Luis Alberto Arango
12 Abril 2025 03:04 am

Luis Alberto Arango

Colombia y Trump: entre la oportunidad y el riesgo

Mientras Trump desata una guerra comercial global, Colombia podría estar frente a una oportunidad única o a un abismo si no actúa con inteligencia y prudencia. El reto es enorme y el margen de error, peligrosamente estrecho.

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En una decisión que ha sacudido el tablero del comercio global, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado la imposición de altos aranceles a 185 países de todos los continentes. Aunque Colombia no ha sido blanco directo de las medidas más severas, sí se le aplicaría un arancel base del 10 por ciento.

La justificación de Trump es “traer de vuelta la industria” al territorio estadounidense, es decir, obligar a las empresas a dejar de producir en el extranjero para fabricar dentro de su mercado. No es una idea nueva, pero sí lo es la forma en que la impone: precipitada, unilateral y autoritaria. El resultado ha sido inmediato: caídas en las bolsas de valores, incertidumbre global y desconcierto sobre cómo jugar esta nueva partida en un campo de reglas cambiantes.

Sin embargo, en medio del caos, Colombia tiene una ventana de oportunidad.

Días después del anuncio de Trump, un empresario colombiano del sector de la construcción me contó que su teléfono no paraba de sonar. Eran importadores estadounidenses interesados en sus productos. No pedían solo cotizaciones o muestras, sino que ya tramitaban órdenes de compra. ¿Por qué? Porque frente a aranceles más altos para muchos países, Colombia se vuelve comparativamente más competitiva.

La oportunidad es real, pero también lo son los desafíos. Aumentar producción y exportaciones requiere inversión en capital de trabajo, maquinaria, infraestructura y personal, todo bajo la incertidumbre de condiciones que pueden cambiar con rapidez.

El riesgo más grande, sin embargo, no está en lo operativo, el financiamiento o lo logístico, sino en lo político. Específicamente, en cómo el presidente Gustavo Petro maneje la relación con Estados Unidos. Una declaración imprudente o una postura ideológica mal calculada podría hacer que Colombia deje de ser vista como socio comercial con arancel preferencial y termine en la lista de países penalizados. Ya hemos visto señales preocupantes del Gobierno colombiano en el pasado: diplomacia improvisada, mensajes ambiguos y un estilo más ideológico que estratégico. Es momento de cautela, no de protagonismos.

"El riesgo más grande, sin embargo, no está en lo operativo, el financiamiento o lo logístico, sino en lo político".

Por supuesto, no todo el panorama es favorable. Sectores como el agrícola, por ejemplo, enfrentan riesgos. Las flores, en particular, pueden verse afectadas. Con el encarecimiento de precios en Estados Unidos, en virtud de los aranceles, el consumidor priorizará lo esencial. Y lo suntuario, como las flores, quedará rezagado. No se trata solo de acceso al mercado, sino de que haya demanda efectiva.

Hay quienes consideran que la mejor forma de aprovechar este entorno es invirtiendo directamente en Estados Unidos. Puede ser una estrategia válida, pero exige preparación rigurosa. Si la nueva empresa se constituye de manera incorrecta, la sorpresa vendrá al momento de recibir utilidades y repatriar dividendos: el inversionista podría terminar enfrentando una tasa efectiva de tributación del 48 por ciento o más.

“Por supuesto, no todo el panorama es favorable. Sectores como el agrícola, por ejemplo, enfrentan riesgos”.

Esto ocurre porque, además del impuesto federal (21 por ciento) y del impuesto estatal (que puede alcanzar el 12 por ciento), se suma el Branch Profits Tax, un impuesto del 30 por ciento sobre las utilidades que se repatrían desde sucursales extranjeras. Si no se estructura adecuadamente la inversión, la carga tributaria puede erosionar gran parte de la rentabilidad del negocio.

Una opción más eficiente puede ser estructurar la inversión a través de una compañía de responsabilidad limitada (LLC) configurada como una pass-through entity, lo que permite tributar directamente en cabeza del socio. Esto evita la doble tributación y el Branch Tax. Sin embargo, esta figura no aplica para todos los casos ni para todo tipo de inversionistas, y su implementación requiere asesoría tributaria especializada tanto en Estados Unidos como en Colombia.

Muchos empresarios cometen el error de asumir que la legislación estadounidense opera bajo principios similares a los colombianos. No es así. Invertir en Estados Unidos puede ser muy atractivo, pero si no se estructura correctamente desde el inicio, se corre el riesgo de perder una porción sustancial de las utilidades en impuestos mal planeados.

“Muchos empresarios cometen el error de asumir que la legislación estadounidense opera bajo principios similares a los colombianos. No es así”.

Esta columna no pretende ser una guía legal, sino una alerta. Las reglas del juego están cambiando. Y quien no se prepare, quien no haga la tarea con responsabilidad, lo lamentará.

Colombia tiene una oportunidad importante, pero también una responsabilidad enorme. Aprovechar este momento requiere visión empresarial, inversión estratégica y, sobre todo, diplomacia prudente. Señor presidente Petro: esta vez, las palabras deben ser más medidas que nunca. La estrategia debe pesar más que la ideología. No podemos darnos el lujo de cometer errores en un tablero donde Estados Unidos marca el ritmo. La historia nos juzgará, y ojalá lo haga como un país que supo leer el momento, no como uno que desperdició su oportunidad.

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