“Congresistas del Centro Democrático han sido el palo en la rueda”: Andrea Padilla
21 Marzo 2023

“Congresistas del Centro Democrático han sido el palo en la rueda”: Andrea Padilla

Crédito: Foto: Colprensa

La negativa del Ministerio de Agricultura a la inclusión del artículo 20 en el PND es la más reciente estocada a los defensores del bienestar animal: pone en tela de juicio el compromiso del presidente Gustavo Petro con la senadora Andrea Padilla y evidencia la prioridad que da el Gobierno a los intereses económicos de las actividades pecuarias. La senadora espera un triunfo en el proyecto de ley que prohíbe la tauromaquia y las corralejas.

Por: Olga Sanmartín

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Es mujer y dedica su vida, desde hace más de 20 años, al activismo por la defensa de los derechos de los animales no humanos; lo hace en un país curtido por la muerte, donde el valor de la vida, del dolor, se ha diluido hasta esfumarse. Lo hace en un país machista, donde muchos de los hombres más poderosos, pero también aquellos que encarnan la voz popular, aún encasillan a las mujeres dispuestas a batallar y las rotulan como viejas locas, histéricas, “pataletudas” y sin oficio, en un intento, en este caso fallido, por disminuirlas frente a la opinión pública. Lo hace en un país racista, también clasista, donde “los pobres y los negros merecen su suerte”. Lo hace en un país donde ni siquiera muchas mujeres, de supuesta naturaleza protectora, son sus aliadas, porque han perdido su capacidad de empatía y están más preocupadas por el poder, el odio, el dinero y la belleza. Lo hace en un país casi medioeval, donde aún hay unos “reyecitos”, con mucho poder económico, que mandan y aseguran que la tauromaquia o las corralejas y las peleas de gallos son cultura, y que las mujeres ¨deben ocupar su lugar”. Y finalmente, lo hace en un país donde defender los derechos de los animales no humanos está en el último lugar de la lista, porque los gobiernos, incluido este, deben concentrarse prioritariamente en la paz entre humanos. 

Cambio Colombia

En ese complejo y solitario camino, Andrea Padilla, hoy senadora de la república y antes concejal de Bogotá, libra toda suerte de batallas enormes para que los más desprotegidos, los que han estado por siempre en el olvido y en el maltrato, más que los pobres, más que los indígenas, más que los negros y más que las mujeres, sean protegidos al menos en los más elementales de sus derechos. Tiene fuerza, tiene ética, no han podido silenciar su voz y ese logro no es gratuito; ella ha tenido una interesante y nutrida formación académica que le ha servido de escudo en contra de tanta piedra y la ha mantenido como una activista que no se rinde, que ha aprendido a jugar el “ajedrez” de la política sin caer en la trampa de la corrupción. En definitiva, le ha enseñado a ser una “activista racional”. 

Su hoja de vida merece ser descrita al detalle. Es doctora en derecho de la Universidad de los Andes (beca Colciencias para Doctorados Nacionales, 2014), magíster en criminología de la Universidad Católica de Lovaina (beca del Programa Albán de Estudios de Alto Nivel de la Comisión Europea para América Latina, 2004), magíster en Pensar y Gobernar las Sociedades Complejas, de la Universidad Autónoma de Barcelona, y psicóloga de la Universidad Javeriana.  Desde 2008 y hasta 2019 fue vocera en Colombia de la ONG AnimaNaturalis Internacional (organización iberoamericana para la defensa de los animales).  Ha merecido galardones como el otorgado por la organización Peta Latino en marzo de 2021 a la “Mujer defensora de los animales”.

