Replanteémonos el privilegio
17 Diciembre 2024 11:12 am

Replanteémonos el privilegio

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Crédito: Colprensa.

Carolina Gómez hace una reflexión sobre esa ventaja que tiene la clase dirigente del país y formula algunas preguntas alrededor de la educación, la repartición de recursos y demás.

Por: Carolina Gómez

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Durante más de veinte años he reflexionado, estudiado, y tratado de comprender qué significa verdaderamente el 'desarrollo' de nuestra sociedad, y cómo podemos lograr una Colombia más equitativa y pacífica. Habiendo trabajado en Estados Unidos, Europa y Colombia, desde el sector privado, publico y social, mi conclusión es que debemos entender que, como parte de la élite del país como parte de su clase dirigente, tenemos mucho por aprender y mucho por desarrollarnos. Debemos replantearnos nuestro privilegio. 

Cuando me gradué del colegio, al haber crecido en Colombia rodeada de sus contrastantes inequidades, decidí estudiar Economía porque quería entender por qué existía la pobreza, por qué algunas personas teníamos tantos más privilegios que otras, y qué podíamos hacer para tener un país más equitativo. Creo en la creación de riqueza, creo en el capitalismo, pero también creo que nos ha faltado interés y humildad para generar un verdadero modelo de redistribución. 

Como muchos de ustedes, a mis 18 años yo quería salvar el mundo. A lo largo de mis épocas universitarias, así como de maestría y carrera, conocí varias de las diferentes y más reconocidas teorías económicas de líderes mundiales como Amartya Sen, Martha Nussbaum, Esther Duflo, William Easterly, Jeffrey Sachs, Joseph Stiglitz, James Heckman y James Robinson, entre otros. Me leí los libros más importantes en el mercado, trabajé en las instituciones más notables y asistí a múltiples conferencias de calibre mundial. Creo, humildemente, que recibí la mejor educación y exposición para abordar aquel interrogante que me movía desde el colegio: ¿cómo lograr el desarrollo de nuestra sociedad? 

Aunque aún me quedan muchos años de vida e infinito más por aprender, al reflexionar sobre este tema que me mueve el alma, sobre ese 'desarrollo' que tantos de nosotros buscamos, me di cuenta de dos cosas importantes, relacionadas entre sí:

  • Primero, que las diversas teorías y las prácticas (ie. políticas públicas, proyectos, programas) del desarrollo comparten un error en común: la población objetivo a desarrollar ha sido siempre la misma: los 'pobres', o dicho de una manera más políticamente correcta, 'la población vulnerable' o 'poblaciones de menores recursos'. En síntesis, es lo mismo. La población a 'desarrollar' ha sido siempre 'los otros', nunca nosotros, nunca quienes gozamos del privilegio. 
  • Segundo, que el discurso y la práctica del desarrollo se ha centrado en corregir sólo una cara de la moneda, pero no ambas. Y cualquier situación en la vida siempre tiene dos lados. En ninguna teoría o narrativa del desarrollo se habla del otro lado de la moneda, de esas 'personas privilegiadas', de la 'clase dirigente'. ¿Y quién es esa clase dirigente? ¿Alguna vez se lo han preguntado? ¿Quién es el otro lado de la moneda a desarrollar? Son ustedes, soy yo, somos todos nosotros. Somos todos los que nacimos o crecimos con tantos privilegios.

 

En medio de mis reflexiones, tal vez por ausencia de los resultados esperados, o porque siento que he desarrollado un criterio más sólido, me surgieron dos preguntas: Primera: ¿qué pasaría si el discurso del desarrollo, y por ende sus prácticas, cambian de población objetivo? Segunda: ¿qué pasaría si comenzamos a ver el desarrollo como una ecuación que tiene dos componentes? Sin duda, debemos seguir trabajando para 'educar a las niñas pobres', pero no podemos olvidar que también debemos 'educar a los niños ricos'. Y esos niños ricos somos nosotros, son nuestras hijas, nuestros sobrinos, nuestras amigas, las hijas de nuestros amigos. 

Carolina Gómez
Carolina Gómez. Crédito: archivo particular 

Con lo anterior en mente, analicemos el enfoque de la educación en Colombia y el mundo en general. El Ministerio de Educación y las Secretarías, así como las estadísticas y los rankings sobre los niveles educativos del país, no consideran si las 'clases dirigentes' están aprendiendo lo necesario para liderar hacia una mejor sociedad. Nuestras políticas y evaluaciones están principalmente diseñadas para subir el nivel educativo a los niños y niñas de los 'colegios públicos' o de las 'zonas más olvidadas del país'.

Pero, ¿qué pasa con resto de la sociedad? ¿Qué pasa con nuestra clase dirigente? ¿Con las niñas y niños de los colegios privados y los ultraprivados? ¿Acaso nuestros hijos no tienen mucho por aprender también para que alcancemos ese tan anhelado 'desarrollo'? Sin duda, los retos de las niñas y niños de nuestra 'comunidad privilegiada' no son el pensamiento lógico-matemático y la comprensión de lectura: esos los dominarán fácilmente y, sin embargo, enfrentan muchos otros desafíos para poder, juntos, construir una mejor sociedad. 

En resumen, mi propuesta es que cuando pensemos en el 'desarrollo' de nuestro país, nos preguntemos si también estamos incluyéndonos a nosotros mismos en el centro de la discusión. No podemos olvidar que, definitivamente, necesitamos educarnos a nosotros mismos. Debemos dejar de pensar que 'nosotros' ya estamos bien, que 'nosotros' somos los que sabemos cómo se deben hacer las cosas. 

La narrativa y el enfoque del desarrollo debe cambiar porque, de lo contrario, seguiremos en el mismo punto: intentando 'desarrollar' una sola cara de la moneda, mientras dejamos inmóvil la otra mitad, que es nuestro lado. 

Somos la clase dirigente de este país. Replanteémonos nuestro privilegio y dejemos de creer que nuestro grupo social es un producto terminado. Recordemos lo que dice Shakira: “Cuando hay que hablar de dos, empezar por uno mismo”. En cada paso hacia la educación de una niña de población vulnerable, también debemos dar un paso hacia la educación de una niña de población privilegiada. Solo así lograremos el tan anhelado desarrollo. 

PD: Los términos 'educación', 'niños pobres', 'niños ricos' y 'privilegio', entre otros, se han utilizado aquí como metáforas para ilustrar un punto complejo en pocas palabras. Soy consciente de las generalizaciones hechas en este escrito, con único propósito de extender una invitación sincera a reflexionar juntos sobre nuestra posición social. 

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