Winston Churchill afirmó que el problema que tenían muchos líderes era que estaban más interesados en figurar que en servir. Pienso que esa afirmación es aplicable a la Colombia de hoy, y es una de las principales razones por la que el país se encuentra sumido en la polarización, la incertidumbre y la desconfianza. Todo lo cual le hace mucho daño a la democracia, a la economía y a la calidad de vida cotidiana – los ciudadanos pagamos los platos rotos de la batalla entre los egos de los hombres y mujeres que luchan por el poder.
Los dos principales Talones de Aquiles de los líderes son la falta de integridad y la arrogancia. La integridad, concebida como el estricto apego a la ley, un comportamiento ético impecable ( “Que cada uno de tus actos sea digno de un bello recuerdo” – exige uno de los imperativos morales de Kant), y la coherencia entre lo que se piensa, se siente y se hace. En cuanto a la arrogancia, es esa autoestima excesiva que hace creer a los líderes que son seres superiores cuyas ideas no admiten discusión y mucho menos transformación.
Dos observaciones relacionadas con estas graves fallas : la corrupción de muchos de los que lideran va in crescendo, mientras las autoridades son incapaces de evitarla o sancionarla, siendo cómplices en no pocos casos. En mis frecuentes viajes a diversas regiones de Colombia, a lo largo de los años registro con enorme tristeza y preocupación cómo el acceso al poder ha ido dejando de ser un medio para servir – Liderar es servir – y se ha convertido en un camino fácil para el enriquecimiento personal.
En lo relativo a la arrogancia, creo que el título del estupendo libro de Ryan Holiday al respecto, la define con precisión : “El ego es el enemigo”. Muchas de las confrontaciones políticas actuales no son en realidad debates sobre ideas para solucionar los graves problemas de Colombia sino enfrentamientos de vanidades, terquedades y dogmatismos que paralizan o incluso reversan el progreso nacional.
Para poder superar esta crisis de liderazgo necesitamos nuevos líderes, hombres y mujeres que no solo carezcan de ese par de Talones de Aquiles sino que además tengan y pongan en práctica los atributos claves del buen liderazgo : la visión, un propósito superior, pensamiento estratégico, capacidad de trabajar en equipo, creatividad (según el World Economic Forum será la cualidad más importante en el futuro), comunicación eficaz, resiliencia, empatía, solidaridad, orientación a resultados y una gran capacidad – e interés – de aprender continuamente.
Cierro con una nota optimista : esta semana completo cuatro décadas como docente universitario. Con base en mi amplia experiencia con los jóvenes, noto en años recientes un mayor y mejor potencial de liderazgo. Por ello creo que Colombia tendrá un mejor futuro.