
Hay nombres que no se olvidan e historias que marcan vidas. La existencia de Feliza Bursztyn da cuenta de esa realidad y, gracias a Juan Gabriel Vásquez, hoy rememoramos a esta mujer extraordinaria que 43 años después de su fallecimiento nos sigue ofreciendo motivos para sorprendernos, para soñar y para sentir dolor, empatía o tristeza.
En una invitación a recuperar los conflictos públicos de nuestra memoria colectiva y a reflexionar sobre cómo estos afectan, e incluso arrasan las vidas privadas y el ejercicio de la libertad, el escritor ofrece, en su última y maravillosa novela, Los nombres de Feliza, una conmovedora evocación literaria a la breve e intensa vida de Feliza Bursztyn. Una obra que, como es habitual en el autor de Los informantes, El ruido de las cosas al caer, Las reputaciones, La forma de las ruinas y Volver la vista atrás, entre otras, se nutre de la literatura, la historia y, sobre todo, del periodismo. Cada uno de sus libros es un motivo de celebración de la palabra y de la creación.
Según ha comentado Juan Gabriel Vásquez, la idea de la novela nació en 1996. Uno de los libros que lo acompañó durante esa época fue Notas de prensa, publicado por la revista CAMBIO, que es una recopilación de columnas escritas entre 1980 y 1984 por Gabriel García Márquez. La columna del 19 de enero de 1982 (del periódico El País), la tituló el autor: 'Los 166 días de Feliza'. En ella, escribió: “La escultora colombiana Feliza Bursztyn, exiliada en Francia, se murió de tristeza a las 10:15 de la noche del pasado viernes 8 de enero, en un restaurante de París”. Y más adelante agregaba: “Feliza Bursztyn tuvo que escapar de Colombia –como hubiera podido hacerlo el protagonista de 'El proceso', de Franz Kafka– para no ser encarcelada por un delito que nunca le fue revelado”. La columna generó gran impacto en Juan Gabriel. El libro es un intento por responder a la pregunta: ¿por qué Feliza murió de tristeza?
Feliza Bursztyn fue una escultora colombiana, de orígenes polaco-judíos, cuya familia había emigrado a Colombia huyendo del antisemitismo en Europa. En el país se destacó no solo por ser una figura emblemática del arte experimental con la utilización escultórica de la chatarra y el metal, sino por constituirse en un referente femenino, político y social. Vivió en el contexto social machista de violencia y represión estatal de la segunda mitad del siglo XX. Semanas antes de su muerte, García Márquez había recordado una de las causas de su tristeza profunda. En un artículo titulado 'Breve nota de adiós al olor de la guayaba de Feliza Bursztyn', que constituye una apología a la paz y una crítica a la torpeza y beligerancia del gobierno de Julio César Turbay Ayala, evocó algunos de esos dolorosos momentos: “El Gobierno habría dicho entonces que no había nada contra ella, y que solo se asilaba para hacerle propaganda a sus juguetes de chatarra o para contribuir a la campaña de descrédito de Colombia en el exterior. Pero nadie le avisó, a pesar de las buenas relaciones de Feliza Bursztyn en el alto mundo político de su país, y antes de asilarse tuvo que padecer la humillación previa de un asalto a su casa, a las cinco de la madrugada, por dieciocho militares disfrazados de civil, y vivir todo un viernes de tinieblas con los ojos vendados y contestando preguntas imbéciles en una caballeriza militar.”
Y es que Turbay, con el decreto 1923 de 1978, adoptó el Estatuto de Seguridad, una medida que, según la Comisión de la Verdad, permitió graves violaciones a los derechos humanos. El Estatuto de Seguridad, un episodio aún oscuro, no solo derivó en graves abusos y represiones, sino que también llevó al exilio a la escultora Feliza Bursztyn y al propio Gabriel García Márquez. Se persiguió al poeta Luis Vidales y a la pianista Teresita Gómez, entre otros. La obra de Juan Gabriel no solo rinde un homenaje a Feliza, sino que nos lleva a reflexionar sobre la brutalidad de la violencia. Nos muestra la paradoja de una mujer que, aunque quiso ser feliz, murió de tristeza.
