'Creo que la Corte Constitucional va a tener que intervenir en la JEP': Luis Moreno Ocampo, primer fiscal de la Corte Penal Internacional
5 Octubre 2024 05:10 am

'Creo que la Corte Constitucional va a tener que intervenir en la JEP': Luis Moreno Ocampo, primer fiscal de la Corte Penal Internacional

Luis Gabriel Moreno Ocampo (Buenos Aires, 1952) fue el primer fiscal jefe de la Corte Penal Internacional.

Crédito: Mortara Center for International Studies de Georgetown University.

Luis Moreno Ocampo es uno de los juristas más importantes del mundo. En medio de las críticas a la JEP, columna vertebral del Acuerdo de Paz, CAMBIO habló con él. En la entrevista también explica por qué Nicolás Maduro debe irse del poder en Venezuela y lo que le espera a Benjamín Netanyahu.

Por: Armando Neira

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Luis Gabriel Moreno Ocampo (Buenos Aires, 1952) fue el primer fiscal jefe de la Corte Penal Internacional. Durante su gestión, logró el procesamiento por crímenes de lesa humanidad contra tres jefes de Estado. Profesor visitante en las universidades de Stanford y Harvard, recibió la Legión de Honor del gobierno de Francia y fue distinguido por Foreign Policy como uno de los 100 pensadores globales.

En los últimos tiempos, obtuvo nuevamente reconocimiento internacional por ser uno de los dos juristas representados en la laureada película Argentina1985, que narra cómo la justicia llevó a juicio y halló responsables a la junta militar argentina por las órdenes criminales que habían dado.

CAMBIO lo entrevistó sobre la situación actual de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), Nicolás Maduro y Benjamín Netanyahu. 

 

Cambio Colombia

CAMBIO: Usted, que fue asesor del proceso de paz, ¿cómo ve desde la distancia el pulso abierto de varios sectores contra la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)?

Luis Moreno Ocampo: No fui asesor del proceso de paz, tuve intervenciones puntuales cuando era fiscal durante las presidencias de Uribe, que se comprometió a investigar los falsos positivos y lo hizo, y de Santos, que al comienzo de su gestión me consultó sobre la compatibilidad de un acuerdo de paz y la justicia exigida por el Estatuto de Roma. Luego, como amigo de Colombia, participé en algunos seminarios, seguí de cerca el proceso, y un par de veces respondí a preguntas del gobierno de Santos. 

CAMBIO: ¿Solo colaboró con el gobierno?

L. M. O.: También a las Farc, que por razones extrañas me llamaron y fui en dos ocasiones a La Habana a conversar con ellos. Hace un año participé en una jornada de discusión con los jueces de la JEP. Colombia siempre está cerca de mi corazón. Mi primera visita a Colombia fue en 1985 cuando estaba por asumir el presidente Virgilio Barco y desde entonces he seguido con atención todos sus procesos.

El presidente Petro, Otty Patiño y el presidente de la JEP Roberto Carlos Vidal

CAMBIO: ¿Y cómo analiza lo que ocurre actualmente con la JEP?

L. M. O.: La JEP tiene una tarea muy compleja porque debe dar un cierre judicial a 50 años de conflicto, lo cual es extremadamente complicado. Entiendo esa complejidad pues tuve experiencias similares, En la película Argentina,1985 se muestra cómo tuvimos que investigar en cuatro meses una dictadura que había cometido crímenes con miles de desaparecidos, torturados y víctimas. Como conozco esos procesos, acepté con mucho gusto el año pasado una reunión con todos los jueces de la JEP, donde discutimos lo que estaban haciendo. Y repasamos lo que habían hecho otros tribunales, como el de Argentina, que lograron avanzar la noción de justicia en un país.

De la dictadura de Argentina al conflicto armado en Colombia

CAMBIO: Ya que toca el tema. ¿Hay algún equivalente entre lo que vivió Argentina y lo que ha vivido Colombia?

L. M. O.: Los crímenes son diferentes, pero en ambos casos, tanto en Colombia como en Argentina, hay organizaciones, que incluyen a sectores del mismo Estado, cometiendo crímenes masivos. Esto plantea un enorme problema a la justicia, ya que esta no está acostumbrada a esa magnitud de casos. La justicia penal está pensada para casos individuales, no para crímenes cometidos por organizaciones.

CAMBIO: Sí, aquí tenemos acciones delictivas hasta difíciles de imaginar. En nuestro conflicto armado, tenemos a Salvatore Mancuso, jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, acusado de cometer 75.000 crímenes en el país. Con casos así es complicado lograr justicia para que las víctimas conozcan la verdad.

