Luz Alba Vanegas Cubillos: ‘A tres meses de obtener mi derecho a la pensión, me echaron de la Cancillería’
16 Diciembre 2024 04:12 pm

Luz Alba Vanegas Cubillos: ‘A tres meses de obtener mi derecho a la pensión, me echaron de la Cancillería’

Luz Alba Vanegas Cubillos.

Crédito: Archivo Particular

Este es el drama laboral de la exfuncionaria, despedida sin motivo tras más de 30 años de trabajo en el ministerio de Relaciones Exteriores. “Estoy muy defraudada con un gobierno que, creí, iba a defender a la gente que, como yo, se ha hecho a pulso”, dice en entrevista a CAMBIO.

Por: Armando Neira

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En la misma semana en que el presidente Gustavo Petro defendió el nombramiento de Daniel Mendoza Leal, conocido por la serie Matarife, para la embajada de Colombia en Tailandia en medio de una ola de indignación por sus mensajes machistas, misóginos y pedófilos en la red social X, el Gobierno Nacional destituyó de su cargo, y sin fórmula de juicio, a Luz Alba Vanegas Cubillos, una funcionaria que afirma no tener ni una tacha en su historia laboral. Como prueba de su desempeño, pone de referencia a los cancilleres y vicecancilleres de los últimos 30 años.

La declararon insubsistente, a pesar de que le faltaban sólo tres meses para cumplir la edad requerida para pensionarse. “Todos me conocen, saben de mi absoluto respeto por las instituciones y el esmero con el que cumplí las funciones asignadas durante tres décadas”, dice. A raíz de este hecho, CAMBIO la entrevistó.

CAMBIO: ¿Cómo se siente?

LUZ ALBA VANEGAS CUBILLOS: Muy triste. Muy defraudada con un gobierno que creí iba a defender a la gente que, como yo, se ha hecho a pulso, pero que, por el contrario, actúa de esta manera con una empleada que le ha entregado su vida al servicio público.

CAMBIO: ¿Cuál era su cargo?

L.A.V.C.: Técnicamente era asesora en grado 16 de la planta de personal del Despacho del ministro de Relaciones Exteriores. Es un cargo alto del que me siento muy orgullosa, porque llegué allí escalando por méritos durante tres décadas de trabajo.

CAMBIO: ¿Cuándo le dieron la noticia de que usted ya no seguiría en la Cancillería?

L.A.V.C.: En este diciembre. El pasado miércoles 11.

CAMBIO: ¿Qué argumento le dieron?

L.A.V.C.: Ninguno de manera oficial. Informalmente me enteré de que necesitaban mi cargo. Se escuchan muchas versiones, como que lo requieren para cubrir cuotas políticas, pero no puedo confirmarlo porque a mí no me consta.

Luz Alba Vanegas Cubillos

CAMBIO: ¿Cuánto tiempo llevaba en la Cancillería?

L.A.V.C.: Empecé joven, hace más de 30 años. Sólo tuve una pausa cuando acepté un cargo en la Fiscalía, donde estuve un año y seis meses. Hace diez regresé a la Cancillería y seguí ocupando cargos tanto provisionales como de libre nombramiento. Conocía tanto mi trabajo, que fui ascendiendo y obteniendo reconocimientos por mi desempeño.

CAMBIO: ¿En algún momento sintió que la iban a despedir?

L.A.V.C.: Nunca. Al contrario: hace un tiempo pedí alguna oportunidad para salir al exterior o un ascenso, ya que estaba cerca de mi pensión y quería mejorar el monto con el que voy a vivir en adelante. Me ofrecieron un ascenso al cargo de asesora 16, que era de libre nombramiento y remoción. Lo vi como un ascenso y me mostré agradecida hasta el día en que me notificaron mi salida. Con mi tiempo en la Cancillería y en la Fiscalía, sumo 32 años de servicio público sin una sola tacha.

CAMBIO: ¿Qué estudios tiene?

