Crónica de un anuncio de nombramiento del presidente que lograron impedir

Germán Velásquez

Crédito: MinSalud

26 Enero 2024 05:01 pm

Crónica de un anuncio de nombramiento del presidente que lograron impedir

Germán Velásquez, el filósofo doctorado en economía de la salud a quien el presidente Petro le dio a conocer por X su nombramiento como director del Invima, que nunca se concretó no obstante que viajó desde Suiza para trabajar en ese instituto, cuenta, en exclusiva para Cambio, cómo fue esa historia del estilo del Coronel no tiene quién le escriba y por qué, ya, no está dispuesto a asumir como director de esa entidad vital para la salud de los colombianos.

Por: German Velásquez

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Después de tres meses de silencio que me impuse a mi mismo, decidí dar mi versión de cómo pasaron las cosas referentes a mi nombramiento por el presidente para la dirección del Invima, antes de que empiecen (ya empezaron) a llegar versiones menos fieles o contrarias a lo que realmente aconteció.
 
El 28 de octubre del 2023 el presidente Gustavo Petro anuncia en su cuenta X: “El director del Invima en propiedad será el doctor Germán Velásquez, filósofo, magister en economía y doctor en Economía de la salud, 20 años al servicio de la Organización Mundial de la Salud”.  Fue para mí una sorpresa pero sobre todo un gran honor el anuncio del presidente, que recibí en el hotel en que por casualidad me encontraba en Bogotá. Por mis tareas profesionales tengo hace 30 años mi residencia en Francia, pero vengo a Colombia con frecuencia para colaborar en temas de salud y medicamentos.
 
La primera labor de ese fin de semana del 28 de octubre del 2023 fue consultar con Christine, mi esposa, y mis 4 hijos que, con mucho entusiasmo, apoyaron la idea de venir colaborar. Para mí era un honor participar en el primer gobierno progresista en Colombia en dos siglos: era poder contribuir en mi propio país con lo que había hecho o querido hacer por años en la OMS en otros países.
 
Dos días después, el 30 de octubre, el presidente me recibe en la casa de Nariño. “Con cuánto tiempo cuento para adaptar mi intervención,” le pregunto al presidente. “Tómese el tiempo que necesite, Germán”, responde amablemente el presidente… A esto sigue un diálogo en una conversación informal de más de una hora, sobre varios temas alrededor del acceso a medicamentos, la naturaleza de las agencias regulatorias, los juegos y estrategias de la industria farmacéutica transnacional, las contradicciones entre la misión del Estado en la defensa del interés público y los intereses privados y las tácticas de la industria para maximizar sus beneficios financieros. El presidente se interesa, pregunta, comenta. Es evidente que conoce bien el tema.
 
El diálogo con el presidente es franco y de fondo. Entramos en aspectos como la idea lanzada por el propio presidente en Buenos Aires, en diciembre del 2022, de creación de una agencia latinoamericana de medicamentos, la investigación y producción regional de productos farmacéuticos y el papel fundamental en la defensa de la economía popular que debe jugar el Invima… “No más bocadillos veleños en empaques plásticos al vacío”, el presidente se ríe.
  
Una foto al final y el presidente me presenta algunos colaboradores a los que debía enviar documentos y soportes para procesar el nombramiento.
 
Regreso a Francia y siguen dos meses de silencio a modo del coronel no tiene quien le escriba. Al presidente le dije en octubre que, si se procesaba mi nombramiento en noviembre, estaría en Bogotá antes del final del año 2023. 

Ya tarde en diciembre, después de múltiples publicaciones en medios que muchos amigos me hicieron llegar, y ante el silencio del gobierno, escribo una carta donde informo que ya no estoy disponible a causa del manejo que el gobierno le estaba dando al anuncio del presidente. Carta de la que, curiosamente, el periódico El Tiempo obtiene copia de la casa de Nariño y que publica el 5 de enero del 2024. Carta a la cual, hasta hoy, no he obtenido respuesta.
 
