estas pistas no es tarea para principiantes. Se requiere una destreza sofisticada y muchas horas de vuelo encima. El principal riesgo que tienen esos aviones es su lentitud. Si el motor falla será complicado llegar a un lugar seguro, y es ahí cuando los pilotos tienen que encontrar en medio de la selva las zonas menos riesgosas para aterrizar.
Otro de los riesgos es la poca regulación que tienen estas aeronaves. El ingeniero Casalins hace el símil con las chivas que operan en apartadas regiones de la nación.
La construcción de mejores aeropuertos es la única solución para esta problemática, infraestructura que permita a aeronaves más modernas llegar hasta estas zonas de la selva.
Con respecto a los pilotos, Casalins no duda en llamarlos verdaderos héroes, no cualquiera se arriesga a ir hasta estos sitios en aeronaves dignas de un museo.