L.A.V.C.: Soy Administradora de Empresas con Especialización de Gerencia de Negocios Internacionales y en Gerencia Integral de Proyectos y me capacite permanentemente en temas de derechos humanos, por ejemplo, con un diplomado en Derechos Humanos de la Universidad Nacional y varios seminarios y cursos de Naciones Unidas, entre otros.

CAMBIO: ¿Quién pagó sus estudios?

L.A.V.C.: Yo misma. Vengo de una familia, como la mayoría de los colombianos, que ha logrado todo con esfuerzo. En mi casa no había recursos para pagarme una universidad diurna, así que estudié de noche y trabajé de día. Me hice profesional con mi esfuerzo. Al ingresar a la Cancillería, era consciente de que debía seguir capacitándome, por lo que ahorré para pagar mis estudios. Nunca recibí auxilios ni ayudas del Ministerio para mi formación académica.

CAMBIO: ¿Nunca le han regalado nada?

L.A.V.C.: No. Pero no me quejo porque entiendo las circunstancias de cada uno. En mi caso, era el de una profesional, de carácter técnico, que cumplía al pie de la letra las misiones asignadas. Pueden entrevistar a cualquiera de mis jefes, a todos los directores de derechos humanos, a los viceministros, a los exministros. Todos, estoy convencida, le dirán que soy una muy buena trabajadora, muy comprometida y muy responsable. Por eso me ofrecieron estar en diferentes cargos y pude ascender y hacer carrera en la Cancillería.

CAMBIO: ¿En la Cancillería se estimula a los políticos?

L.A.V.C.: Le hablo de mí. Yo no tengo ninguna afiliación política. Yo soy, digamos, un técnico que le aporta su visión a la Cancillería para que tengamos una mejor política exterior y para que Colombia siga avanzando en todos los frentes. En mi caso, en el de los derechos humanos.

CAMBIO: ¿Para qué hay una división de derechos humanos en la Cancillería?

L.A.V.C.: Para darle desarrollo a toda la política exterior del país en ese campo. En nuestra dirección lo que hacemos es poner en marcha los instrumentos internacionales que, en materia de derechos humanos, se negocien tanto en Naciones Unidas como en la OEA y en otros organismos donde los estados acuerden compromisos. Estos compromisos se traen para que aquí se implementen al nivel nacional. 

Luz Alba Vanegas Cubillos

CAMBIO: Colombia, por ejemplo, firma un convenio internacional en el que se prohíbe la tortura. ¿Ustedes implementan esa política aquí?

L.A.V.C.: Así es. Los compromisos que Colombia y otros estados van adquiriendo los traemos aquí. Pero hay más funciones.

CAMBIO: ¿Cómo qué?

L.A.V.C.: Nosotros atendemos las visitas de procedimientos especiales. Por ejemplo, la que hizo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para observar el estado de los derechos humanos en Colombia, la visita que hizo el Comité de Desaparición Forzada recientemente o la del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre el tema del reclutamiento de menores. Yo coordinaba un grupo que tiene siete personas, y ese grupo era el encargado de realizar todas estas labores para brindar la información y garantizar que las visitas fluyan de manera normal.

CAMBIO: Hay una percepción de que la defensa de los derechos humanos es más afín a los gobiernos de izquierda. ¿Es así?

L.A.V.C.: La defensa de los derechos humanos no debe tener color político. Debe ser una obligación del ser humano por elemental empatía con sus congéneres. Durante mi trabajo, al margen de quien estuviera en el gobierno, lo que nos interesaba era cómo poner a caminar toda la institucionalidad nacional cuando el Estado adquiría compromisos internacionales. El propósito era garantizar que esos compromisos se cumplieran de verdad y fueran efectivos para toda la población colombiana.

CAMBIO: ¿Cuál fue su último trabajo?

L.A.V.C.: Precisamente estaba haciendo un informe sobre la visita del Comité de Desaparición Forzada cuando me llamaron a decirme que necesitaban que renunciara.

CAMBIO: ¿Qué hizo entonces?