El Invima y el ministerio de salud juegan y demoran el nombramiento con el pretexto de que mis títulos universitarios no serían conformes con las exigencias del manual del Invima. Si bien mi primer diploma fue en Filosofía, ya en X, el presidente mencionaba mi doctorado en economía de la salud, el cual responde a las exigencias del Invima. Durante el mes de noviembre el viceministro de educación superior informa que mis diplomas franceses son válidos para el nombramiento, hecho que el ministerio de Salud, simplemente, ignora. Pero la discusión sigue centrada sobre el tema de la profesión de filosofo. Los medios se pronuncian a favor o en contra del hecho de incluir en el manual de funciones del Invima la profesión de filosofo… Este asunto parece haber sido un pretexto para obstaculizar el nombramiento. 
 
Entretanto, pude observar cómo el manejo actual del Invima por parte del gobierno se distancia de lo que son mis principios, posiciones y experiencia en el campo de las políticas nacionales para garantizar el acceso de todos los ciudadanos a medicamentos seguros, eficaces y a precios accesibles. 

Observo también cómo, la persona encargada del Invima, pide la renuncia de altos cuadros del Invima, incluido un cargo clave, el del director de medicamentos, el doctor Luis Guillermo Restrepo, persona altamente calificada, nombrada por la administración del gobierno Petro.

El ministerio de salud y el Invima parecen haber “comprado” una narrativa que les “vendió” la industria farmacéutica transnacional… “desabastecimiento, trámites de registro sanitario atrasados”, etc. Es más, las dos entidades fijan plazos y se comprometen en instancias públicas a responder a los pseudoproblemas de salud construidos por la industria para atacar al gobierno.
  
El Invima parecería ser hoy una institución burocrática encargada de emitir registros sanitarios donde el “cliente” serían las industrias farmacéuticas, más que una institución encargada de poner en práctica una política farmacéutica al servicio de los ciudadanos. 
 
Mis convicciones más profundas para mejorar el acceso a los medicamentos para toda la población y que deberían guiar una agencia reguladora de medicamentos como es el Invima, pueden resumirse de la siguiente manera:
 

  • Una política farmacéutica nacional es el componente fundamental de una política de salud que defina el acceso de todas las personas a los medicamentos como un derecho.
  • El estado debe preservar y proteger de manera inequívoca el derecho a los medicamentos de todos los ciudadanos por encima de los intereses económicos o financieros de las empresas privadas fabricantes de medicamentos
  • Una política farmacéutica nacional debe estar fundamentada en la selección de medicamentos basada en el concepto de medicamentos esenciales: seguros, eficaces, de calidad y accesibles
  • Debe promover y proteger un mercado de medicamentos genéricos como una estrategia sanitaria y comercial coherente
  • Debe establecer un control de medicamentos para que los que se importen sean de buena calidad y eficacia, inclusive en términos de costo / beneficio.
  • Debe promover y priorizar la Investigación y Desarrollo de una industria local nacional y regional.
  • Debe defender normas internacionales en materia de medicamentos, en particular las que se refieren a la propiedad intelectual y a la exclusividad en el campo de la comercialización, que estén al servicio y alineadas al acceso de todos los ciudadanos a medicamentos seguros, eficaces y de buena calidad.
  • Debe promover la medicina tradicional y los medicamentos basados en las plantas medicinales. 

Una política farmacéutica nacional basada en estos principios debe ser uno de los componentes fundamentales del sistema de salud que está proponiendo el actual gobierno. Al inicio de este gobierno colaboré, en tanto que Centro Sur, a lanzar la creación de una agencia Latinoamericana y del Caribe de medicamentos -AMLAC-, idea que rápidamente tomó fuerza y fue bien recibida por varios países de la región. Esta iniciativa permitía reforzar la política nacional de medicamentos en Colombia, al mismo tiempo que liderar el tema a nivel regional. Sin embargo, desde hace casi un año, esta iniciativa del presidente Petro parece haber “sido enterrada” por el gobierno.

Tres meses después del anuncio de mi nombramiento por el presidente, no obstante haber yo enviado todos los documentos requeridos para concretar el nombramiento anunciado por el presidente, el gobierno no dio seguimiento, por lo cual confirmo que éste no comparte mis principios y posiciones, o que los planes o compromisos del ministerio de Salud, para el Invima, eran otros. 
 
Existen en Colombia personas más que idóneas para dirigir una institución como el Invima, y espero que una de esas personas sea nombrada lo antes posible. Por mi parte seguiré apoyando, como sea posible y desde donde me encuentre, el proyecto de gobierno del presidente Gustavo Petro, en especial en el campo del derecho a la salud y los medicamentos. 

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