L. M. O.: Así es. Si no logramos entender un poco el dolor de las víctimas, no podemos hacer justicia en absoluto. Pero en esta clase de casos, toda la sociedad colombiana es víctima. Y le diría más, son crímenes de lesa humanidad, por lo que la comunidad mundial es también víctima. Por eso lo que resuelva la JEP me afecta. 

Roberto Carlos Vidal, presidente de la JEP

CAMBIO: Volviendo a la JEP, quienes seguimos sus actividades a diario vemos cifras y más cifras...

L. M. O.: Respetando lo que hace la JEP, creo que han creado un sistema que se ha convertido en un laberinto del que no pueden salir. La JEP no va a poder salir de allí. Va a ser necesario que intervenga la Corte Constitucional. Esa fue justamente mi conclusión tras el día entero que pasé con los jueces.

CAMBIO: ¿Entonces?

L. M. O.:
La JEP debería centrarse en lo básico: cumplir exclusiva y prioritariamente con lo que la ley establece. Colombia pidió que juzgaran a los involucrados en el conflicto, y aceptó de forma excepcional que si los máximos responsables de las Farc reconocían su responsabilidad por los hechos criminales se les aplicarían penas alternativas. Está claro que los máximos responsables de las Farc son el Secretariado. Hay que resolver las situaciones de ellos. Eso es lo que deben hacer.

CAMBIO: ¿Y los falsos positivos?

L. M. O.: Los falsos positivos son un tema complicado porque, aunque fue una operación sistemática que ocurrió en muchas partes de Colombia, hasta ahora no hay datos que permitan decir que alguien en la superioridad lo aprobó. Entonces, hallar a un único máximo responsable en estos casos es complicado, pero no con las Farc. Las Farc eran una estructura con una relación de mando vertical, un ejército, y lo básico es aplicar la ley a los máximos responsables: sus líderes.

El Acuerdo de Paz, un ejemplo para el mundo

CAMBIO: ¿Por qué centrarse en los líderes de la guerrilla?

L. M. O.: Porque es lo que dice el Acuerdo de Paz, que es Ley en Colombia. Este es un caso histórico. En la Corte Penal Internacional tuvimos muchos casos en muchos países, pero nadie reconocía los hechos. Ustedes en Colombia, con el proceso de paz, mostraron otro camino: si los líderes de las Farc reconocían los hechos se les aplicarían unas sanciones alternativas en el contexto de un acuerdo político que dio lugar a los instrumentos jurídicos actuales. De acuerdo a la ley de Colombia, artículo 79, literal m, ley 1057/2019, la JEP debe reunir la información y hacer un requerimiento único para permitir que los líderes de las Farc acepten o no la responsabilidad. Eso es lo que no ha hecho la JEP, ha atomizado su investigación. Hasta la fecha ha presentado un solo requerimiento parcial que los lideres de las Farc han reconocido. La JEP mientras tanto investiga otros casos. La fragmentación de la investigación impide a la JEP cerrar el proceso. 

Luis Moreno Ocampo

CAMBIO: ¿Por qué cree que está pasando esto dentro de la JEP?

L. M. O.: Siguiendo la tradición colombiana y el derecho latinoamericano, los jueces se han embarcado en un proceso de revisión individual de incidentes, lo que crea tensión con el objetivo selectivo de la JEP. No se dan cuenta de que no están haciendo lo más importante: presentar los hechos frente a los máximos responsable e implementar las sanciones. Eso sería histórico.

CAMBIO: Con frecuencia, cuando se habla del Acuerdo de Paz, se le califica como histórico. ¿Por qué?

L. M. O.: Colombia logró disolver un grupo insurgente por medio de un acuerdo político que incluye una dosis importante de verdad, justicia y reparación. Por eso el Premio Nobel. Compárelo con lo que está pasando en Gaza y en Líbano, donde prevalece la idea de que, para enfrentar al terrorismo, hay que bombardear ciudades enteras. Colombia, en cambio, mostró un ejemplo alternativo. La desmovilización de las Farc no solo es el mayor éxito de Colombia, sino también el mayor éxito a nivel mundial. El único precedente de valor similar, también es colombiano, la desmovilización de los paramilitares.

CAMBIO: ¿Así lo ve?

L. M. O.: Claro. Estuve en Cartagena, y me siento orgulloso porque tanto el gobierno colombiano como las Farc me invitaron. Había 15 jefes de Estado, el presidente del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional, el secretario de la ONU, todos allí para ser testigos de cómo se disolvían las Farc sin violencia.

