William Moncada Tinoco cayó en las drogas y vivió un infierno en El Cartucho durante 30 años. Un día, en el que estaba detenido en la cárcel, una congregación cristiana lo invitó a su iglesia apenas pudiese salir. Esa visita lo convenció de liberarse de la prisión del bazuco, y con la ayuda de la Secretaría Social de Bogotá inició su rehabilitación. Descubrió el maravilloso mundo de las letras y empezó a escribir poemas y ensayos. Sus muy dolorosas experiencias, sumadas a una gran sensibilidad y creatividad, le permitieron obtener varios reconocimientos públicos.
A un periodista radial le llamó la atención su historia y lo entrevistó. Al final de la conversación, William le dio las gracias al comunicador por darle despliegue a sus vivencias y escritos pero le dijo que en realidad él no necesitaba ser famoso sino tener un empleo. El periodista llamó al empresario Daniel Espinosa Cuéllar, uno de los propietarios del Centro Comercial Ecoplaza en Mosquera, y le pidió una oportunidad para William. Espinosa no dudó un instante y de inmediato lo contrató. Doce años después, Willy -como le dicen con cariño sus compañeros, sigue laborando en Ecoplaza y acaba de publicar, con amigos escritores, una revista literaria titulada Cuatro Esquinas- que contiene poemas, ensayos y cuentos.
Este buen caso de redención merece multiplicarse por miles. En nuestro país hay muchas personas como Willy, víctimas no solo de las drogas sino de la violencia, de los desastres naturales, de la discriminación y del abandono. Pero también hay muchos emprendedores de buen corazón, como Espinosa, que están dispuestos a brindarles una nueva oportunidad. Hago un llamado a todos los que con un pequeño esfuerzo pueden darle la mano -con un trabajo digno- a quienes se comprometen a corresponder con disciplina dicha tabla de salvación.
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En la actualidad Colombia tiene 2,3 millones de desempleados. Millones de familias que sufren porque uno o varios de sus integrantes no tienen trabajo. Lo cual no solo significa una pesada carga económica sino un lastre anímico que a todos afecta. Con razón afirma Jean-Paul Fitoussi, profesor emérito de Economía en Sciences PO y director del centro de Investigación de esa prestigiosa universidad francesa, que la prioridad social y económica de una sociedad debe ser la generación de empleo. Porque el trabajo no solo activa la demanda e impulsa el crecimiento sino algo más importante: les da a las personas autoestima al sentirse productivos, les da a las familias tranquilidad, y le da a un país estabilidad social y política.