Johana Fuentes
27 Septiembre 2024 10:09 am

Johana Fuentes

Así funciona Colombia

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Ramón Jesurún siempre ha generado más rechazo que aceptación, pero eso en este país no importa, sigue atornillado a su cargo como presidente de la Federación Colombiana de Fútbol. Este fin de semana, los abucheos que recibió del público que asistió a la final de la Copa Mundial Femenina Sub-20, fueron la excusa para volver a poner el tema sobre la mesa –por lo menos en la opinión pública que aún se indigna–, pues la dirigencia de ese deporte sigue haciéndose la de los oídos sordos. 

El historial de Jesurún es impresentable, para nadie es un secreto que su nombre representa la corrupción, la mala gestión, el clasismo y hasta la violencia. Sin embargo, cada vez que se ve envuelto en un escándalo, se guarda un silencio cómplice o le llueven, sin pena alguna, apoyos de todas partes. 

El último incidente que protagonizó debió ser motivo suficiente para ser apartado de su cargo. El flamante presidente y su hijo fueron detenidos por agredir a un guardia de seguridad en el Hard Rock Stadium, donde se jugaba la final de la Copa América entre Colombia y Argentina. La justificación de la Federación fue tanto o más vergonzosa que el suceso: apelar a su instinto paternal. ¡Vaya ejemplo!

No solo la Federación –como era de esperarse– lo defendió, también se unió la Dimayor: “La División Mayor del Fútbol Colombiano, en cabeza de su presidente Fernando Jaramillo y sus 36 clubes afiliados envían un mensaje de apoyo y solidaridad a Ramón Jesurun Franco, presidente de la FCF y a su familia por la situación que atravesaron en la final de la Copa América”. Si alguien creía que por ahí podría llegar su salida, se equivoca. 

Este episodio no es la única muestra de que aquí no pasa nada. El dirigente deportivo es señalado de hacer parte del cartel de reventa de boletas durante las eliminatorias del Mundial de Rusia 2018, motivo por el cual la Superintendencia de Industria y Comercio le impuso una millonaria multa que este intentó tumbar sin éxito. Esto tampoco fue una razón de peso para sacarlo, la excusa esta vez fue que la sanción no era judicial, pues aunque hubo suficientes pruebas, la Fiscalía no le imputó cargos. 

Jesurún, que no se cansa de menospreciar el fútbol femenino, es un oportunista que lo usa cuando le conviene. Este Mundial no fue la excepción. Es increíble que seamos la sede de un Mundial de esa categoría, cuando ni siquiera tenemos una liga decente, cuando las jugadoras prefieren salir del país porque trabajan en pésimas condiciones y si se atreven a denunciar son castigadas con el veto. Mientras tanto, este personaje sigue sacando pecho a costa de ellas. 

¿Qué más tiene que pasar para que Ramón Jesurún salga de la dirigencia del fútbol colombiano? Al parecer nada, el poder que tiene es suficiente para maquillar cualquier cosa. Así funciona Colombia. 
 

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