"Están haciendo política con la fuerza pública": ministro de Defensa sobre la supuesta desmoralización de las fuerzas militares y de Policía

Tras casi siete meses al frente del Ministerio de Defensa, Iván Velásquez parece haber dejado atrás al apasionado investigador que levantaba ampolla en cada una de sus entrevistas o declaraciones. Hoy toma la palabra con serenidad y cuida cada vocal y cada consonante, para no herir susceptibilidades dentro y fuera de la fuerza pública. Velásquez habló con CAMBIO en una semana de alta tensión, en la que los dedos acusadores se han vuelto contra él por el secuestro de los 70 policías en San Vicente del Caguán, el paro minero en el Bajo Cauca, y la oleada de violencia que atraviesa el país.

Por hora y media, el ministro de Defensa respondió una a una las acusaciones que ha recibido por parte de líderes del uribismo, oficiales retirados y algunos medios de comunicación. Lo acusan de ser el responsable de desmoralizar la tropa, de tener a las fuerzas con los brazos atados por el cese bilateral del fuego con las organizaciones que piden pista en la paz total y de tener un bajísimo registro de acciones operativas contra el narcotráfico, los cultivos ilícitos y hasta de la criminalidad urbana.

Velásquez defendió su gestión con serenidad y desmintió la versión de una fuerza pública de brazos caídos. Aseguró que quienes difunden esta narrativa lo hacen por intereses políticos de algunos oficiales en retiro, que trabaja con policías y militares respetuosos de la institucionalidad y garantes de los derechos humanos, acordes con un gobierno que puso en el centro la estrategia de defensa de la seguridad humana y la defensa de la vida. En síntesis, el ministro consideró que hay quienes no han entendido que el cambio en la fuerza pública implica una nueva narrativa y una manera distinta de ejercer la autoridad.

CAMBIO: Tras siete meses al frente de la cartera de Defensa. ¿cuál es el balance personal que hace?

I.V.:  Ha sido un trabajo realmente muy intenso. De actividad permanente por la complejidad del país. La primera situación difícil se presentó con la conformación de las cúpulas, que en realidad no generó ninguna contradicción ni con la cúpula saliente ni dentro de las Fuerzas Armadas  y la Policía Nacional, pero que sí fue una decisión de mucha trascendencia. Las relaciones que tuve con la cúpula anterior y las que he tenido con la nueva han sido de mucha cordialidad, de atención y de aceptación. No he tenido ninguna dificultad con los mandos de las fuerzas militares, ni con el director de la Policía Nacional, ni con las líneas de mando en general en la fuerza pública.

CAMBIO: ¿Le ha parecido difícil entender la lógica militar, su argot y su mundo?

I.V.: Le he aclarado siempre a los comandantes de las fuerzas y al director de la Policía que cuando hay alguna necesidad de comunicación con cualquiera, yo busco un contacto directo. Eso fue bien aceptado por los comandantes que no entienden afectada su autoridad. He encontrado un mundo de mucha solemnidad. Está en el alma de las fuerzas.

CAMBIO: Eso justamente es lo que explica que muchos uniformados hayan resentido que usted haya pedido desmontar la asociación de los soldados como héroes de la patria…

I.V.: No creo que se hubieran sentido maltratados por una afirmación que no es tampoco exactamente como la menciona. No dije que no se les considere como héroes. Lo que digo es que se utiliza tan indiscriminadamente esa expresión que la ha desnaturalizado. Pierde su alto contenido y su gran significado. Lo de los héroes en Colombia sí existen fue una campaña publicitaria reciente, que en el período de la seguridad democrática se ejemplificó con actos como el de un soldado que le cambia la llanta pinchada a un automóvil manejado por una mujer. Yo creo que eso es minimizar, inclusive ridiculizar el heroísmo de nuestros soldados. Un heroísmo que es connatural  a las Fuerzas Armadas, del cual hacen gran demostración muchas veces. Esta campaña vulgariza esa expresión del heroísmo y no permite ver los verdaderos actos de heroicos. Las acciones de convivencia, de colaboración y de solidaridad, no son los actos de heroísmo que destacamos en las Fuerzas Armadas. No he querido quitarles el heroísmo sino por el contrario, darle el realce a esos hombres y mujeres que se sacrifican por el país cuando realizan actos extraordinarios.

CAMBIO: En distintos círculos he escuchado que la situación de orden público está desbordado porque hay una fuerza pública desmoralizada. ¿Qué piensa de esa afirmación?

