Johana Fuentes
20 Abril 2023

Johana Fuentes

Chantaje

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Usando la violencia, la barra Los del Sur logró suspender el partido entre Atlético Nacional y América de Cali el pasado domingo. Los protagonistas de los desmanes no protestaban por un resultado, como suele suceder en estos casos. Al parecer, todo fue premeditado y hace parte de un bajo chantaje en el que hoy también ha tomado partido el alcalde de Medellín, Daniel Quintero.

La relación entre los dirigentes de Nacional y la barra comenzó a deteriorarse en diciembre de 2022 cuando se dio a conocer la información de los abonos para este año. En ese momento, la inconformidad por el aumento exagerado del valor que tendrían que pagar hizo que se realizaran varias protestas pacíficas que llevaron al equipo a reducir los precios.

Aunque se superó ese inconveniente, el verdadero quiebre se dio cuando el presidente de Nacional, Mauricio Navarro, les comunicó a Los del Sur que no podría seguir otorgándoles beneficios, debido a la situación económica que atraviesa el club. Se trata de 500 boletas por partido, la financiación de las salidas a otros estadios y el pago por prestar la seguridad dentro del estadio. Pese a que se realizaron reuniones para concertar, Navarro insistió en que todos los hinchas deben ser tratados por igual, ignorando que Los del Sur no iban a renunciar tan fácilmente a años de dádivas.

La olla a presión estaba a punto de estallar. La barra –que tanto se ufana de defender y amar a Nacional– decidió poner sus intereses por encima de la seguridad de los asistentes y acudir al juego sucio. La W Radio reveló unos audios que detallan el plan para sabotear violentamente el encuentro del pasado fin de semana, con el fin de presionar a las directivas y obtener su cometido.

“Vamos a parchar abajo donde van las vallas para que sepan que no tenemos logística de Nacional, porque le quitaron el camello a los pelaos de logística, le quitaron boletas a todo el hijueputa mundo, y como los directivos no quieren nada con la barra eso no puede ser así, hay que meter presión por todo lado. El partido es de Conmebol y la idea es hacer sancionar a Nacional económicamente, esa mera huevonada da sanción”, dice uno de los audios.

Felipe Muñoz, uno de los líderes de la barra, aseguró que lo sucedido el domingo no fue premeditado y responsabilizó a los ocho capturados ese día, sin embargo, en otro audio mencionan su nombre. “Felipe Muñoz dijo: Ah listo, todo bien gonorreas, ese pirobo nos está midiendo el aceite (…) Si nos toca meternos a la hijueputa, nos metemos a la hijueputa y armamos un mierdero allá y si nos toca cogernos con los tombos nos cogemos, pero esas gonorreas no se alcanzan a imaginar con quiénes se metieron. Entonces eso fue lo que hablaron parce, que tenemos autorización de todo. El domingo va a estar caliente la vuelta, va a estar muy caliente, vamos a estar a la barra brava de hace muchos años”.

Efectivamente eso fue lo que pasó, Los del Sur invadieron la cancha y se enfrentaron a la Policía. Ochenta y nueve personas resultaron heridas.

La Dimayor –que generalmente no hace nada– se lavó las manos. El que sí entró a jugar fue el alcalde, Daniel Quintero, diciendo que el presidente de Nacional lo había amenazado –amenaza que nunca existió–, y por eso no prestaría el Atanasio Girardot, hasta que se llegara a un acuerdo entre la barra y las directivas. Prácticamente, se puso del lado de Los del Sur y pretende obligar a que se ceda ante la extorsión de los barristas.

Quintero –que no da puntada sin dedal–, apareció en Bogotá con una camiseta de Nacional prometiendo que devolverá el fútbol a Medellín. La realidad es que hoy el club no tiene dónde jugar y el alcalde, que debería estar rechazando el chantaje de los barristas, está jugándose otra carta de cara a las elecciones regionales. Como siempre, terminan perdiendo los ciudadanos.

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