¿Se apresuró Miguel Uribe Turbay al lanzar su precandidatura?
22 Octubre 2024 04:10 pm

¿Se apresuró Miguel Uribe Turbay al lanzar su precandidatura?

Paola Holguín, María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Miguel Uribe Turbay.

Crédito: Colprensa

El senador entra a pelear en el Centro Democrático una posible candidatura presidencial con Paola Holguín, María Fernanda Cabal y Paloma Valencia. Análisis

Por: Armando Neira

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El senador Miguel Uribe Turbay se lanza al agua. Desde Copacabana, Antioquia, el lugar donde su madre, la periodista Diana Turbay, fue asesinada por el narcotráfico el 25 de enero de 1991, prometió: “Conmigo vuelve la seguridad” para la “tranquilidad de los colombianos”.

A pesar de su juventud –38 años– es difícil verlo como una cara fresca en el escenario político. Por el contrario, su discurso y sus apellidos llevan a algunos opositores a argumentar que representa la vieja política.

Este señalamiento es injusto, no solo porque él no es responsable de las decisiones de su abuelo, sino porque, como muchos jóvenes del país, también es víctima de la violencia.

Su madre fue secuestrada por el capo Pablo Escobar Gaviria, quien le tendió una trampa haciéndole creer que iba a una entrevista con dirigentes del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

En el intento de rescate, murió en un hecho que conmovió al país. Miguel, con 5 años, y su hermana María Carolina, de 18, quedaron sin madre. “Creo que Escobar recibió lo que merecía porque fue un criminal que hizo mucho daño en el país”, declaró Miguel Uribe hace unos años en una entrevista a El Tiempo.

“Independientemente de que estuviera muerto, porque ya estaba muerto cuando hice mi proceso de duelo y perdón, yo perdoné a todos los que estuvieron involucrados, incluyendo a Popeye (Jhon Jairo Velásquez, jefe de sicarios de Escobar). Entendí que nada que yo hiciera me devolvería a mi mamá y, en cambio, perdonar me enriquecería como persona y me permitiría vivir sin carga. La reconciliación es lo único que ayuda a sobrepasar un momento tan difícil”, agregó.

María Fernanda Cabal

Su actividad política ha sido precoz. Llegó al Concejo de Bogotá a los 25 años y, a los 29, asumió la Secretaría de Gobierno durante la administración de Enrique Peñalosa.

Se presentó a la Alcaldía de Bogotá y, aunque perdió, obtuvo 420.000 votos. Posteriormente, fue llevado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez como el número uno en la lista al Senado del Centro Democrático (CD), partido del que ahora aspira a ser el candidato oficial.

¿Se apresuró Miguel Uribe?

“Miguel Uribe, acertada o desacertadamente, inició campaña muy temprano”, afirmó el analista Gabriel Cifuentes. Esto se debe a que, aunque es conocido en su partido, es menos reconocido que varios de los precandidatos ante la ciudadanía en general, lo que lo obliga a salir más pronto para que lo identifiquen.

Las dos variables, reconocimiento y favorabilidad, inciden en la intención de voto. Sin embargo, sus índices son bajos, por lo que debía anunciar su candidatura, aseguró Cifuentes.

“Miguel Uribe está cometiendo un error gravísimo al lanzarse dos años antes”, opinó Carlos Arias, profesor de la Universidad Javeriana.

Según él, aunque sus asesores busquen reconocimiento nacional, es muy difícil que, en ese proceso, termine siendo quemado por lanzarse antes y no cumplir las reglas del juego en el Centro Democrático, que habían señalado que no se lanzarían hasta que no estuvieran claras las condiciones de la consulta. “Al lanzarse, intenta ganar unos meses más de reconocimiento”, dijo el catedrático.

Paloma Valencia

“Hace bien en lanzarse porque no es temprano para hacer campaña. El presidente Petro ya la ambientó, por lo que lo natural es que quienes tienen intención se lancen pronto”, señaló la analista María Jimena Escandón.

En efecto, el senador busca adelantarse en un grupo donde hay al menos tres mujeres más con mayor reconocimiento: María Fernanda Cabal, Paola Holguín y Paloma Valencia.

Las tres han estado desde el principio junto con el expresidente Uribe, acompañándolo en sus batallas y en sus mayores glorias, cuando ganó en dos ocasiones consecutivas la Presidencia sin necesidad de ir a segunda vuelta (2002-2006 y 2006-2010).