 I.V.: Yo creo que detrás de esa afirmación hay un interés totalmente político. La intención es afectar al gobierno. Un ejemplo es la manera como se presentó lo de las solicitudes de retiro de oficiales de Fuerzas Militares y de Policía. Dijeron que obedecen a esa desmotivación, a la desmoralización, a contradicciones que tienen con el gobierno. Falso. Los retiros tienen explicaciones objetivas y lo saben los generales retirados, que han optado por utilizar esto con un propósito de intervención política. Están haciendo política con la fuerza pública y están haciéndola de mala manera. Los retiros por solicitud propia, tanto en el Ejército como en la Policía, son más o menos los mismos de los últimos cinco o seis años. 

CAMBIO: ¿Lo que pasó con la Policía en el Caguán lo considera una humillación de la fuerza pública?

I.V.: Todos vimos los insultos, el maltrato, la retención de los policías. Eso naturalmente me indigna y nos cuestiona. Pero lo que hay que destacar es la actitud, el carácter y la preparación de esos policías, que supieron reaccionar para que la situación no fuera peor. Sí es una situación indignante, pero yo rescato la cordura, la fortaleza, el carácter, la formación de estos jóvenes policías.

CAMBIO: También se dice que la política de paz total y el cese bilateral desmoraliza a los soldados y policías que no pueden adelantar acciones operativas…

I.V.: El cese bilateral ordena es la suspensión de operaciones ofensivas, es decir de aquellas que buscan la confrontación con el enemigo. No están suspendidas las operaciones de control de territorio, de protección de las comunidades, de control de actividades delictivas y de reprimir el delito. El cese bilateral al fuego no significa una permisión para continuar cometiendo delitos, ni para que aprovechen expandirse territorialmente. La fuerza pública continúa cumpliendo con el mandato constitucional. Es cierto que inicialmente había cierta inquietud con el cese al fuego, pero es claro que las capacidades de las fuerzas no están neutralizadas ni limitadas para combatir el crimen, solo se limitan las operaciones ofensivas contra los grupos que adelantan diálogos con el gobierno. 

CAMBIO: ¿Se declara tranquilo con el rumbo que está tomando la política de paz total?

I.V.: Estoy comprometido con un accionar particular de las Fuerzas Armadas en la defensa de la seguridad, en la defensa de las poblaciones, en la continuidad del cumplimiento de sus funciones constitucionales. Y eso precisamente está de manera expresa previsto en los decretos de la paz total. Naturalmente hay situaciones que son motivo de valoración con el presidente de la república, porque hay un mensaje muy claro: el cese al fuego no puede entenderse como una camisa de fuerza para el Ejército. Estamos evaluando situaciones como las Clan del Golfo en el nordeste antioqueño, en el Bajo Cauca, en el sur de Córdoba; o las del Estado Mayor Central en el Cauca y en el sur del Meta.

CAMBIO: Otro de los cuestionamientos es por el bajo número de las incautaciones de droga y los operativos contra el narcotráfico.

I.V.: He dicho que a partir del número de hectáreas erradicadas no se puede medir la política antidrogas. Esta semana la vicecanciller hizo una presentación en Viena que comparto. Dijo que en lo que llevamos de este milenio se fumigaron más de 2 millones de hectáreas de cultivos ilícitos, se erradicará anualmente más de un millón de hectáreas, se destruyeron más de 70.000 laboratorios destinados a la fabricación de cocaína. Se incautaron casi 6000 toneladas de cocaína. Y veamos la situación en la que nos encontramos. La erradicación no puede ser la medida del éxito de la lucha contra el narcotráfico. Creemos en una nueva política de drogas, que esté dirigida contra los grandes eslabones de la cadena. La acción tiene que ser dirigida contra las riquezas obtenidas de esa actividad ilícita. Es decir, que privilegiamos en la lucha contra la droga el ataque a los dueños del negocio. La Unidad de Inteligencia y Análisis Financiero muy pronto empezará a dar resultados concretos.

CAMBIO: En las últimas semanas han sonado muchos escándalos de corrupción dentro de las Fuerzas Armadas, ¿Cuál es el panorama que encontró?

Tenemos algunos casos de oficiales retirados y de activos. Hay situaciones de tráfico de armas que  ya han tenido una respuesta institucional. Espero que entre los logros que tenga la Fiscalía General también concluya las investigaciones que tiene desde hace varios años respecto de temas de corrupción en las Fuerzas Militares y la Policía Nacional. En esta materia, una acción eficaz de la justicia es un elemento importante como garantía de no repetición para impedir nuevos fenómenos de corrupción. Nosotros recibimos información, la verificamos y la ponemos en manos de la justicia.

CAMBIO: ¿Qué saben del jet de lujo de la Policía que habría costado 12 millones de dólares?

I.V.:  Que la Contraloría Delegada para el Sector Defensa ha avanzado en la investigación fiscal y que pronto habrá un informe para la acción siguiente y que la Procuraduría  también está investigando el tema, al igual que la Fiscalía.