De uribista a quinterista. ¿Quién es Albert Corredor, el exconcejal que quiere ser alcalde de Medellín?
22 Febrero 2023

De uribista a quinterista. ¿Quién es Albert Corredor, el exconcejal que quiere ser alcalde de Medellín?

Crédito: Twitter: @AlbertCorredor

Elegido como concejal con el aval del Centro Democrático, ahora Albert Corredor es uno de los nombres que se pelea por la bendición de Daniel Quintero de cara a las elecciones regionales de octubre.

Por: Juan Pablo Vásquez

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Albert Corredor consiguió llegar al Concejo de Medellín después de recibir 8.506 votos en 2019. Lo hizo con el aval del Centro Democrático y posando en fotografías durante la campaña con el líder de esa colectividad, el expresidente Álvaro Uribe. Corredor vivió una enorme paradoja en esas elecciones, ya que la Alcaldía de la ciudad la pelearon Daniel Quintero, su amigo íntimo, con quien había trabajado años atrás, y Alfredo Ramos, el candidato de su partido. El primero ganó y eso dejó al entonces concejal en una encrucijada: apoyar a su amigo u oponérsele, como dictaba la disciplina del uribismo. Esa necesidad de elegir un bando es la que hoy, tres años más tarde, lo posiciona como uno de los posibles aspirantes del quinterismo para gobernar la capital de Antioquia entre 2024 y 2027.

Que Corredor terminara conformando las listas del Centro Democrático al Concejo se debe a la simpatía que su familia tiene con Uribe. Según reportó el portal El Armadillo, la familia del exconcejal es propietaria de instituciones de educación superior regadas por diferentes ciudades de Colombia (así como en Costa Rica, República Dominicana y Estados Unidos), que eventualmente han sido prestadas para realizar eventos del Centro Democrático. Esa disposición a colaborar con la causa del exmandatario abonó el terreno para que Corredor se abriera un espacio en el tarjetón durante las pasadas elecciones regionales con apoyo de ese partido.

Pero la política no era nueva para él. En su currículo destaca su etapa como asesor del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTic) mientras Daniel Quintero se desempeñó como viceministro de esa cartera, en el segundo cuatrienio de Juan Manuel Santos. Quintero renunció a su cargo para apoyar abiertamente al liberal Humberto de la Calle en diciembre de 2017 y unos meses después, en abril de 2018, Corredor fue oficializado como gerente de esa campaña en Antioquia. La estrepitosa derrota en aquellos comicios solo pospuso la aparición electoral de Quintero y Corredor, que ocurrió en las regionales de 2019 y les permitió adquirir mayor notoriedad local y nacional.

La victoria de ambos dio pie para que Corredor se enfrentara a una contrariedad en la que rápidamente supo cómo posicionarse. La bancada del Centro Democrático, compuesta inicialmente por ocho concejales –entre esos Alfredo Ramos, quien quedó de segundo en las elecciones a la Alcaldía– pintaba como la principal fuerza detractora a la administración de Quintero, pero se desinfló tras una serie de enfrentamientos internos, en los que Corredor participó activamente. Declarándose en oposición al alcalde, se esperaba que todos los concejales de la colectividad apoyaran conjuntamente a Simón Molina, uno de los suyos, en sus intenciones de ser presidente de la corporación en noviembre de 2021.

La votación no salió según lo planeado. Una disidencia de cuatro concejales, que incluía a Corredor, decidió no apoyar a Molina, lo que sirvió la victoria en bandeja de plata a un concejal afín a Quintero, el conservador Lucas Cañas. El castigo no se hizo esperar y las directivas del partido le quitaron la voz y el voto, por 18 meses, a quienes protagonizaron la insurrección. Cuando la sanción fue reversada por el Consejo Nacional Electoral (CNE), en abril del año pasado, el Centro Democrático respondió publicando un comunicado, en el que anunciaba que no le entregaría avales en el futuro a los cuatro concejales en cuestión. La relación ya estaba rota y llegó a su punto más álgido cuando Corredor abandonó el partido, justo el día anterior a las elecciones presidenciales. Esa renuncia fue el preludio de otra, la de Corredor a su silla en el Concejo. “Quienes se hacen elegir, no se deben a un partido, sino a la comunidad”, señaló en esa oportunidad.

Desde su salida de la corporación, como lo han reseñado distintos medios de comunicación, se ha dedicado a perfilarse como candidato a la Alcaldía. El pasado diciembre, El Colombiano reveló que Corredor realizó una entrega de regalos en barrios populares de Medellín que presuntamente se financió con dinero de contratistas de la Secretaría de Educación. Esta entidad, al parecer, es un fortín burocrático de Corredor. Hace una semana, La Silla Vacía publicó una serie de chats que muestran cómo funcionarios de esta secretaría citaron a “cientos de contratistas” para recibir una capacitación sobre cómo recolectar firmas para la campaña del exconcejal.

Todo indica que la razón detrás del apoyo a Corredor es su cercanía con la exsecretaria de Educación de la ciudad, Alexandra Agudelo, quien previamente trabajó en una de los centros académicos que pertenecen a la familia Corredor, tal y como lo reportó El Armadillo. Agudelo se encuentra actualmente en detención domiciliaria después de que la Fiscalía General de la Nación la imputara por malversar los fondos de Buen Comienzo, un programa creado para brindar atención a niños y madres lactantes de la ciudad.

Las reuniones a las que atienden los contratistas se llevan a cabo en el Club Medellín, mismo lugar en el que Corredor lanzará oficialmente su recolección de firmas el próximo primero de marzo. Y es a raíz de estas actividades que la Procuraduría abrió una investigación en contra de 11 funcionarios de la Alcaldía por incurrir en faltas disciplinarias y destinar recursos públicos para favorecer a un candidato.

En paralelo a los esfuerzos de Corredor, Juan Carlos Upegui, exsecretario de la No Violencia y primo de la esposa de Daniel Quintero, también recorre las comunas de Medellín y tiene una fuerte estrategia en redes sociales para posicionar su candidatura. Es probable que solo uno de los dos vaya hasta el final en las elecciones porque, de lo contrario, dividirían la votación quinterista y sepultarían cualquier posibilidad de continuar con el proyecto del alcalde. La investigación de la Procuraduría y el proceso en contra de la secretaria Agudelo cumplirán un papel importante porque pueden limpiar de pecados a la administración de Quintero o vincularla con actos de corrupción, lo cual afectaría, para mal o para bien, la eventual candidatura de Corredor.

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