Desde niña, y gracias a la educación que recibió de sus padres, sintió esa necesidad imperiosa, genuina y visceral, de trabajar por los desprotegidos sempiternos: los animales no humanos. Trabaja 24x7, renunció a su vida personal, pero tiene una pareja, una relación sólida, porque ambos trabajan en este campo, son colegas y entienden lo que demanda esta labor. Tomó la decisión de consagrar su vida a la defensa de los animales, lo que significó renunciar “quizás a la de ser madre, en el sentido de lo que parir se refiere”. Optó por dedicar su energía y recursos de todo tipo –emocionales, económicos, intelectuales– a la defensa de los animales, al activismo. También por una decisión planetaria: “Ya somos muchos en esta tierra y la responsabilidad de aportar al equilibrio es de todos. Esto es un apostolado y es una decisión consciente que me genera una profunda satisfacción. Siento que estoy haciendo algo importante por lo seres más indefensos de este planeta”. 

En marzo de 2020 creó la Ruta Animal, programa con el que, a febrero de 2022, había alimentado y rescatado a miles de animales sin hogar en Bogotá y Cundinamarca; había esterilizado a más de 5.000 gatos y perros a lo largo y ancho del país, y en las zonas más abandonadas por el Estado. Una tarea que por ley le corresponde a los gobiernos nacionales y municipales, obligación que ha brillado por su ausencia. ¿De dónde salen los recursos? En primer renglón, de su sueldo, porque a esta senadora no le tiembla la mano para donar la tercera parte de su salario para su causa. Ha apoyado todos los proyectos de ley que buscan bajar los estrafalarios salarios de los congresistas, pero en el fondo sabe que son pocos los que legítimamente quieren renunciar a esos privilegios: “Bastaría con que ellos decidieran donar voluntariamente un porcentaje de sus millonarias mesadas a alguna labor social, la de preferencia”.  

De cucarachas y más 

Su activismo, poco a poco, ha dado resultados. Difícil verla descolocada, salvo aquella vez, cuando siendo concejala de Bogotá, en noviembre de 2020, le nombró públicamente la madre a José Félix Lafaurie, quizás la encarnación de todo lo opuesto a lo que su defensa de los derechos representa: el respeto por la vida.

Ya antes, también en 2020, en un agresivo twitter le salió “el machito” a Lafourie en contra de Padilla. Para aplastarla, afirmaba que la entonces concejala había llegado al Conejo de Bogotá gracias al apoyo de la guerrilla. No faltaron “los varones” que aplaudieron el insulto, pero esos aplausos no fueron suficientes para evitar que el presidente de Fedegán tuviera que rectificar sus difamaciones, por mandato de un juez. Lafaurie se retractó a su manera, o mejor, no se retractó: aplicó las consabidas triquiñuelas que convierten una retractación en una reafirmación. Omitió, además, rectificar el insulto burlesco, en el mismo twitter, donde afirmaba que la entonces concejala “prefería rescatar a una cucaracha antes que a un ser humano”. No hubo silencio, y las voces de apoyo gritaron: “Si se tratara de Lafaurie, preferiría rescatar a la cucaracha”.  

A partir de octubre de 2021 y hasta hoy ha recorrido 25 de los 31 departamentos del país para recoger información que le permitiera presentar una propuesta seria, recogida en el artículo 20, para que el bienestar de los animales no humanos fuera incluido en el Plan Nacional de Desarrollo (PND). Estaba confiada, no solo por la sustentación de sus argumentos lógicos y éticos, sino también porque antes de la segunda vuelta para elecciones presidenciales firmó públicamente, con el entonces candidato Gustavo Petro, una carta en la que el hoy presidente se comprometía a dar prioridad a las iniciativas legislativas de bienestar animal, alineada con uno de sus postulados “Colombia: potencia mundial de la vida”.

Vacas y más vacas

Hace un par de semanas no pudo ser mayor su sorpresa al ver la llamativa postura de la ministra de Agricultura, Cecilia López Caballero que, en aparente contravía de la política de “la potencia mundial de la vida” del presidente Petro, respaldó los intereses de los ganaderos frente a los intereses del cuidado medioambiental, amenazado por la ganadería cada vez más extensiva, y que también demanda de manera urgente la más elemental protección animal. 

