¿Qué pasa en el Colegio Panamericano de Bucaramanga?
17 Marzo 2023

¿Qué pasa en el Colegio Panamericano de Bucaramanga?

Crédito: Fotoilustración: Yamith Mariño

La prestigiosa institución atraviesa un difícil momento por cuenta de un cambio de enfoque en el proyecto educativo y la llegada de una nueva rectora. Un alto número de docentes no continuarán el próximo año escolar y la molestia de padres y estudiantes no se ha hecho esperar.

Por: Juan Pablo Vásquez

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

El principal colegio bilingüe de Santander está en crisis. Se trata del Colegio Panamericano, fundado en 1963 y miembro de una red de colegios del país que gradúan a sus alumnos con diploma estadounidense y cuenta con un alto número de profesores angloparlantes en su planta. Entre los egresados de la institución hay personas destacadas a nivel nacional e internacional en diferentes áreas. Por sus pasillos han pasado nombres como Annette Taddeo, exsenadora del estado de Florida, Estados Unidos; María José Uribe, golfista profesional, medallista panamericana y representante del país en los Juegos Olímpicos; Vanessa Córdoba, defensora de los derechos de las mujeres y futbolista profesional; y Elsa Carvajal, cantautora conocida artísticamente como Elsa y Elmar y que ha recibido cuatro nominaciones a los Grammy Latino.

Durante las últimas dos décadas, el Panamericano se ha caracterizado por gozar de un enfoque formativo diferente al de otros colegios de la capital santandereana, en su mayoría pertenecientes a comunidades católicas y con pedagogías conservadoras. Ofrece clases que se adaptan a las destrezas e intereses de sus estudiantes. Si bien su fuerte no consiste en ocupar los primeros lugares en las pruebas de Estado, la mayoría de sus alumnos ingresan sin inconvenientes a la universidad de su preferencia y los padres de familia suelen destacar el buen ambiente escolar.

Pero la atmósfera cambió con el inicio del año escolar, en agosto de 2022, tras la contratación de la estadounidense Anne Lang, en reemplazo del anterior rector, Daniel Yamasaki, quien partió para dirigir a Del Mar Academy en Costa Rica. Elegida por la junta directiva con el objetivo de mejorar el rendimiento académico y con un currículum en el que resalta su experiencia en el sector financiero y el mercado de valores, Lang trajo consigo una nueva hoja de ruta y varios ajustes que no tardaron en levantar ampolla debido a la forma en que fueron ejecutados.

CAMBIO contactó a múltiples miembros de la comunidad, incluyendo exalumnos, profesores, directivos, personal administrativo, estudiantes y padres de familia, quienes compartieron sus testimonios alrededor de la presente situación.

Sacudón en el plantel

La salida de un alto número de docentes es una de las razones por las que Lang genera resistencia entre algunos padres y alumnos. Según cifras suministradas por las directivas del colegio, son 16 profesores los que no continuarán el próximo año lectivo, bien sea porque se les comunicó anticipadamente que sus contratos no serán renovados o porque ya renunciaron aduciendo diferentes motivos. Las cuentas recogidas por el propio plantel, sin embargo, muestran que son cerca de 30 los que están dictando sus últimos meses de clase en la institución, porque algunos más decidieron dar un paso al costado pero aún no lo han hecho público. De ser así, el 26 por ciento de la planta profesoral estaría marchándose.

La ruptura entre Lang y un grupo de maestros se concretó pronto, a las pocas semanas de empezar su periodo en la rectoría. Una docena de ellos, que en su mayoría solicitaron guardar su identidad por temor a represalias, explicaron que la expectativa que tenían con la nueva rectora se transformó rápidamente en descontento cuando modificó las condiciones laborales previamente estipuladas —aumentándoles la carga horaria— y llegó a conclusiones apresuradas sobre los planes de estudio y la metodología empleada.

Ella venía con suposiciones sobre nuestro colegio, sin siquiera preguntarle a alguien, y dijo que éramos desorganizados, que no había nada bueno que valiera la pena conservar en materia académica”, señaló una profesora que lleva vinculada al colegio más de ocho años.

Es tradición que cada año escolar se lleve a cabo un desayuno de bienvenida para los nuevos docentes. El espacio servía usualmente como excusa para promover la integración entre los recién llegados y el antiguo personal, por lo que se disponía de mesas y sillas para que pudieran departir y conocerse. “Es muy colombiano eso de sentarse, comer y estar con los demás. Esta última vez fue extraño, muchos recibieron su plato y se fueron a sus salones”, comentó otra docente extranjera.

