
Milton Santacruz, indígena Guna-Dule. Foto tomada de Facebook
¿Suicidio o asesinato? Esto es lo que se sabe de Milton Santacruz, líder indígena cuya muerte está rodeada de sospechas
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El presidente Gustavo Petro cree que se trató de un asesinato a manos del Clan del Golfo. Aunque no tenía amenazas, el líder vivía en zona roja y estaba organizando un encuentro entre Colombia y Panamá sobre la crisis migratoria. CAMBIO habló con la comunidad, el Gobierno y las autoridades.
Por: Pía Wohlgemuth N.

En la mañana del jueves 21 de septiembre, un joven de la comunidad Guna-Dule de Caimán Bajo, en Necoclí, Antioquia, encontró, bajo un palo de mango, el cuerpo de Milton Santacruz, líder indígena de 55 años. El lunes 25, mismo día en que el resguardo le estaba dando una despedida al fallecido, el presidente Gustavo Petro trinó que podría tratarse de un homicidio, porque Santacruz estaba en el centro de la planeación de un evento enfocado en la crisis migratoria que se vive en la frontera selvática del Darién, en donde reina el Clan del Golfo. No hay claridad todavía sobre lo que sucedió, pero ninguna hipótesis podría descartarse antes de una investigación a profundidad hecha por las autoridades.
El evento en cuestión iba a ocurrir en el resguardo indígena en octubre y la comunidad indígena esperaba la presencia de los presidentes de Colombia y Panamá. Santacruz, dice Petro y personas cercanas a él, era clave en la planeación y el encargado de cohesionar a todas las partes que participarían en él. Antes de fallecer, estuvo en Bogotá desde el 10 de septiembre, hablando con funcionarios de entidades estatales como Migración Colombia y el Ministerio de Cultura, entre otros, buscando apoyo para tratar el tema. También, hacía seguimiento a los compromisos que el Estado adquirió, en los diálogos regionales, con su comunidad.
Pocas horas antes de tomar el vuelo que lo llevaría de regreso al resguardo el 20 de septiembre, llamó a la fundación Asogunadule, que reúne a tres comunidades Guna-Dule del país, para conversar sobre sus gestiones en la capital. Tenía un viaje a Panamá el 22 de septiembre, y quería conversar con otros líderes antes de despegar de nuevo lejos de Necoclí, en caso de que no estuviera más adelante para gestionar. Eso cuenta su primo, Iván Meléndez.
“Se comunicó con el cacique del municipio de Unguía el 20 de septiembre cuando iba de regreso desde Bogotá, para pasarle toda la información. Le dijo que ya se sentía cansado”, explica Meléndez, quien añade que Santacruz le prometió al cacique que le llevaría fotocopias con todos los documentos necesarios esa misma noche, a Caimán Bajo. Nunca llegó al encuentro, en el que también participarían otras personas de la comunidad, ni tampoco a su casa, en la que vivía con su esposa y tres de sus hijos, esa noche. Al día siguiente, el 21 de septiembre, su cuñado lo encontró muerto, supuestamente, colgado del árbol de mango.
Su primo dice que enterraron el cuerpo en el resguardo indígena, aunque nadie más de la comunidad lo confirma, y tanto el CTI de la Fiscalía como la Policía señalan que el caso no está en sus manos. Tendrían que tener autorización expresa de la comunidad para poder ingresar y hacer una necropsia, lo que en este momento parece improbable porque la familia no quiere este tipo de intervención, según Meléndez.
No obstante, Meléndez agregó, en conversación con CAMBIO, que no se sienten cómodos con las afirmaciones del presidente Petro con respecto a la muerte de su primo. No les gusta que se diga que fue asesinado, pues dice que Santacruz no tenía amenazas y por eso andaba sin esquema de protección. Tampoco le parece que Petro llame a Santacruz “aliado estratégico” de su Gobierno. “No, nosotros no nos podemos aliar con nadie, el pueblo Guna-Dule nunca ha sido aliado de los gobiernos, el gobierno colombiano siempre ha vulnerado los derechos de los pueblos indígenas”, comenta.
En contraste, Gloria Cuartas, a cargo de la Unidad para la implementación del Acuerdo de Paz, señala que duda de la hipótesis de un suicidio, pues su trabajo de liderazgo por su comunidad y el entusiasmo en lo que hacía. Asimismo, resalta que Santacruz estaba muy enfocado en encontrar una respuesta institucional para el Tapón del Darién, frenar los abusos en contra de la comunidad indígena y el deterioro de su territorio, y los daños ambientales y humanos a la zona: "Por eso, no creo que se haya suicidado".
Otra funcionaria de la unidad, que pidió reserva de su nombre, pero que se reunió tres veces con Santacruz en Bogotá y Necoclí, también considera que la noticia del suicido es preocupante, pero también extraña. “El suicidio puede estar asociado a temas culturales, pero es que él era el interlocutor principal con todas las entidades para el evento, estaba muy complacido con la gira que estaban haciendo, estaba muy interesado en los temas de poder avanzar en memoria y reconciliación, y que en Necoclí hubiera un lugar destinado en estas cuestiones”, explica.
Ahora, Luis Hernando Otálora, de la comunidad indígena muisca y cercano a Santacruz, no niega ni afirma que Santacruz se haya quitado la vida. No obstante, dice que su compañero estaba enviando un "mensaje", que va más allá de la visión occidental de lo que implica el suicidio.
Por su lado, el director de Indepaz, Leonardo González, considera que es imposible decir en este momento qué fue lo que sucedió, a pesar de poder dudar de la tesis del suicidio. “A mí me pareció irresponsable esa afirmación del presidente (...) él ya afirma, en su trino, que él no se suicidó”, opina. Ahora, sí considera que es probable que lo hayan matado, pero no hay forma de concluir nada antes de un dictamen de Medicina Legal.
La diversidad y obvia contradicción en las hipótesis sobre lo que pudo suceder responde a la complejidad del contexto en el que se movía Milton Santacruz. Sus allegados señalan que él no estaba denunciando públicamente acciones de narcotráfico, pero al tratar de coordinar acciones relacionadas con el manejo de la migración, casi inevitablemente podía estar pisando callos.
Una alerta temprana binacional (entre Colombia y Panamá) de la Defensoría del Pueblo, emitida en abril de 2023, retrata con claridad los peligros que aquejan tanto a los migrantes que van hacia el norte, como de los habitantes de los municipios chocoanos de Acandí, Juradó, Unguía, y los antioqueños de Necoclí y Turbo: las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) dominan y dictan qué se hace y qué no. Bajo su mando están las redes de narcotráfico hacia Panamá por la frontera o por mar, pero también el tráfico de migrantes que se ha vuelto un negocio lucrativo con el aumento del flujo migratorio que intenta atravesar hacia Estados Unidos, en gran medida.