Bogotá también ha homenajeado, a través de la educación, a la gran Feliza. En diciembre de 2023 se entregó el colegio Feliza Bursztyn IED, en la localidad de Kennedy, que hoy cuenta con 987 estudiantes y una comunidad que trabaja por inspirarse en sus luchas, sus ideas y su obra. Durante la administración de Claudia López se entregaron 35 colegios, se dejaron 25 más en construcción o contratados y 10 quedaron en etapa de diseño. Y como los nombres son importantes, se desarrolló la estrategia 'Mujeres Memorables'. Al inicio de la administración de Claudia López, solo el 8 por ciento de los colegios públicos de Bogotá llevaban nombres de mujeres. La mayoría lo tienen de hombres (casi todos atados a la guerra, la violencia o la política) o de los barrios y zonas donde se ubican las instituciones.
Toda una paradoja cuando la mayoría de la planta docente está constituida por mujeres (en Bogotá el 69,5 por ciento es de género femenino y el 30,5 por ciento del masculino, y, en el país, el 65,9 por ciento son mujeres y el 34,1 por ciento, hombres). Durante ese periodo tomamos la decisión de que todos los nuevos colegios llevarían nombre de mujer, a excepción de tres instituciones nuevas: el Abel Rodríguez Céspedes, el Jaime Niño Diez y el Fernando Botero IED. Con esta estrategia buscamos exaltar la vida, contribución y obra de grandes mujeres colombianas que se destacaron en los campos de la ciencia, las artes, la literatura, la educación o la política, y que inspiran de manera positiva los proyectos de vida de niñas, niños y jóvenes de la ciudad. Un esfuerzo por dar mayor visibilidad y reconocimiento al papel de las mujeres en la historia y la sociedad.
En el periodo 2020-2023, el equipo de 'Mujeres Memorables' de la Secretaría de Educación de Bogotá, trabajó con las comunidades cercanas a los nuevos colegios y sedes de primera infancia en construcción. A partir de una metodología participativa se desarrollaron espacios en los que se compartieron y valoraron las historias de vida y los aportes de las 'Mujeres Memorables'. Así, por mencionar algunos ejemplos, se construyeron colegios en honor a personajes como Lucila Rubio de Laverde, una de las principales sufragistas del país; Gloria Valencia de Castaño, por su maravilloso aporte al periodismo y la protección de la naturaleza; Laura Herrera de Varela, lideresa y defensora de los derechos humanos; Esmeralda Arboleda Cadavid, primera mujer senadora de la República y luchadora por el derecho al voto femenino; Sonia Osorio de Saint-Malo, coreógrafa fundadora del Ballet de Colombia; María Currea Manrique, feminista, sufragista, enfermera y escritora; Ángela Restrepo Moreno, científica e investigadora; y Teresa Martínez de Varela, escritora y poetisa. También se construyeron sedes de primera infancia con los nombres de María Cristina Salazar, intelectual y socióloga, y Ana Mercedes Hoyos, pintora y escultora. Cada uno de los colegios desarrolló su Proyecto Educativo Institucional (PEI) destacando la vida y obra de estas mujeres.
El colegio Feliza Bursztyn tuvo una inversión cercana a los 40.000 millones de pesos, se cofinanció con recursos del sistema general de regalías y de la Secretaría de Educación de Bogotá (SED). La obra se adjudicó en diciembre de 2021, comenzó a construirse a inicios de 2022 y se entregó en diciembre de 2023. El colegio tiene capacidad de 1.040 estudiantes en jornada única desde los grados de prejardín hasta once. Además de los salones de clase, tiene aulas de danzas, ciencia-tecnología, comedor escolar y terrazas transitables, entre otros. La obra que realizó la SED fue nominada al Premio Lápiz de Acero. Su diseño estuvo a cargo de Manuela Eble Cárdenas, Carlos Alberto Martínez y Jesús Fiallo Arango. “El colegio se encuentra estratégicamente ubicado en un punto de encuentro entre un parque sereno y un barrio Floresta Sur vibrante y diverso, donde la naturaleza y la vida urbana convergen de manera única. Inspirado en la arquitectura árabe y española, su diseño arquitectónico no solo se integra armoniosamente con el entorno, sino que también crea espacios que invitan a la contemplación y al encuentro”, señala el Premio Lápiz de Acero. Desde la arquitectura, el colegio invita a disfrutar el arte y la cultura.