L.A.V.C.: Mi primera impresión fue de que se trataba de un inmenso error. Porque, hace unos meses, cuando entré en el estado de protección que brindan las leyes ante la inminencia de cumplir los requisitos para mi pensión, yo misma fui e informé de esa situación para que hubiera total claridad.

CAMBIO: ¿De que a usted no la podían echar?

L.A.V.C.: Quiero ser precisa: Yo no me quiero atar a un cargo. Al contrario, soy de las que cree que, cuando una cumple un ciclo, debe darle el espacio a la gente más joven para que ocupe esas posiciones. No sólo porque es una ley natural de la vida, sino porque así son los tiempos laborales. En marzo cumpliré la edad de pensión y tengo semanas cotizadas de sobra. Entonces, lo legal era que yo hiciera todo, llenara los requisitos y me retirara, pero no quedar en la calle a menos de cuatro meses.

CAMBIO: ¿Y usted les dijo eso?

L.A.V.C.: Por supuesto. Les mostré la documentación, todo, pero me dijeron que no. Que necesitaban el cargo y me sacaron.

CAMBIO: ¿No se dieron cuenta de la situación?

L.A.V.C.: Claro que se dieron cuenta, porque fue a las 2 de la tarde cuando recibí la primera noticia. Les expliqué con documentos y todo. A las 4 de la tarde me llamaron, y pensé que habían reflexionado sobre lo sucedido, pero no. Era para confirmarme mi salida.

CAMBIO: ¿Quién la sacó?

L.A.V.C.: La resolución la firma Paola Andrea Vásquez Restrepo en su condición de secretaria general y encargada de las funciones del despacho del ministro de Relaciones Exteriores.

Gustavo Petro, presidente

CAMBIO: ¿Usted cree que el canciller Luis Gilberto Murillo sabía?

L.A.V.C.: Es de suponer. No creo que ella se haya saltado al canciller, quien se encontraba en una gira por el exterior, pero que está en permanente comunicación con el encargado del ministerio. Estoy convencida de que a él lo informan de todo lo que sucede aquí, porque esa es una de las funciones del encargo: transmitir todo lo que ocurre. En ocasiones anteriores, la señora secretaria, cuando lo reemplazaba, le informaba todo. No creo que se le haya pasado por alto que iban a sacar a una mujer que le ha entregado toda su vida a la Cancillería, y a menos de cuatro meses de obtener su derecho a la pensión.

CAMBIO: ¿Qué piensa hoy del gobierno del presidente Petro y de su canciller Murillo?

L.A.V.C.: Pienso en los mensajes de la campaña que hacían énfasis en propender por los derechos humanos y respetar los derechos de las personas. Lamentablemente, ahora que me corresponde a mí exigir mis derechos, veo que no tengo derechos, que hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Empiezo a cuestionar eso.

CAMBIO: ¿Qué va a hacer ahora?

L.A.V.C.: Puse una tutela para que me reincorporen y me permitan cumplir el tiempo de los cuatro meses.

CAMBIO: ¿Pero si allá no la quieren? ¿Cómo cree que se sentirá si la reincorporan?

L.A.V.C.: Todos los empleados que vivimos del sueldo, es decir, la mayoría de los colombianos, me van a comprender. Yo no tengo ninguna sociedad conyugal. No tengo hijos. No recibo arriendos ni tengo ninguna entrada adicional. Mi subsistencia depende únicamente de mi cargo. Tengo a mi madre, que tiene 80 años, y a nadie más.

CAMBIO: ¿Lo hace por necesidad?

L.A.V.C.: Sí, pero también por dignidad. Cuando el 13 de marzo de este 2025 cumpla 57 años, quiero cerrar un ciclo como una ciudadana a la que nunca le regalaron nada, que trabajó sin pausa durante más de tres décadas, que creció laboralmente por su esfuerzo y que quiere un país mejor, donde a la gente no se le maltrate ni se le arrebate su dignidad así porque sí.

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