Crédito: Presidencia de la República
Fuera de Colombia, el profesor Petro tiene audiencia
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Como pez en el agua se le vio al presidente colombiano en uno de los auditorios más emblemáticos de la UNAM en Ciudad de México, y ante un auditorio académico que lo considera un referente de la izquierda latinoamericana. Petro aprovechó el espacio para echar algunos ‘vainazos’ políticos.
En Colombia, donde la desaprobación del presidente Gustavo Petro llegó al 66 por ciento en la última encuesta bimestral de Invamer, una convocatoria así habría parecido rimbombante. Y quizás hasta habría provocado un huracán político.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la máxima casa de estudios de este país, llamaba a una conferencia magistral de Petro en el Antiguo Palacio de Medicina, en el centro histórico de Ciudad de México, sobre la crisis climática y “La propuesta de Colombia, potencia de la vida, para salvar el planeta”.
Podría parecer una ironía para un colombiano que a diario escucha noticias sobre los muertos que deja la violencia vigente en el país. Como las 768 personas asesinadas entre el 2022 y septiembre de este año, en 234 masacres, si tenemos en cuenta el seguimiento hecho por el Instituto para el Desarrollo y la Paz, (Indepaz). O los 117 líderes sociales y los 21 firmantes de la paz que han perdido la vida en lo que va del 2024.
Pero el evento en el que Petro sería el orador, organizado por el reconocido Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad de la UNAM, tuvo más acogida de la que se supondría.
“¡Queremos entrar!, ¡queremos entrar!, ¡queremos entrar!”, protestaron en coro varias docenas de personas cuando la seguridad del Antiguo Palacio de Medicina, un enorme edificio colonial, advirtió que ya no había cupo y cerró las puertas.
No solo se había completado el aforo de 380 personas del auditorio donde tendría lugar la conferencia magistral del presidente colombiano sobre su ‘combate’ al petróleo, al carbón y al gas como fuentes de energía, sino que se había llenado también la sala que acondicionaron para verlo en pantalla grande, que tenía sillas para 120 personas.
“La verdad es que la asistencia superó las expectativas”, dijo uno de los encargados de la seguridad del Antiguo Palacio de Medicina, lugar al que la UNAM suele llevar a conferencistas internacionales de alto nivel.
El antecedente más reciente de un lleno similar en el recinto colonial, había sido una conferencia del exvicepresidente del gobierno español Pablo Iglesias.
Profesores y estudiantes de la UNAM y políticos de Morena, el partido al que pertenecen la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, estaban entre la audiencia que llenó el auditorio.
También había una delegación de colombianos en México. Y, en primera fila, estaba el exfiscal colombiano Eduardo Montealegre.
Nadie es profeta en su tierra
Lejos de Colombia, Petro disfrutaba de un escenario que le era completamente favorable. Estaba ante una audiencia académica, izquierdista y, también, latinoamericanista, como se definían también algunos de los asistentes con los que dialogó CAMBIO.
Para el rector de la UNAM, Leonardo Lomelí, quien acompañó a Petro en el palco, la idea del presidente colombiano de que el centro de la economía debe ser “la vida y no capital”, es “una plataforma para repensar las prioridades de la humanidad”.
Y para el director del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad, John Akerman, Petro es mucho más que un referente en asuntos climáticos.
Lo llamó “faro de la izquierda latinoamericana” y “líder mundial en la lucha por la vida y por la paz”.
Akerman, incluso, le dio crédito a la paz total, tan debatida en Colombia por la precariedad de sus resultados.
“Nos conmueve y nos inspira su incansable trabajo a favor de la paz total, una paz que no se agota en el fin del conflicto interno, sino que busca la consolidación y permanencia de otra forma de convivencia humana más solidaria y justa”, apuntó Akerman, doctor en sociología política de la Universidad de California y doctor en derecho constitucional de la UNAM.
Según este académico de izquierda afiliado a Morena y casado con la exsecretaria de Estado mexicana Irma Eréndira Sandoval, la inmensa comunidad de la UNAM, compuesta por 373.000 estudiantes, 42.000 académicos y 29.000 trabajadores administrativos, se ponía “de pie” ante Petro.
En ese auditorio, donde estaba siendo tan bien recibido, el presidente colombiano se dio licencia para reconocerse a sí mismo como “una especie de precursor en Colombia” de la lucha contra la crisis climática, “desde el punto de vista político”.
Sin referirse a alguien en particular, dijo que la misma izquierda ha sido reacia a entender el problema, sobre todo en América Latina.