El nombre del colegio lo escogió la comunidad. En la mañana del sábado 28 de enero de 2023, los vecinos se reunieron para cerrar el proceso de su elección, discutiendo varias opciones. Con un ejercicio participativo se selló la voluntad colectiva de rendir homenaje a la maestra Feliza Bursztyn y se acordó que el PEI tuviera una vocación artística. En los espacios de diálogo se resaltó el aporte de la escultora en la construcción de una sociedad más diversa, donde la libertad es un valor innegociable y el arte es vida y pedagogía. El homenaje fue celebrado con alegría y se comunicó a la familia, en cabeza de su esposo, Pablo Leyva. El equipo les contó (a Pablo y a su hijo) todo el proceso y los argumentos para elegir el legado de la artista como inspiración para los niños y niñas de los colegios públicos. La Secretaría de Educación recibió su autorización el 24 de abril de 2023. Luego comenzó un proceso cuidadoso en la designación del rector y de los profesores, en la compra de dotaciones, en el proceso de matrícula y en la construcción de un proyecto educativo que consolidara una formación integral desde las artes. Finalmente, mediante la resolución 031 del 10 de noviembre de 2023, el colegio nació a la vida jurídica.
Que el nombre del proyecto educativo de este colegio sea 'Formación integral desde las artes' es de gran relevancia. La educación y las artes tienen una relación indisoluble. El arte permite conocer el mundo, aprender y relacionarse con el entorno de una forma en la que se es más libre, no hay determinismo, ni mecanización. Cuando se aprende a través del arte, los procesos son más poderosos. El arte en sí mismo puede ser concebido como una metodología para el aprendizaje que fomenta la imaginación y la capacidad de cuestionar. Vale la pena recordar a Luis Camnitzer: “Después de observar las quizá demasiadas décadas de mi actividad artística, veo con más claridad casi todo lo que me hubiera ayudado, pero no aprendí durante mis estudios. Creo que lo más importante que tuve que aprender, tarde y con mis propios esfuerzos, es que la palabra ‘arte’ no es sagrada y que se utiliza para obstaculizar una manera de conocer que es más compleja y enriquecedora que la convencional”. En las obras artísticas, el creador se ve representado en su propia obra, se reconoce en cada paso de construcción de la misma. La obra es el testimonio de esa construcción mutua: el creador transforma su entorno al comprenderlo, pero el mundo lo transforma a él. La educación nos permite construir relaciones pasadas, presentes y futuras. La educación transforma. Las emociones son un elemento fundamental en la comprensión de la realidad. La pedagogía necesita del arte para generar procesos transformadores de la realidad que se basen en emociones. Todo esto está presente en el alma del colegio Feliza Bursztyn.
El colegio lleva un año de funcionamiento. Sus casi 1.000 niños, niñas y jóvenes, su rector Deiber Villar, y sus profesores/as y familias, se han aproximado a su quehacer académico, a su formación integral que incluye el arte y a la misma vida de la artista, con una ilusión conmovedora. Han sido relevantes las diversas actividades académicas, de integración y de exploración artística e histórica como 'Mi Paisaje Habitado', un taller de memoria en el que se visibilizan lugares y vivencias humanas, como las de Feliza. Visitar sus redes sociales (www.redacademica.edu.co/colegios/colegio-feliza-bursztyn-ied Instagram: @colegiofelizabursztyn Facebook: Colegio Feliza Bursztyn IED ) y ver todas las actividades que desarrollaron en 2024 es un regalo para el alma y la inspiración.
¡Qué bueno recordar a Feliza, traer a la memoria colectiva su historia y la historia de Colombia! ¡Qué importante es rememorar en la actualidad del país sus vivencias y los conflictos de una época cuyas heridas aún permanecen en el tiempo! ¡Qué necesario es honrarla con la literatura, los lenguajes y el arte, la arquitectura y la educación!
El colegio de Feliza siempre será un lugar para el disfrute de los niños y un espacio para preservar su legado. Los nombres son importantes. Gracias Juan Gabriel por recordarlo.
Posdata 1. En las lecturas de fin de año tuve el gusto de disfrutar y aprender del libro Los puntos sobre las IES, de Carlos Mario Lopera. Recomendado para las personas que trabajamos en educación y particularmente en educación superior. En estos momentos de incertidumbre, qué bueno es recordar la esencia de la universidad, la importancia de la gestión universitaria y las relaciones sectoriales que han construido el sistema mixto educativo del país.
Posdata 2. Duele el Catatumbo. Casi un centenar de muertos y veinte mil desplazados en solo cinco días. Rechazo total a estas atrocidades del ELN, de las disidencias de las Farc y de los actores que no entienden que estamos hartos de la violencia, cualquiera que sea su origen. Solidaridad con cada víctima. Duele cada uno de los 46.000 niños y niñas que no pueden estudiar. ¿Condenamos a los niños y niñas a una vida de dolor? Los colegios son territorios de paz.
