Iván Serrano
3 Diciembre 2024 02:12 pm

Iván Serrano

Condena de la Corte Suprema a exfuncionarios del Gobierno Uribe: una lección para los servidores públicos

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El pasado 27 de noviembre, la Corte Suprema de Justicia de Colombia condenó a César Mauricio Velásquez Ossa y Edmundo del Castillo Restrepo, exfuncionarios del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, por el delito de concierto para delinquir. La sentencia, histórica por su relevancia, demuestra que actuar por fuera de la ley acarrea graves consecuencias, incluso para los más altos funcionarios de un gobierno.

Tanto César Mauricio Velásquez como Edmundo del Castillo recibieron una condena de más de cinco años de prisión. Velásquez Ossa fue secretario de Prensa de la Presidencia y fue condenado por su participación en un esquema que buscaba desprestigiar a la Corte Suprema de Justicia. Velásquez participó en una reunión clave, ocurrida el 1 de abril de 2008, donde recibió información reservada sobre la excongresista Yidis Medina, facilitada por Jorge Lagos, subdirector del DAS, la cual le fue entregada mediante el sistema de valija del DAS, método que garantizaba la entrega directa y confidencial a Velásquez.

Edmundo del Castillo Restrepo, quien fungía como asesor jurídico de la Presidencia, fue condenado por la divulgación de información falsa en contra de Yidis Medina. La investigación reveló que Del Castillo tuvo un papel decisivo en el aleccionamiento del testigo César Andrés Almanza, quien fue trasladado desde Bucaramanga hasta Bogotá. Una vez allí, Del Castillo lo llevó personalmente al búnker de la Fiscalía, donde se coordinó su declaración, la cual luego sería filtrada al programa La Noche de RCN. Esta acción fue parte de una estrategia diseñada para confundir a la opinión pública y desacreditar a los opositores del gobierno de Uribe.

El tribunal fue contundente al señalar que Del Castillo actuó de forma deliberada, colaborando estrechamente con el DAS y los intereses de la Presidencia para minar la legitimidad de los críticos del gobierno. El rol de Del Castillo fue fundamental en la propagación de la desinformación, demostrando una disposición activa para afectar la justicia y proteger los intereses de sus superiores.

El fallo de la Corte Suprema es un mensaje categórico sobre las consecuencias de utilizar el poder del Estado para fines ilegales. Tanto César Mauricio Velásquez como Edmundo del Castillo recibieron una condena, sin derecho a beneficios por colaboración, debido a la gravedad de sus actos y el daño causado a la democracia y la institucionalidad colombiana.

La Corte rechazó los argumentos de la defensa, que intentaban minimizar la responsabilidad directa de Velásquez y Del Castillo. La sentencia no dejó espacio para dudas: la participación de ambos en la planificación y ejecución de actos de desprestigio y manipulación quedó claramente demostrada a través de evidencias sólidas. El fallo reafirma que, aunque puedan pasar años, los actos ilegales cometidos por funcionarios poderosos no quedan impunes.

Esta sentencia bien debe ser tenida en cuenta por los servidores públicos: la lealtad hacia los superiores o a una causa no justifica la ilegalidad. La sombrilla del poder no pudo guarecer por siempre a Velásquez y a Del Castillo, y en este caso la justicia terminó tocando sus puertas. La sentencia es una advertencia para aquellos funcionarios que creen que el poder es garantía de impunidad.

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