
El pasado 25 de mayo escribí acá, en CAMBIO, una columna titulada Dudas con las estadísticas de homicidios. Explicaba entonces que el presidente Petro, en su cuenta de X, publicaba días antes una gráfica que mostraba la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes en el departamento del Cauca, y que con ella pretendía afirmar que la Paz Total estaba funcionando porque la tasa de homicidios en el Cauca, durante los ocho años de gobierno de Juan Manuel Santos y los cuatro de Iván Duque, era más alta que la suya, con apenas dos años transcurridos de su administración.
Explicaba luego (yo, digo, no el presidente) que esas cifras omitían un asunto fundamental, que resumiré a continuación: desde principios de 2023, la Policía Nacional ha modificado la forma en que registra los homicidios, excluyendo ciertas muertes que se contabilizaban desde 1952, lo que ha generado discrepancias con las cifras de Medicina Legal. Ya no se incluyen como homicidios las muertes causadas por otros cuando “no hay intención de matar”, las ocurridas en operaciones de la fuerza pública o aquellas con dudas sobre si fueron suicidios. A diferencia del ministerio de Defensa, Medicina Legal sigue registrando todas las muertes violentas y deja en manos de fiscales y jueces determinar su naturaleza, como es apenas obvio. Algunos expertos como Jorge Restrepo y Hugo Acero, además, advierten que estas modificaciones presentan un riesgo: la fuerza pública y el Gobierno pueden terminar justificando ciertas muertes como uso legítimo de la fuerza, legítima defensa o accidentes. Y sí, esto recuerda los inicios de los falsos positivos.
Esta semana, porque a veces en este país las reacciones son lentas, se armó un debate a propósito de este mismo asunto. El presidente Petro, de nuevo, insistió en mostrar las cifras de la Policía, que en efecto evidencian unas diferencias significativas en los homicidios en 2023 con respecto a las de Medicina Legal. Miremos esos números: en 2023, según la policía, hubo 11,031 homicidios. Según Medicina Legal, la cifra es de 14,033. O sea que hay 3.000 homicidios menos en 2023 entre ambos conteos. Luego, el presidente Petro, en un trino furioso contestándole a este columnista y a la representante Katherine Miranda, decía que hacíamos mal el ejercicio porque estábamos mezclando peras con naranjas: “¿Y tuvo el cuidado de preguntar si las cifras de homicidios incluyen el homicidio no intencional en accidentes de tráfico, presuntos suicidios por investigar, etc? Porque si no tuvo el cuidado, está sumando peras con naranjas”. De nuevo, el presidente está equivocado.
La gráfica de Medicina Legal, como pueden ustedes ver acá, distingue entre homicidios, accidentes de tráfico y suicidios.
La cifra no cambia porque al presidente no le guste. Siguen siendo, en 2023, según Medicina Legal, 14.033 homicidios. El experto Acero, en su columna semanal sobre estos asuntos, decía que estos cambios en la forma de contabilizar los homicidios no había comenzado con este gobierno, sino en 2019 con una propuesta de Iván Duque. Esto es parcialmente cierto, pero el cambio metodológico solo se dio a finales de 2022, como pueden constatarlo ustedes en esta resolución del Dane firmada por la directora Piedad Urdinola. Es curioso, por decir lo menos, que el presidente Petro y su ex ministro de Defensa, Iván Velásquez, estén ahora defendiendo una iniciativa promovida por el presidente Iván Duque, y justo cuando ocurría el estallido social.
Finalmente, unas consideraciones. La pregunta clave la hace Hugo Acero en Razón Pública, y es esta: "El homicidio durante los años 2022 y 2023, ¿creció, como lo muestran las cifras de Medicina Legal, o disminuyó, como lo reporta la Policía Nacional?”. Esa es la clave, porque ambas cifras no pueden ser ciertas. En contextos como el colombiano, con un conflicto interno que no para y unas fuerzas policiales y militares que se enfrentan constantemente a grupos armados ilegales (y ahora esos mismos grupos mafiosos también entre ellos), cambiar la metodología como hizo la Policía es sumamente cuestionable. El presidente puede seguir usando las cifras de la Policía, pero eso no hace que los homicidios disminuyan.
El papel lo aguanta todo, pero los homicidios siguen allí.