Poner punto final a un capítulo de horror

CAMBIO: Pero hoy Colombia sigue enfrentando otras formas de violencia, muy graves.

L. M. O.: Sí, persisten otras formas de violencia, y ese debería ser el foco de los esfuerzos judiciales. Colombia tiene que implementar ya el Acuerdo de Paz con las Farc, y dedicar los esfuerzos judiciales a enfrentar esas nuevas formas de violencia. 

CAMBIO: ¿Cómo se logró que las Farc firmaran el Acuerdo?

L. M. O.: Le decía que mi encuentro con las Farc fue extraño, gracioso, raro. Le cuento: mi hijo Francisco colabora con un líder espiritual indio, quien lo envió a La Habana a enseñar meditación a las Farc. Ellos se enteraron de que era mi hijo y le pidieron que facilitara un encuentro conmigo. Tuve una reunión con ellos y me explicaron que tenían 8.000 combatientes, no habían sido derrotados militarmente y no podían aceptar ser sancionados. Después de escucharlos y conversar, me fui con la idea de que esa gente nunca iba a hacer un acuerdo de paz en el que admitieran ser castigados. Al mes, yo estaba en Bogotá en un encuentro con las Fuerzas Armadas, me llama el presidente Santos y me dice: “Tenemos un acuerdo, lo puedes chequear con Yesid Reyes”. Los líderes de las Farc, de forma increíble, aceptaban desmovilizar miles de combatientes y recibir un castigo que no es cárcel, sino una sanción alternativa. Eso es un ejemplo para el mundo, la ley y el acuerdo para manejar la violencia y no la destrucción del otro, como se está viendo ahora.

Juan Manuel Santos

CAMBIO: La aceptación de su responsabilidad, ¿es la parte central del Acuerdo?

L. M. O.: Para que se aplique el régimen especial las Farc tienen que aceptar su responsabilidad, y para eso los jueces de la JEP tienen que hacer un único requerimiento con todos los hechos que se les puede imputar, que ya se conocen y no deben seguir investigando. Eso permitirá preguntar lo ocurrido a los jefes de las Farc: ¿Ustedes reconocen su responsabilidad en todos estos hechos o no? Pero esto no es lo que está ocurriendo.

CAMBIO: ¿Qué está pasando?

L. M. O.: Los jueces han entrado en una revisión caso por caso, han hecho un requerimiento parcial, pero analizan miles de otras imputaciones, lo que va a evitar un cierre del proceso. No van a llegar nunca a una decisión final. Ese análisis fragmentado los ha atrapado en el laberinto en el que están ahora. De los laberintos se sale para arriba. Creo que la Corte Constitucional va a tener que intervenir para que se ajuste el proceso a la ley.  

La gran equivocación de la JEP

CAMBIO: ¿Cree que fue un error de la JEP abrir macrocasos?

L. M. O.: Yo me siento en parte responsable porque varias veces les expliqué cómo en Argentina armamos un macrocaso, pero era un único macrocaso. Al abrir varios, cada uno centrado en diferentes delitos, van fragmentando la acusación, demoran el proceso y, sobre todo, incumplen la ley. No permiten que las Farc asuman responsabilidad. 

CAMBIO: ¿Cómo valora usted el papel del presidente de la JEP?

L. M. O.: Independientemente de quién sea, el presidente de la JEP tiene funciones administrativas, pero como juez es solo un par, no puede imponer su criterio. En sentido sustancial es solo un vocero. Como en cualquier tribunal cada magistrado hace su trabajo de manera individual, en el que el presidente no es jefe, sino el portavoz. Por eso es tan complicado ponerlos de acuerdo. Cada cual tiene una visión distinta de qué hacer. Hay que volver a lo básico. Los jueces no pueden inventar la ley, deben aplicarla. Esta ley se discutió por años en La Habana, se llegó a un acuerdo y, aunque el plebiscito fue rechazado, el acuerdo se convirtió en ley nacional e internacional.  Esta ley requirió enormes esfuerzos políticos y sociales para lograrse. Los jueces no pueden cambiarla, no pueden enfatizar ciertos aspectos e ignorar el centro de lo que deben hacer, que es, de una vez por todas, obligar a los líderes de las Farc a que reconozcan su responsabilidad y entonces aplicar el régimen de sanciones especiales.

Rodrigo Londoño

CAMBIO: El tiempo pasa y no se ven resultados...