Padilla dice que la ministra de Agricultura no ha entendido el vanguardismo del cambio del presidente Petro y que su interlocución con la funcionaria pública ha sido muy tensa: “No he encontrado en la ministra una interlocutora interesante y propositiva. Y esa resistencia de ese ministerio a permitir que el Ministerio de Ambiente asuma el liderazgo de protección y bienestar animal obedece a un celo por mantener cooptadas las discusiones públicas sobre el bienestar de los animales en el sector pecuario”.  

Advierte que “el Ministerio de Agricultura, y particularmente el ICA es una entidad que sigue funcionando al compás de los intereses de los gremios del sector productivo y no de los intereses de los más pobres del sector que son los campesinos cultivadores (…) Entiendo que hay unos compromisos muy complicados en el tema de esas tierras y que la persona que está, desafortunadamente, liderando esos temas, José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán, tiene sus intereses afincados en el Ministerio de Agricultura”.

A finales de semana, la senadora sufrió una nueva estocada y, una vez más, comenzó a redactar un texto para que al menos se comience a poner un primer ladrillo en beneficio del bienestar animal: “La propuesta de este artículo, que dejaba al Ministerio de Ambiente como ente regulador de la protección animal en el PND, ha dejado en evidencia los profundos intereses económicos y políticos que hay alrededor de las actividades pecuarias. A eso que hemos dicho que la gran guerra en Colombina ha sido siempre por la injusta distribución de la tierra, yo le pondría un ingrediente: que esas tierras se han usado para meter vacas y más vacas. No podemos ver el conflicto de la tierra aislado, es la tierra para la ganadería. Es impresionante el malestar generado por la propuesta de un artículo importante, noble y justo, que busca crear una pequeña institucionalidad para establecer un ente rector que implemente la política que nos permitiría empezar a atender a los únicos colombianos que hoy no tienen absolutamente nada en el país, que son los animales. La pretensión era comenzar a crear Estado para ellos”. 

Ella y su equipo, otra vez, presentaron una nueva redacción del texto, “empezaron a colgarle una serie de cosas sin ningún tipo de rigor en cuanto a técnica legislativa, exceptúan los animales de la actividad pecuaria, acuícola, avícola, la porcicultura y más. El sistema de protección animal no podrá establecer control en el comercio exterior, y su ente rector será el Ministerio de Agricultura. Debo decir que los principales opositores han sido del Centro Democrático. Dejaron por fuera que el Ministerio de Ambiente y el de Salud entren a decir algo, que tendrían que hacerlo en una concepción integral de la vida”.  

Considera lánguida la postura del presidente Petro frente al tema: “El presidente dijo que este artículo (el 20) debe quedar incluido en el Plan Nacional de Desarrollo. Esperaría mucha más vehemencia, sobre todo porque el presidente entiende el trasfondo de esta agenda. Esta (la de los animales) no es una defensa pequeño burguesa. El gran reto es la frase en la que nos encontramos con el presidente Petro: empezar a construir Estado para los animales, porque en Colombia nunca ha habido atención institucional, ni inversión pública…”.

Confía, pero no come cuento y sabe que hay vericuetos muy enredados: “No me trago el cuentico de que los barcos de la muerte fueron contaminados fuera de Colombia”. Asegura que fue tan cerrada la postura del Ministerio de Agricultura y de los ganaderos, que ni siquiera permitieron que en los “barcos de la muerte” se pusieran unas cámaras para hacer vigilancia de lo que allí sucedía. 

Afirma que en el Congreso las mayorías son ganaderas. “Aquí todavía el Congreso está ocupado por sectores que practican fuertemente y de manera vigorosa la ganadería. Me dijeron (los ganaderos): usted ha logrado algo histórico, senadora, y es unirnos en contra suya. Y nos llevó a Bogotá, aquí hicimos una audiencia pública con ganaderos de todo el país. Y la ministra (de Agricultura) sintió la presión de las mayorías que tienen asiento en la junta del ICA, y me dijo, aquí no vamos a prohibir esto de ninguna manera”. 