Contrario a lo esperado, en el primer desayuno con Lang no hubo espacio para compartir, no hubo sillas ni mesas, y solo se dedicaron unos minutos para armar un círculo entre los presentes y que la nueva rectora se introdujera. Ese minúsculo detalle no cayó bien entre algunos asistentes, quienes reafirmaron su desconfianza unos días más tarde, cuando comenzó formalmente el proceso de reestructuración.

Sam Figueroa, profesor que se encargaba de los reemplazos, fue uno de los primeros en enterarse de que este iba a ser su último año en el Panamericano tras ser informado de que no sería tenido en cuenta para el nuevo proyecto educativo que se empezaba a construir. Los meses posteriores, según cuenta, se convirtieron en un cruce de versiones sobre cuáles eran sus tareas y qué tanto lo necesitaban. Mientras sus superiores le indicaban que su partida se daba porque sus funciones no eran requeridas, aumentaban los relevos que le asignaban en diferentes clases. Fue bajo esa situación que presentó su renuncia a finales de enero, aduciendo afectaciones a su salud mental y tratos despectivos de la rectora hacia sus colegas.

Posiblemente la señora Anne (Lang) reaccionara con unI can replace that bitch tomorrow’ (‘Puedo reemplazar a esa perra mañana’, en inglés), tal y como la escuché decir yo mismo sobre una docente que se marchó, y yo estoy en paz con eso, pero mucho talento humano de alta calidad se ha perdido y se seguirá perdiendo por su forma arbitraria, ofensiva e irrespetuosa de tratar a las personas”, se lee en la dimisión de Figueroa.

Renuncia de Sam Figueroa
La carta de renuncia de Sam Figueroa, que fue conocida por CAMBIO.

No es el único que se ha quejado de las formas de Lang. Robson Bowman, profesor canadiense de matemáticas que cumplió 13 años en la institución, también se pronunció en el mismo sentido y señaló que la nueva administración tomó decisiones importantes sin haber comunicado cuáles eran sus planes de cambio ni sus expectativas. En su caso particular, desde el inicio del año escolar anunció que, para agosto de 2023, cambiaría de aires y se uniría a un colegio en Macao, una región autónoma del sur de China. Sin embargo, aunque su decisión es ampliamente conocida, en más de una ocasión la rectora se ha esforzado por recordarle que el colegio igual prescindiría de sus servicios y no le renovaría su contrato.

Una de las razones por las que creo que no me renovarían es porque hablé con los papás de la comunidad acerca de lo que estaba ocurriendo. Tengo miedo de que si tratan mal a los profesores, ningún otro extranjero se anime a venir a dictar clases”, aseveró.

Los temores de Bowman no son infundados. Dado que la institución constantemente contrata profesores de países angloparlantes, tiene que echar mano de agencias de reclutamiento que conectan escuelas en todo el mundo con docentes de distintas nacionalidades. CAMBIO accedió a la página web de una de estas agencias y encontró una reseña de una exprofesora, redactada en inglés, que explícitamente recomienda “no trabajar en el Colegio Panamericano bajo el liderazgo de Anne Lang”.

Reseña sobre el Colegio Panamericano
"Los padres, así como parte del staff con el que he hablado, están frustrados con esta situación".

"Varios maestros ya han dejado sus puestos a mitad de año debido al desgaste mental y físico que ha tenido el ambiente escolar. Hay una sensación común y frecuente de caminar sobre cáscaras de huevo en el trabajo que es problemática. Esta era una escuela a la que esperaba llamar hogar durante mucho tiempo, pero este año lo ha hecho imposible", concluye el comentario.

De los docentes contactados durante el proceso de reportería para este artículo, seis aseguraron estar bajo acompañamiento de un psicólogo o psiquiatra debido al estrés que se deriva de su trabajo. Y los reclamos no se dirigen exclusivamente a la rectora, sino que también involucran a la directora académica y a los directores de preescolar, primaria y bachillerato, todos apuntados en sus cargos por Lang. Uno de ellos fue precisamente el protagonista de un episodio que trascendió por fuera de las instalaciones del colegio y despertó el enojo de alumnos, exalumnos y padres.