Como orador, que es como más cómodo parece sentirse, no decepcionó. En la actitud de un profesor de ciencias y economía, describió interacciones de la naturaleza que provocan el calentamiento global.
“Hay gases que calientan la atmósfera porque concentran radiación solar…, entre ellos el dióxido de carbono”, explicó Petro.
Y como si hablara para quienes refutan su obsesión con la crisis climática diciendo que ya la vida en el planeta se ha extinguido otras veces por razones del clima, hizo una enfática diferencia entre las cinco veces que esto ha ocurrido, según la ciencia, y lo que está pasando en el transcurso de esta sexta ocasión:
“Esta vez la está experimentando por primera vez la humanidad”, subrayó.
De hecho, según científicos, la extinción de la vida se produjo por cambios geológicos extremos, como erupciones volcánicas que expulsaron grandes cantidades de gases efecto invernadero, y no por la acción del hombre.
Críticas al alcalde de Bogotá
Era impensable que Petro pasara por un auditorio lleno sin actuar como político, y la escasez de agua que vive Bogotá le dio el primer chance. Sin mencionar el nombre del alcalde Carlos Fernando Galán, pues podría ser irrelevante en otro país, menospreció el impacto de los racionamientos en la capital colombiana.
“La ciudad de Bogotá, de la que vengo, en este momento no tiene agua. ¡En una sabana verde que envidiaría cualquiera!”, exclamó. Y tras explicar el detalle de la crisis ambiental, que según él ha impedido que el agua de la selva amazónica llegue a la capital colombiana como en el pasado, se quejó de que a pesar de eso no se crea en la emergencia climática.
“Aún hoy la ciudadanía bogotana no reconoce el problema. Su alcalde cree que racionando el agua puede solucionar el problema, y resulta que es imposible porque el daño es estructural”, agregó.
Su segundo momento como político fue propiciado por la entrada al recinto del recién retirado embajador de Colombia en México, Moisés Ninco Daza, quien llegó cuando la intervención de Petro sobrepasaba los 20 minutos.
Justo el lunes pasado, cuando el presidente estaba en México para asistir al día siguiente a la posesión de la primera mujer presidenta de este país, Claudia Sheinbaum, se conoció la decisión del Gobierno colombiano de retirar a Ninco Daza.
Esto, luego de que el Consejo de Estado ratificara una decisión del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, que había anulado su nombramiento porque no cumplía requisitos de experiencia y estudios.
Pero Petro dijo ante el auditorio: “Lo nombré por un reconocimiento a la lucha juvenil y por ser joven lo destituyen”. Y afirmó que la actitud “de la derecha es negar la diferencia, e incluso eliminar la diferencia violentamente”. Por “la derecha”, en este caso, se refería a la procuradora Margarita Cabello, quien emitió la primera resolución contra Ninco Daza.
El presidente colombiano retomó luego el hilo de su conferencia, que hizo todo el tiempo parado frente a un atril y con dos lápices en la mano, como profesor en un aula. Admitió que no tiene una respuesta sobre el debate político del momento: “si la descarbonización aumentará la productividad”, porque si no ocurre eso, probablemente no sea posible.
Según Petro, en el 1 por ciento de la humanidad, que concentra la mayor parte del capital, recae la responsabilidad de la emergencia climática, porque su modelo económico se basa en el uso masivo de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón. Falta determinar, entonces, si ese modelo puede aumentar la productividad con el empleo de energías limpias.
En los últimos momentos de su conferencia ante una audiencia amiga, y hasta embelesada con sus puntos de vista, el presidente colombiano no pudo ocultar el entusiasmo que esto le producía. Destacó a México como histórico destino de perseguidos en Colombia, como el propio nobel de Literatura, Gabriel García Márquez.
Y parece haberse sentido en el lugar propicio para reivindicar su historia pasada. Para quien no supiera, dijo, él había sido parte de un movimiento insurgente, el M-19. “No pensaban que de ahí pudiera salir un presidente, y ahora tienen dos”, agregó.
Ante un público expectante por sus palabras, dio el dato que mayor impacto provocó entre muchos mexicanos. En alusión a la nueva presidenta de México dijo: “A los que no les gusta esa historia: el M-19 ha dado dos presidentes en América Latina”.
Uno es él. Y la otra, Claudia Sheinbaum, pues según Petro ella colaboró con los comités de solidaridad de la guerrilla del M-19 en México en los 80.