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Los 213.000 millones de pesos que se perderían en Atlántico por 'elefantes blancos' y proyectos en estado crítico
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En el Atlántico, varios proyectos están en riesgo por abandono o presentan irregularidades. En algunos casos, incluso cuando ya están terminados, se evidencian problemas de ejecución.
Por: Juan David Cano

En el corazón del Atlántico, algunos proyectos de desarrollo quedaron en un doloroso recordatorio de lo que pudo ser. Alrededor de 213.000 millones de pesos están en juego en proyectos que, lejos de beneficiar a las comunidades, duermen como 'elefantes blancos' o permanecen en un estado crítico.
Uno de los casos llamativos es el del municipio de Sabanalarga en el que hay un patinódromo de 1.708 millones, pero está lleno de grietas y la maleza se lo está tragando. También hay un polideportivo de 5.334 millones y una ludoteca que costó 733 millones, ambos abandonados.
En Luruaco, por su parte, la bocatoma de agua potable, valorada en 31.295 millones, nunca cumplió su propósito pues quedó inconcluso, mientras que una despulpadora de frutas de 776 millones quedó como un proyecto olvidado.
No es solo el abandono lo que preocupa. Unos 16 proyectos, con un costo total de 172.861 millones, se enfrentan a problemas que podrían convertirlos en los próximos 'elefantes blancos', según la Contraloría General de la República. Entre ellos, la canalización de arroyos en Sabanalarga (10.700 millones) y la construcción de sistemas de alcantarillado en Juan de Acosta y Soledad, reflejan las dificultades estructurales y administrativas que afectan al Atlántico.
La situación se agrava con el Canal del Dique, donde una posible terminación anticipada del contrato de restauración podría costarle al Estado 350.000 millones de pesos sin haber concretado avances significativos. Este escenario dejaría a más de 1,5 millones de habitantes vulnerables a inundaciones, problemas de agua potable y deterioro ambiental.

Otros proyectos terminados con costos elevados, conflictos sin resolver o modernización a medias
La región del Atlántico también enfrenta otros problemas, como aquellos proyectos que finalizaron a medias o con sobrecostos. El nuevo Puente Pumarejo, por ejemplo, inaugurado en 2019 con un costo final de 801.169 millones, enfrenta problemas de impacto operativo, según la Contraloría.
Aunque su diseño permite el paso de grandes buques gracias a un galibo de 45 metros, la presencia del antiguo puente Pumarejo, con solo 16 metros de altura, sigue siendo un obstáculo. A pesar de los llamados para su demolición, el puente viejo continúa limitando el tráfico marítimo, agravando un problema que debía ser resuelto hace años.

Además, la Contraloría General encontró un presunto detrimento patrimonial de 1.008 millones relacionado con gastos innecesarios en honorarios y un tribunal de arbitramento que resolvió disputas contractuales del proyecto.
Por otro lado, el principal aeropuerto de Barranquilla, el Ernesto Cortissoz, no ha estado exento de controversias. La terminación anticipada del contrato de concesión en 2023 dejó obras pendientes como la remodelación de servicios médicos, una nueva zona de carga y mejoras en infraestructura clave. La Aeronáutica Civil ahora busca recuperar el control del proyecto, mientras evalúa una nueva concesión bajo la figura de iniciativa privada.

A pesar del panorama, la Contraloría General está intentando destrabar proyectos a través de la estrategia Compromiso Colombia. En el Atlántico, esta iniciativa busca recuperar ocho obras paralizadas por un total de 110.013 millones, incluyendo la canalización de arroyos y otras infraestructuras en Sabanalarga. Sin embargo, los retos son grandes, y la pregunta persiste: ¿serán estos elefantes blancos rescatados o permanecerán como símbolos de una gestión fallida?