“Si no para, llamo a un vigilante”

La hoja de vida de Jerrill Adams da fe de una vida dedicada a la educación. Entre sus credenciales hay dos maestrías en la laureada Steindhardt School de la Universidad de Nueva York y más de 20 años de experiencia como maestro en Hong Kong, Ecuador, Congo y Estados Unidos. Detrás de su designación como director de bachillerato había pergaminos suficientes, pero esa aura de experticia se fue deteriorando con el paso de los meses. Sus advertencias a un estudiante que exigía explicaciones por el despido de una profesora —pasadas de tono según fuentes consultadas por CAMBIO— fueron el punto de quiebre definitivo.

En medio de las múltiples salidas de docentes, hubo una que llamó especialmente la atención por la forma en que se dio. Transcurría con normalidad la jornada académica, los estudiantes aún permanecían en el colegio, y a una maestra de bachillerato se le comunicó que había sido relevada de su cargo. No se le permitió regresar a su salón por sus pertenencias, las cuales fueron recogidas en una caja por el propio Adams.

Nunca entendí esas ganas de mostrarse como los que mandan. Eso es una torpeza. ¿Qué les costaba echarla un par de horas después, cuando los niños ya estuvieran en sus casas?”, comentó la mamá de una exalumna que conoció del suceso.

Los hechos ocurrieron a la vista de todos y el rumor se regó rápidamente. Un estudiante de último año se acercó a preguntarle a Adams qué estaba pasando. La respuesta del director intentó restarle importancia a la situación y se limitó a ordenarle que fuera a almorzar. Luego de comunicarle a Adams que ya había almorzado, continuó insistiendo, preguntando por qué habían decidido despedir a su maestra de esa manera.

Yo lo conozco desde pequeño y nunca ha sido una persona reactiva. Es un niño que jamás levanta la voz, pero sí argumenta bien sus posiciones”, indicó una docente que solicitó mantener su nombre bajo reserva.

La madre del alumno cuenta que el director de bachillerato, cansado de que su hijo solicitara una explicación, se exaltó y le contestó airadamente: “Si no para, llamo a un vigilante”.  Otros dos alumnos, quienes confirmaron esta versión, relatan que se sintió como una amenaza.

Cuando supimos, corrimos para ver qué fue lo que pasó. La respuesta de Mr. Adams no fue para calmarlo, sino para despacharlo. Esta es la hora y mi compañero no ha recibido una disculpa”, recordó uno de ellos.

Lang, al darse cuenta, intentó controlar los ánimos y reunió a varios estudiantes en la biblioteca para evitar que el acontecimiento se escalara. Su reacción fue tardía porque las palabras de Adams ya estaban en conocimiento de varios padres de familia.

¿Qué dice el colegio?

CAMBIO pidió entrevistas con Sergio Arenas, presidente de la junta directiva; Anne Lang, rectora; y Jerrill Adams, director de bachillerato; pero ninguna se concedió. La solicitud fue atendida por Cristina Pacheco, una experta en comunicaciones que asesora al colegio, quien señaló que la institución solo respondería preguntas por escrito. El cuestionario fue enviado.

Frente a la salida de decenas de maestros, se señaló que “la cifra de profesores extranjeros es la más alta en los últimos cinco años, y esperamos que aumente en el siguiente año escolar”. Se adjuntó un cuadro con el número de docentes que no seguirán para el próximo año lectivo (16) y que no coincide con las cifras recopiladas por el propio plantel (casi 30).

De igual forma, ante los supuestos maltratos recibidos por algunos docentes por parte de la rectora, se agregó que “el Colegio Panamericano es una institución respetuosa de la ley y por ello garantiza a todos los miembros de su comunidad los espacios, mecanismos de acción y reserva que aseguren y protejan sus derechos”.

Sobre el episodio que involucra a Adams y a un estudiante, el colegio afirmó que no se pronunciará por tratarse de un menor de edad.

La simpleza de las respuestas contrasta con la agitada realidad. Dos asambleas generales —una extraordinaria y la otra ordinaria— se han celebrado en el último mes y el principal asunto a discutir ha sido la ejecución del nuevo proyecto educativo. En grupos de padres de familia persisten las acusaciones subidas de tono por parte de ambos bandos, aquellos que defienden a la rectora y quienes se oponen a su gestión, y los consensos no parecen asomarse en el futuro cercano.

Un estudiante de último año lo resume así: “El colegio no se sentía así. La esencia misma ha cambiado para mal”.

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí