Luis Alberto Arango
8 Febrero 2025 03:02 am

Luis Alberto Arango

El absurdo de pedir permiso para trabajar

Pedir permiso para trabajar horas extras es absurdo, pero en Colombia es una exigencia burocrática. La sanción al empresario Andrés Posada Londoño evidencia cómo trabas innecesarias afectan la productividad y competitividad, mientras otros países regulan sin entorpecer el empleo.

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Hace unos años, cuando conocí la norma que obliga a los empresarios en Colombia a solicitar una autorización previa al Ministerio del Trabajo para que sus empleados puedan laborar horas extras, me pareció un exceso de burocracia. Sin embargo, en un país acostumbrado a enredar lo que se puede hacer fácil, lo vi como una más de tantas exigencias absurdas que forman parte del día a día de quienes emprenden y generan empleo.

Pero al ver el video del empresario Andrés Posada Londoño, fundador de la marca de zapatos Zodiak, entendí la magnitud del problema. Esta autorización es burocracia sin sentido. En nada aporta y en cambio enreda. Él hizo viral su indignación tras recibir una sanción de 12 millones de pesos impuesta a su empresa Gaussi S.A., productora de esta marca de calzado, por no haber tramitado la autorización previa.

“En Colombia, donde la burocracia ha sido convertida en un culto, se obliga a los empresarios a realizar trámites innecesarios que solo entorpecen la productividad”

Revisé la legislación laboral de algunos países España, México, Francia, Alemania, Portugal, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur y en ninguno se exige una autorización previa para que un trabajador pueda laborar horas extras. En todos existen regulaciones claras sobre el número máximo de horas extras permitidas y sanciones si se sobrepasan, pero en ningún caso el empleador debe pedir permiso al Estado para que sus colaboradores, de manera voluntaria y acordada con el empleador, trabajen más allá de su jornada ordinaria. En Colombia, donde la burocracia ha sido convertida en un culto, se obliga a los empresarios a realizar trámites innecesarios que solo entorpecen la productividad.

El caso de Andrés Posada pone de presente cómo la burocracia ineficiente afecta la competitividad del país. Si un empleador no cumple los límites de horas extras diarias y semanales o si no las paga adecuadamente, es justo que sea sancionado. Pero la obligación de solicitar permiso previo para algo que ya está regulado por la ley no tiene absolutamente ningún sentido. Esta exigencia, establecida en una norma de 1966 (Ley 73) y aún vigente en el artículo 162, numeral 2, del Código Sustantivo del Trabajo, no aporta ningún beneficio real ni al trabajador ni al empleador. En lugar de proteger derechos, se ha convertido en un obstáculo innecesario que ralentiza la productividad y asfixia la iniciativa privada en un país que debería facilitar, no entorpecer, la generación de empleo.

Las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) son las más afectadas por este tipo de dificultades burocráticas. A diferencia de las grandes corporaciones, que cuentan con departamentos legales y administrativos robustos, las PYMEs deben destinar tiempo y recursos que podrían invertirse en productividad y crecimiento. En un entorno donde la formalidad ya es costosa y compleja, imponer requisitos innecesarios desincentiva la creación de empleo y empuja a muchos emprendedores a la informalidad o a la precarización laboral.

“Si un empleador no cumple los límites de horas extras diarias y semanales o si no las paga adecuadamente, es justo que sea sancionado”

 

Al final del video viral, los empleados de Gaussi S.A. reclamaban al unísono que querían y necesitaban trabajar. Es paradójico que, para el Estado colombiano, un trabajador sea suficientemente adulto para firmar un contrato laboral por sí mismo, pero no lo suficientemente autónomo para acordar con su empleador trabajar horas extras dentro de los límites de la ley sin que intervenga un Estado sobreprotector que debe decidir por él.

Las normas deben garantizar justicia, eficiencia y desarrollo, y no convertirse en un muro de trámites que aplasta la iniciativa privada. El Gobierno y el Congreso tienen la responsabilidad de revisar y modernizar aquellas normas obsoletas como el numeral 2 del artículo 162 del Código Sustantivo del Trabajo, que no aportan valor, sobrecargan las tareas del Ministerio del Trabajo, pueden ser foco de corrupción y solo entorpecen el crecimiento empresarial del país. Este debe ser uno de los objetivos de la reforma laboral. 

“Las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) son las más afectadas por este tipo de dificultades burocráticas”

 

La burocracia no debe seguir costando empleo y competitividad. Pedir permiso para trabajar así sea solo las horas extras no solo es absurdo, es innecesario y nos mantiene rezagados. Menos papeleo, más empleo. Más productividad, menos burocracia. Así se construye un país competitivo.


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