Las tres creen, además, que una de ellas debe llevar esas banderas, después de que las portaron el exministro de Hacienda Óscar Iván Zuluaga, quien perdió, y luego Iván Duque, quien se convirtió en presidente de Colombia.

Si alguna de ellas fuera la elegida, competiría en lo que hasta ahora se vislumbra como unas elecciones donde las mujeres serán protagonistas.

Paola Holguín

A ellas se suman los nombres de la exalcaldesa Claudia López y la periodista Vicky Dávila, de quien se cree que estará en el tarjetón. En el Pacto Histórico también se menciona a la vicepresidenta, Francia Márquez, aunque ella ha afirmado que se mantendrá en el cargo para cumplir con sus electores.

Estos hechos, sin embargo, son aún incipientes. Así lo precisó Cifuentes, quien recuerda que la candidatura de Miguel todavía no es formal; es un precandidato dentro de un proceso que involucra varias etapas. “Primero, la consulta interna del candidato del CD, luego una posible consulta entre varios candidatos de la oposición. Es una carrera de varias vueltas en una campaña que inició prematuramente”.

Todos estos procesos se deben, en gran parte, a que el CD ya no es lo que era. La colectividad se ha desdibujado al punto de que en las elecciones de 2022 no presentó candidato en solitario.

Se espera que para 2026 también se integre a una coalición de la derecha para tratar de instalar un nuevo ideario en la Casa de Nariño.

Así las cosas, Uribe Turbay tendrá que superar varios contendores y procesos. Con los niveles de desconocimiento que enfrenta en la población, su candidatura podría no prosperar. Es decir, salir anticipadamente puede ser el menor de los males.

¿Hay algún favoritismo del expresidente Uribe hacia Miguel? “No creo que el partido de Uribe se la juegue por las demás candidatas. El expresidente ha tomado distancia del proceso”, dijo Cifuentes.

Para este experto, esto no solo se debe a que Uribe Vélez no quiere comprometerse con miembros de su propio partido; podría más adelante ver la posibilidad de apoyar a un externo que pueda ganarle al petrismo, sino también porque falta el proceso interno, donde probablemente no intervendrá a favor de ningún candidato.

La analista opinó, además, que algunos aprovechan para movilizar su campaña al Congreso, pero hay otros candidatos que se queman y quedan incómodos por la forma en que el expresidente les hace “conejo”.

Desde su óptica, ella considera que el expresidente no se la juega por María Fernanda, Paola o Paloma, tal vez porque es de extracción liberal y ellas son conservadoras, y también porque sabe que la puja por la Presidencia, hasta ahora, era más fácil con una figura masculina que femenina.

Miguel Uribe

Lo lógico sería respetar la carrera de los aspirantes en el partido y sus resultados, para que quienes lleguen encuentren el apoyo de un partido cohesionado y no uno con heridas abiertas y lanzando fuego amigo, como le ocurrió al expresidente Duque. Una pelea interna que aún muestra cicatrices.

“Creo que comete un error. Miguel Uribe Turbay no es la carta de la derecha. Creo que le queda muy difícil a pesar de que tenga el guiño de Uribe. Y ya nos hemos dado cuenta en ocasiones anteriores que el que tiene el guiño de Uribe puede perder, como le ocurrió a Zuluaga”, opinó Arias.

“Miguel Uribe aprovechó y ‘picó en punta’ entre el uribismo porque en ese grupo político existirá un mecanismo de consulta para escoger un candidato. Además, Uribe Turbay intentó convertirse, tanto en el interior del uribismo como hacia afuera, en la némesis del sector oficialista que gobierna el país”, señaló el analista Pedro Viveros.

Los adversarios de Uribe Turbay han aprovechado su anuncio para ironizar y decirle que no le ha ganado a nadie. En política en Colombia no hay nada escrito.

Lo cierto es que tras el ciclo cumplido de Uribe y de Petro –porque la reelección está prohibida– hoy no se vislumbra una carta sólida, un líder robusto que tenga la capacidad de movilizar a millones a su favor.

Por eso mismo, es casi imposible pronosticar quién ganará las presidenciales en 2026, así como quién perderá. Por eso, Uribe Turbay se muestra optimista.

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