Johana Fuentes
18 Diciembre 2024 03:12 am

Johana Fuentes

El engaño de ‘un cambio con las mujeres’

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Así lo quieran maquillar, Daniel Mendoza es un misógino que hace apología a la violencia sexual y a la pedofilia. Su designación en la embajada de Tailandia fue una muestra más de que este Gobierno le sigue fallando a las mujeres. En el papel quedaron las promesas de una Política Pública Exterior Feminista y, lo peor del asunto, es que, al contrario de otros casos similares, esta vez el presidente Gustavo Petro no guardó silencio.

La defensa que hizo de Mendoza fue absurda y vergonzosa. Primero, en un discurso desde Barranquilla, argumentó que no podía cancelar su nombramiento por salir desnudo en unas fotos con unas señoras que “no fueron a la fuerza, sino que les gustó el momento”. Sin embargo, esto no se trataba de unas fotografías sobre su vida privada o de que se “prohíba el amor y hacer el amor”, como lo dijo ese día. 

Daniel Mendoza tiene una serie de publicaciones en su cuenta de X que evidencian su actuar violento, al incitar a drogar mujeres para agredirlas sexualmente y mostrar su deseo por menores de edad usando un tono amenazante propio de un depredador sexual: “A punta de verga voy a martillarte cada uno de tus 17 años. Cuídate de este cuarentón, princesita”. 

El presidente lo sabe, pero se burla de nuestra inteligencia. En otra maroma argumentativa expresó que los tuits del creador de ‘Matarife’ hacen parte de una novela con contenidos fuertes y que censurar sus párrafos lo convertirían en un fascista. “Tendría que censurar a Nabokov y a Henri Miller y a Sade […] Tendría que quemar libros y hacer hogueras con ellos”.

La Superintendente de Industria y Comercio, Cielo Rusinque –que antes ha defendido a señalados de abuso y acoso sexual como Fabián Sanabria–, se unió a la teoría de la censura publicando los apartes de un libro de Laura Restrepo. Los fragmentos del libro de Mendoza, El diablo es Dios, que supuestamente habrían inspirado esas horrorosas publicaciones, no existen. El autor, en una entrevista en W Radio, dijo que son voces de sus personajes caricaturizando la realidad, inspirado en la serie South Park. Una explicación delirante. 

Sorprendió la vicepresidenta Francia Márquez –también acostumbrada a callar en estos casos– al enviarle un mensaje al presidente para que reconsiderara dicha decisión. ¡Ojalá lo hiciera más seguido! 

Finalmente, y ante la presión, Daniel Mendoza declinó la propuesta para ser embajador en Tailandia, pero queda el sinsabor de que, hasta el final, el presidente Petro defendió ese nombramiento. Es más, después de dicho anuncio, insistió en atacar a los progresistas que se atrevieron a alzar la voz en contra de esa designación. 

Decepciona que un gobierno que se hizo elegir prometiendo hacer un cambio con las mujeres las pisotee –una vez más– nombrando en cargos públicos a presuntos agresores sexuales y a señalados de ejercer violencia de género. Antes de Daniel Mendoza ya había una larga lista: Armando Benedetti, Víctor de Currea-Lugo, Hollman Morris, Álex Flórez, Diego Cancino... En todos esos casos, el presidente guardó un cómodo silencio. Seguramente, en estos dos años que quedan, esa lista seguirá creciendo. 

Queda claro que para Gustavo Petro las mujeres y el feminismo fueron el trampolín que impulsó el final de su candidatura presidencial cuando Rodolfo Hernández le llevaba ventaja. Un cálculo electoral, una pantomima que lo llevó a ponerse un pañuelo verde y a comprometerse a defender una causa que ha venido atacando desde que llegó al poder. 
 

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