L. M. O.: Así es. Y eso no puede suceder con un Acuerdo que, repito, es histórico. Cambió el criterio de la Corte Penal Internacional, que hasta ese momento no aceptaba penas alternativas. La JEP dedica tiempo a investigar casos ya esclarecidos, como el de un oficial militar por un falso positivo en un hecho por el que ya fue condenado. Se ha perdido el norte, y hay que ayudar a la JEP a recuperarlo.

CAMBIO: Los adversarios de la JEP argumentan que pasan y pasan los meses y no produce ninguna sentencia.

L. M. O.: No es solo un tema de la oposición, esa es la realidad. Yo quiero que la JEP tenga éxito, por eso, lo que deben hacer es cumplir con la ley, y la ley habla de un único requerimiento a los máximos responsables. No deben buscar más incidentes, u otros responsables, el Secretariado de las Farc es claramente el máximo responsable. 

CAMBIO: Volviendo a la importancia del Acuerdo, ¿cree usted que aquí no se le ha dado la dimensión exacta?

L. M. O.: Mi pasión por Colombia tiene que ver con que es un país que tiene violencia masiva, pero a la vez la ley es muy importante. En este caso, hallaron una salida que es un modelo internacional y que, con lo que está pasando en el mundo, debería ser un ejemplo a seguir.

Petro debe respetar el Acuerdo de Paz

CAMBIO: El presidente Petro ha pedido que haya un cierre de la JEP, una posición que comunicó su comisionado de paz, Otty Patiño. ¿Cómo lo ve usted?

L. M. O.: No tengo una relación con el gobierno de Petro, pero me parece que la JEP se debe respetar pues es parte del Acuerdo con las Farc, aprobado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Pero lo que se debe hacer es que la JEP cumpla con su rol. Por más buenas intenciones que tengan los jueces para darle voz a algunas de las víctimas, están transformando su mandato, no son un juez penal ordinario que debe investigar todos los detalles y tampoco son una comisión de la verdad. Tienen que resumir los macrocasos en un único requerimiento que permita que las FARC asuman responsabilidad por todo lo ocurrido. Colombia debe ir cerrando etapas. El Ejército, la Policía, los fiscales, los jueces deben priorizar los nuevos desafíos del país.

Petro, Lula, Maduro

CAMBIO: Doctor Moreno, ¿cómo ve la situación de lo que está pasando en Venezuela y los pedidos de organismos internacionales, como la Justicia argentina, de querer llevar a Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad?

L. M. O.: El presidente Maduro está acusado de crímenes muy serios desde hace varios años. Durante su mandato se producen torturas y detenciones ilegales masivas. Pero ahora, además ha perdido su legitimidad como futuro presidente, no puede mostrar los resultados de las elecciones, porque no ganó. Esto no puede permitirse en una región como América Latina, que ya había dejado atrás las dictaduras.

CAMBIO: ¿Maduro se tiene que ir?

L. M. O.: La región debe evitar que Venezuela se convierta en una dictadura. Hoy en día, Venezuela es un país con más de 8 millones de exiliados y que ha intentado provocar una guerra con Guyana. Actualmente, la región no tiene guerras ni dictaduras. Maduro debe respetar la voluntad popular.

CAMBIO: Pero, ¿cómo?

L. M. O.: El fiscal de la Corte Penal Internacional puede intervenir, pero se necesitan liderazgos políticos en la región, en particular de presidentes cercanos a Maduro.  Petro y Lula, son claves para lograr una transición. 

Netanyahu y la Corte Penal Internacional

CAMBIO: Finalmente, ¿qué puede pasar con el señor Netanyahu? ¿Podría ser llevado ante la Corte Penal Internacional por lo que ha hecho en Gaza, con más de 40.000 víctimas, en su mayoría niños, y ahora en Líbano?

L. M. O.: Netanyahu tiene una visión de guerra para enfrentar la insurgencia palestina, ha bombardeado y desplazado a toda la población de Gaza, ataca el Líbano y provoca a Irán para desatar una guerra. El fiscal de la Corte Penal Internacional pidió una orden de arresto en su contra que los jueces están analizando. En esto, Colombia es un ejemplo alternativo para mostrar al mundo. Colombia es el mejor ejemplo de un país que, con muchas dificultades, enfrenta la violencia con justicia.

CAMBIO: Su trabajo fue llevado al cine, en la película 1985 con Ricardo Darín y Peter Lanzani, que al final deja una conclusión: siempre la justicia se impone, al final las leyes se imponen. ¿Es así?

L. M. O.: No siempre. Por eso hay que luchar constantemente para que la justicia se imponga.
 

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