Juan Camilo Restrepo
31 Enero 2025 03:01 am

Juan Camilo Restrepo

Diez reflexiones sobre una crisis

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  1. El presidente Trump es arrogante, caprichoso y está ensoberbecido. Puede decirse que pertenece al grupo de los que en lenguaje porteño de Buenos Aires se conocen como los 'atorrantes'.
  2. El presidente Petro sigue colgado de sus trinos –lanzados a las horas más insólitas– pretendiendo que así se puede manejar la política externa de un país con un interlocutor tan complicado como el nuevo inquilino de la Casa Blanca. El entonces senador Obama fue muy exitoso desde el Senado con el Twitter. Pero inmediatamente asumió las funciones presidenciales dejó de utilizar este canal, haciéndole caso a sus consejeros que le indicaron que era imposible gobernar bien y a la vez ser un twittero afortunado. Algo similar todavía sería a tiempo que lo hiciera el presidente Petro. Gran parte del impasse que se presentó la semana pasada con los Estados Unidos nació de un uso desafortunado del Twitter presidencial. Primero dijo que los deportados serían recibidos con flores y banderas. Pero luego cambió de opinión e intempestivamente devolvió los vuelos que ya estaban en camino. Al menos durante algunas horas dejó flotando la ambigüedad de si Colombia recibiría a los deportados. Este equívoco fue registrado por la secretaría de Estado norteamericana.                                         
  3. La crisis se superó finalmente. No vale la pena a estas alturas detenerse a debatir quién sacó su puntillo de honor. El presidente Trump emitió un comunicado diciendo que el gobierno Petro había tenido que aceptar todas las condiciones impuestas por los gringos en esta deportación. El Gobierno colombiano contra argumentó diciendo que el presidente Petro había sacado la cara por la dignidad y el respeto de los deportados. Cada quien tendrá sus propias conclusiones. Pero, para Colombia, lo importante es que la crisis se superó rápidamente cuando la sensatez dejó hablar a la diplomacia y se impuso sobre los trinos.
     
  4. La crisis se superó, pero las relaciones entre Colombia y el gobierno Trump quedan pegadas con 'alas de cucaracha'. En cualquier momento pueden volverse a romper. Hemos quedado en la mira de los países sospechosos del inquilino de la oficina oval o, como dijo un titular esta semana, “quedamos con matrícula condicional”. Nunca ha sido tan importante como ahora recapacitar que la política internacional hay que manejarla sin estridencias y con profesionalismo. Lo cual no significa entregar la dignidad del país, pero tampoco caer en brazos de la improvisación. Basta con cotejar la manera como Brasil y Colombia le dieron manejo al episodio de los deportados. Nosotros encendimos la mecha que estuvo a punto de estallar el barril de las relaciones en mil pedazos. Brasil, con más profesionalismo por parte de Itamarati, expresó su insatisfacción por no habérsele dado un trato digno a los deportados que llegaron esposados, preocupación legitima que era la misma del presidente colombiano. Solo que en Brasil (sin trinos calenturientos a las 3 am) se limitaron a enviar una nota de protesta diplomática a los Estados Unidos. Y de ahí no pasaron las cosas.
     
  5. Es muy ilustrativo hacer el inventario de las medidas con que llegó a amenazar la Casa Blanca a Colombia. No hay que ser un experto en relaciones internacionales para comprender que aquello era un listado de amenazas que los Estados Unidos reservan a sus peores enemigos, como Irán. Estuvimos a punto de pasar a ser un Estado paria si aquel tremendo listado de eventuales sanciones se hubiera hecho realidad.
     
  6. El multilateralismo, tal como se le diseñó desde la posguerra, puede decirse que ha terminado con el gobierno Trump. Que ninguna consideración ni respeto muestra por las normas que rigen el comercio internacional y que utiliza la amenaza de los aranceles como arma arrojadiza contra todo aquel que se permita discrepar de sus caprichos.
     
  7. Uno de los puntos frágiles que han quedado en estas relaciones, y que en cualquier momento puede reventar de nuevo, se asoma en el horizonte con las famosas certificaciones. ¿Qué va a decir el gobierno de Trump con relación a Colombia cuando se acerque la fecha fatal de esa calificación, y le cuenten al mercurial presidente americano que los cultivos de coca en Colombia han alcanzado un nivel récord de 250.000 hectáreas?
     
  8. El mundo se va a terminar rebotando contra el señor Trump. Su estilo hace imposible el diálogo y la cooperación constructiva y respetuosa a nivel internacional. Francia y Alemania sacaron la semana pasada una declaración conjunta qué, en síntesis, le dice al gobierno de Trump que tiene que respetar a Europa. Ni el tamaño de la economía americana ni los votos que lo eligieron en las pasadas elecciones le dan título a Trump para maltratar a cualquiera que se le atraviese en sus pretensiones. 
     
  9. Pretensiones que ahora son además de carácter geográfica y etimológica, como cuando propone cambiar el nombre del golfo de México por el de golfo de América. Olvidando que se denomina 'de México' porque la gran mayoría de los territorios rivereños de este golfo, hasta el siglo XIX, eran parte integral de México hasta cuando, a sangre y fuego, los Estados Unidos se apoderaron de ellos.
     
  10. El arma arrojadiza de los aranceles de la que tanto gusta Mr. Trump tiene un efecto demoledor para cualquier país al que se le aplique. En el caso colombiano, un tercio de su comercio exterior está representado en exportaciones que llegan al mercado norteamericano con márgenes muy estrechos. Naturalmente, un arancel del 25 o del 50 por ciento hace imposible cualquier emprendimiento exportador. Esta manera desenfadada del gobierno Trump de utilizar los aranceles hace recordar lo que sucedió en la época de los años 30 del siglo pasado, cuando una guerra comercial en la que la imposición de un arancel arrastraba medidas retaleatorias del país afectado, llevó a una parálisis del comercio internacional que, a juicio de muchos expertos, fue una de las causas de la gran recesión mundial del siglo pasado. Este es uno de los grandes riesgos que entraña la manera atolondrada del presidente Trump como pretende manejar las relaciones internacionales:  a base de la extorsión arancelaria. 
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