El sueño australiano

El sueño australiano

Este país se ha convertido en el destino preferido de los colombianos porque ofrece estudio y trabajo y buena calidad de vida. Así lo cuentan quienes han vivido la experiencia de ir a estudiar a la tierra de los canguros.

Por: Contenido especial

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Según las cifras recientes de Migración Colombia, unos 540.000 nacionales abandonaron el país durante 2022. La cifra supera con creces a los 200.000 que salieron en 2021. Y después de Estados Unidos y Europa, Australia es el destino que más está recibiendo colombianos. 

En los últimos años, 28.437 estudiantes viajaron para hacer cursos vocacionales y entrenamiento, perfeccionar el inglés y adelantar maestrías y doctorados, según explica Melly Arias, directora de Comercio e Inversión del Estado de Nueva Gales del Sur (NSW). 

Cualquiera pensaría que los más interesados son los jóvenes, pero las visas para Australia se emiten a partir de los 18 años y no hay tope de edad, porque también la buscan profesionales más maduros que quieren aspirar a un cargo más alto y necesitan alguna especialización. 

Paula Hernández se dejó seducir por el sueño australiano y viajó hace un año para hacer una maestría en Producción Literaria, en la Universidad de Sídney. Hace tres años lo había hecho Juan David Cano después de terminar su bachillerato y motivado por aprender inglés.

Según ellos, lo que está animando a los colombianos a pensar en migrar a Australia es que reúne varias características en un mismo lugar: es bueno, bonito y más barato que otros países en cuanto a estudio se trata. 

Justo y bueno 

Frente a universidades de Estados Unidos que hacen parte de la llamada Ivy League, dice Arias, Australia tiene 12 universidades en la lista de las 100 mejores del mundo “y las matrículas son más accesibles para los estudiantes, con lo que resulta más fácil poderse costear los estudios”. 

Todo depende de la institución que elijan, pero en promedio un MBA puede variar entre 15 y 40 mil dólares el año. En contraste, un MBA en Georgetown University, en Estados Unidos, cuesta entre 60 y 70 mil dólares anuales, sin contar con gastos de vivienda y comida. 

La ventaja de Australia es que da opciones de trabajo que sirven para costear los gastos de manutención. Arias explica que mientras en otros países los permisos de trabajo para los estudiantes de inglés son inexistentes o limitados porque solo se otorgan a quienes adelantan programas en postgrado, “Australia es uno de los pocos países del mundo que permiten a los estudiantes trabajar al tiempo que perfeccionan el idioma”. 

Eso hizo Juan David, quien empezó a trabajar mientras estudiaba. “Por dos años y medio estuve en el sector de restaurantes, primero como cocinero en una cadena de comida mexicana que se llama Guzmán y Gómez, muy famosos aquí en Australia y luego como mesero en un café y en un asadero de pollo”. Ya graduado, consiguió trabajo en el sector de la construcción, pero aún aspira a un cargo que esté más alineado con lo que estudió. “Las oportunidades de trabajo son muy altas y se puede estudiar y trabajar al tiempo. Te pagan bien y te da para vivir y pagar estudios”, dice. 

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Lo barato…

Para dar una idea de lo que esto significa solo hay que mencionar que el sueldo mínimo en ese país es uno de los más altos: según Arias, está en alrededor de 1.800 dólares australianos, que equivalen a 5,4 millones de pesos. Y dependiendo del nivel de inglés, es posible conseguir un trabajo mejor remunerado. 

Paula dice que el país no es barato, pero con el trabajo se puede tener una muy buena calidad de vida, así las universidades sean costosas. “La plata se recupera más rápido acá porque trabajas y es fácil encontrar un empleo. Yo aún no lo hago en mi área de especialización, pero sí en empleos casuales, como apoyo de enfermería en las mesas Covid y en eventos”. Cuenta que en su universidad en Colombia (Los Andes) nunca escuchó que pudiera hacer prácticas en los primeros semestres. “Acá, en cambio, puedes hacerlo desde que te reciben en la universidad. Te aceptan sin tener mucha experiencia, es cuestión de tocar puertas”.

Juan David tiene entre sus planes quedarse a vivir en Australia. Otros sí quieren volver. Damien Pico, un ingeniero de la Universidad de los Andes, por ejemplo, se fue en agosto de 2016 y siempre tuvo claro que regresaría. Pero si hubiera querido quedarse, las oportunidades –dice–están dadas para hacerlo. Él estuvo allí por cinco años, tiempo que aprovechó para hacer un MBA y trabajar en una ciudad llamada Gold Coast, pequeña, más económica, con excelentes playas para surfear y el balneario donde los australianos van a vacaciones. 

Jhoana Calvo tenía en sus preferencias ir a Londres en 2015, pero llegó a Sidney por una amiga que vivía allá. Lo hizo para perfeccionar el inglés en un programa de un año se quedó cuatro más para hacer una maestría. Recomienda tener muy claro desde antes de irse cuál es el objetivo de ese viaje. “Muchos se quedan sin ningún rumbo y en una zona de confort, en la que ganan en dólares, pero no saben bien qué hacer con su vida”, dice. 

Además, recalca Melly Arias, es importante que los trámites se realicen por medio de las diferentes agencias certificadas que tiene el gobierno. Paula coincide, y agrega que saber todo antes de viajar es clave para ahorrar tiempo y dinero: un dato que le hubiera gustado saber antes es que, si el estudiante viaja con visa de residente, la universidad saldrá más barata.

Otro aspecto importante es consultar por becas antes de viajar. En Colombia está
Colfuturo, que otorga créditos para estudios en diversas instituciones de todo el mundo. El monto aprobado puede ser hasta de 50.000 dólares. Además, está Destination Australia, una beca que dan las instituciones educativas y cubre hasta 15 mil dólares para gastos académicos al año. "De igual manera las instituciones tienen sus propias becas que corresponden al 30 por ciento o el 5 por ciento de descuento del costo académico", dice Arias.

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Y lo bonito

Por último, todos ellos dicen que la estancia en general es muy agradable, porque Australia es un país que ofrece paisajes increíbles y experiencias culturales diversas. Para empezar, es una nación forjada a punta de inmigrantes, entonces los nacionales de otros lugares son bien recibidos. “La gente es muy amable todo el tiempo, te hacen la conversación y es más cálido comparado con Europa, que es mucho más cerrada”, señala Pico. 

Para Arias, todo aquel que quiera viajar debe tener en cuenta el choque cultural, algo que es normal cuando una persona va a vivir a un país diferente al suyo. “Ese ajuste puede tardar uno a dos meses. Luego el desafío es adaptarse, porque es un país multicultural y vas a encontrar asiáticos, hindúes, latinos, europeos”. 

Las ciudades son muy diferentes entre sí y ofrecen la experiencia de urbes cosmopolitas, pero también la de zonas menos pobladas de belleza natural extraordinaria. “Es posible ir a playas cristalinas, a la Gran Barrera de Coral, o de camping al desierto”, dice Pico, quien todavía recuerda lo que sentía cada vez que en Sidney veía el despampanante edificio del Opera House. “Nunca dejó de asombrarme”.
 

Peso a Peso, Paso a Paso es una colaboración periodística entre Cambio y Bancolombia para la educación financiera.

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