"Solo mi mamá me creyó": Benedetti cuenta su paso por la rehabilitación contra las drogas

El ministro del Interior, Armando Benedetti, ha librado una batalla de casi treinta años contra el alcohol y la droga, un viaje marcado por años de esperanza y una amarga recaída. En entrevista con Patricia Lara Salive, fundadora de CAMBIO, el político reveló los detalles más íntimos de su lucha, donde el apoyo de su madre, esposa e hijos emergió como el único constante en medio del caos.

1995, el año en que comenzó su primera batalla contra la adicción al alcohol

Benedetti dice que después de su paso por rehabilitación ha podido determinar que su adicción ha estado marcada por la separación de sus padres, cuando él tenía nueve años. El 8 de diciembre de 1995 tuvo el primer intento de cambiar. Ese día, el político despertó después de una noche de excesos.

• Las 10 frases más impactantes de Armando Benedetti en entrevista con CAMBIO: adicción, familia y arrepentimiento

"Me levanto un día, había peleado con mi novia, era el mismo cuento de siempre. Me levantaba con remordimiento. Ese día empecé a sentir... no eran calambres, pero eran unas sensaciones raras en el cuerpo. No vi alucinaciones, pero sentía que había cosas raras en el cuarto", recordó y confesó que se dijo así mismo que se estaba volviendo loco y habló con su madre.

Ella fue la que le aconsejó entrar en rehabilitación y quien creyó en su voluntad de cambiar. Por eso lo llevó donde el psicólogo Miguel Bettin, experto en adicciones. "Estuve casi 60 días encerrado entre comillas en la clínica", confesó sobre ese primer tratamiento que le dio catorce años de sobriedad.

• "Fui un hijueputa con mi familia": Benedetti confiesa el impacto que causó su adicción

2008 trajo una recaída que comenzó por confundir agua con vodka

Sin embargo, en 2008, mientras su carrera política como senador avanzaba, volvió a recaer, dice, por error.

"Estaba en una reunión tomando agua. Dejé el vaso y al tomar de nuevo, me equivoqué: era vodka. En vez de escupirlo, me lo tomé", relató sobre el momento que desencadenó su recaída.

Lo que siguió fue una espiral descendente que duraría más de una década. "Empecé a tomar a escondidas, pero mi familia se dio cuenta a los dos o tres meses. Fue una tragedia". 

Benedetti describió con crudeza la dualidad de esos años como "adicto funcional". Por un lado, el político responsable: "Nadie puede decir que falté a un debate en el Senado. Jugaba tenis cuatro veces por semana, a veces hacía pesas". Por otro, el esposo y padre ausente. "Todos me decían que yo dejara de consumir, que yo sabía que estaba en espiral y me lo habían pedido todos a su manera, todos de forma directa".

• Entrevista a Armando Benedetti: “Yo no quisiera ser adicto, pero lo soy”

2023, el punto de inflexión por un diagnóstico de precáncer

El año 2023 marcó un punto de inflexión. Un diagnóstico de precáncer de colon lo confrontó con su propia vida. Fue entonces cuando tomó la decisión más difícil: ingresar a un centro de rehabilitación en México. "¿Por qué México? Porque en Colombia hubiera sido imposible. Allá el proceso es retrospectivo. Tienes que revisar qué hiciste o no hiciste".

En el centro mexicano, Benedetti enfrentó los fantasmas de su infancia. "Cuando mis padres se separaron, yo tenía 9 años. Ahora me acuerdo de ese niño chiquito, solo en ese momento, y me dan ganas de llorar", compartió. El ministro incluso confesó que estuvo a punto de abandonar el tratamiento a los ocho días, pero recibió una carta de su esposa que lo hizo reconsiderar la decisión. "La leí y me puse a llorar '".

Hoy Benedetti reconoce que, ahora que se recuperó,"todo el mundo va a estar pendiente. Si en algún momento quisiera volver a beber, no puedo. Tengo esa fuerza social", confesó. Aunque celebra haber "recuperado a su familia", admite que las cicatrices permanecen: "Mi esposa todavía no me ha perdonado del todo, y con razón".

También dejó un mensaje para quienes enfrentan adicciones: "Si toda la sociedad y el Estado brindaran ayuda cuando alguien reconoce que está enfermo, sería un gran alivio. Casi el 80 por ciento de los problemas de salud pública vienen del alcohol y las drogas. (...) Es un problema de salud pública, y deberíamos tratarlo como tal. Si uno pudiera decirle a la familia o al Estado: 'tengo un problema, ayúdenme', sería mucho más fácil salir adelante", dijo.