La pelea con el sector ganadero es fuerte: lucha en contra de la ganadería extensiva que arrasa día a día selvas y bosques; busca  impedir la tortura de los ´barcos de la muerte´, donde las vacas pasan más de 25 días en alta mar en condiciones tortuosas y sin que nadie haga ningún control (ella solicita que por compasión el ganado sea sacrificado antes), y pretende abolir la medioeval práctica de la tauromaquia y las corralejas, entre otros proyectos que cursan en el Congreso o que están en camino de presentarse.   

Otro gran reto: prohibir la tauromaquia y las corralejas 

A la senadora Andrea Padilla le espera un largo y complejo camino en un país donde los valores parecen refundidos y la ética no se asoma ni a la esquina. Pretende ganar la gran batalla de la prohibición de la tauromaquia y las corralejas, y de nuevo, confía: “El presidente ha decidido acoger este proyecto de prohibición de corridas de toros y corralejas. Ha dado la instrucción clara, particularmente a su ministro del Interior, de apoyar este proyecto, de acogerlo como propio, y eso nos haría pensar que podemos contar con el respaldo de los sectores que todavía siguen declarados como sectores de gobierno”.

Confía en que este proyecto salga adelante, aunque ya lo mutilaron, sacando del texto la pelea de gallos; “Hubo una gran movilización de galleros, que llegaron además al Congreso con un chantaje: si los senadores avanzaban en esta dirección, iban (los galleros) a convertirse en una talanquera en las próximas elecciones”.  Entonces, sabe también que en la Cámara cualquiera puede súbitamente “cambiar de opinión”.

Afirma que las corralejas son mucho más brutales que las corridas de toros y que allí se mueven unos poderes de gamonales, terratenientes y hacendados muy fuertes. “El origen de las corralejas es colonial, para ratificar el poder de los hacendados sobre el pueblo pobre, embrutecido y abandonado. Temo que ese lobby del poder popular, gamonal, del poder del hacendado, se haga presente en la discusión de la Cámara. Ese lobby taurino es muy poderoso, no solamente porque tiene dinero, sino porque siempre ha estado presente en el poder Ejecutivo y en el poder Legislativo”. 

Los animales de compañías, ¿embargables?

No es menos enfática al referirse al reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia, que decidió incluir a los animales de compañía como parte de “las cosas” a embargar por un demandante: “Lo que genera es una decepción frente a la justicia. El derecho en general avanza, precisamente porque la sociedad avanza. Y aunque los animales en general tienen el estatus de cosas en propiedad, la Corte tuvo la oportunidad de exceptuar a los animales domésticos de compañía. Son miembros del hogar, parte de la familia, y ellos son investidos de afecto especial, solidaridad, ternura, dependencia. La Corte ha podido ser consecuente y decir que aprovechaba esta oportunidad para hacer una excepción. Hoy hablamos de familias multiespecie. El derecho tiene que estar conectado con la sociedad”.

Hay otras muchas batallas que hacen o harán tránsito en el Congreso, porque el tema del bienestar animal es tan amplio como su abandono. La senadora pide a la Sociedad de Activos Especiales (SAE), destinar algunos de sus predios a los albergues que mantienen con las uñas mujeres que por amor y empatía dedican su vida, su alma y sus recursos a hacer la labor del Gobierno; busca la regulación de albergues y guarderías; de paseadores de animales de compañía; quiere regular “los barcos de la muerte” y convertir los zoológicos en refugios, entre muchas más acciones que dignificaría en algo a los humanos frente a los otros animales. 

Sabe que será un proceso lento, pero que está alineado con los valores y la ética que exigen las nuevas generaciones: “Veo en esta causa la revolución moral más importante de nuestro siglo”.

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