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En circunstancias normales, los planes para dinamizar la economía consisten en el diseño y ejecución de medidas técnicas diseñadas por expertos. Pero en la situación actual del país, dada la forma de pensar y de actuar del presidente Petro, lo más conveniente sería poner en práctica estas recomendaciones:
- Desechar la muy mala idea de las inversiones forzosas, que está generando zozobra en los inversionistas y empresarios nacionales y extranjeros, así como en los ciudadanos del común.
- Descartar todo lo relacionado con una Asamblea Constituyente, Poder Constituyente y conceptos similares que polarizan, ponen en riesgo a las instituciones y preocupan no solo al sector privado sino a la inmensa mayoría de la gente - salvo a unos pocos activistas radicales.
- Dejar de señalar a los empresarios como los enemigos de la sociedad, y por el contrario, trabajar en equipo con los grandes, medianos y pequeños para poder generar más empleo formal, más exportaciones, una mayor sustitución de importaciones y más tributos para sanear las finanzas públicas.
- Parar de remover profesionales técnicos y experimentados de puestos claves para el buen gobierno, que son reemplazados por personas sin los conocimientos que exigen sus grandes responsabilidades y con objetivos ideológicos que de nada sirven para solucionar los problemas del país.
- No seguir culpando al Banco de la República de la desaceleración económica, cuando lo que está haciendo es la dura e ingrata (en el corto plazo) tarea de reducir la inflación - que es el más regresivo de todos los impuestos porque a los que más perjudica es las personas de escasos recursos.
- Abandonar la idea de una reforma tributaria - que es otro factor de incertidumbre que está frenando la inversión y por ende el crecimiento futuro. Lo que el gobierno debe hacer es apretarse el cinturón en gastos de funcionamiento (especialmente en el aumento politiquero de la burocracia) y ejecutar las inversiones previstas en el Plan de Desarrollo.
- En lugar de pensar en sembrar vida humana en otros planetas, el presidente y su ministro de Defensa deben redoblar sus esfuerzos en la protección de la vida de millones de colombianos que hoy en día sufren la violencia de guerrilleros, paramilitares, bandas criminales y delincuentes comunes.
- Botar a la basura el muy defectuoso espejo retrovisor con el que el primer mandatario pretende echarle la culpa de todo lo malo que sucede en el país a los capitalistas, a los anteriores presidentes, a gobiernos extranjeros, a las élites, a los medios comunicación y a los gremios.
- En vez de intentar imponer reformas importantes como la de la salud, la laboral y la educativa a punta de mermelada y de corrupción, la administración Petro debe concertar esos grandes cambios. El ministro Cristo tiene la capacidad de lograrlo mediante negociaciones políticas transparentes.
- Trinar para tender puentes, no para levantar muros ni destruir rivales. El presidente de la República debe ser siempre un catalizador de la mayor unión posible entre todos los colombianos.
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