Iván Serrano
12 Febrero 2025 03:02 am

Iván Serrano

El portazo de Petro al Pacífico colombiano

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El éxito de Gustavo Petro y Francia Márquez en el Pacífico colombiano durante las pasadas elecciones presidenciales fue arrollador.

Con el 72,43 por ciento de los votos, Petro se impuso con amplia ventaja sobre Rodolfo Hernández, quien apenas alcanzó el 27,57 por ciento. En departamentos como el Chocó, la campaña Petro-Márquez obtuvo el 81,94 por ciento de los votos, y en Cauca, el 79,02 por ciento de la votación.

Ese respaldo masivo reflejó la esperanza y necesidad de cambio de una población históricamente marginada, sobre todo de comunidades afrodescendientes que vieron en Francia Márquez la posibilidad, nunca antes vista, de tener una voz propia en lo más alto del poder.

Hoy, el Pacífico colombiano enfrenta una crisis humanitaria y de seguridad que se ha intensificado en los últimos meses.

Hace tan solo unos días, la gobernadora del Chocó, Nubia Carolina Córdoba, alertó sobre nuevos desplazamientos forzados en el departamento debido a los combates entre el ELN y el Clan del Golfo en la región del río San Juan: “Ya se han desplazado las comunidades para ponerse a salvo y las que no han podido quedaron confinadas. De nuevo tendremos que hacer el despliegue humanitario”, advirtió Córdoba en su cuenta de X.

Allí, la Defensoría del Pueblo ha reportado homicidios y amenazas que han llevado a la suspensión de servicios de transporte fluvial debido al temor de la población. Los habitantes, atemorizados, evitan salir de sus hogares después de las siete de la noche y buscan desesperadamente medios para proteger sus vidas.

En Nariño, la violencia también ha provocado desplazamientos forzados. Organizaciones como el Consejo Noruego para los Refugiados han denunciado que, en municipios como Olaya Herrera y Samaniego, más de 3.000 personas fueron desplazadas en los primeros días de enero de 2024.

En Buenaventura, la ruptura de la tregua entre los grupos criminales Los Shottas y Los Espartanos ha exacerbado la situación. Tras el fin de la tregua en agosto de 2023, se ha registrado un incremento en los homicidios y el miedo entre los residentes. Aunque Los Shottas han expresado su disposición a un cese al fuego unilateral, la falta de un marco jurídico y de incentivos ha dificultado la consolidación de la paz en la zona.

En Cauca, departamento de donde es oriunda la vicepresidenta Francia Márquez, la crisis humanitaria alcanza niveles alarmantes. Entre enero y junio de 2023, más de 3.000 personas fueron desplazadas forzosamente, principalmente en el municipio de Argelia. Además, más de 4.800 personas sufrieron confinamientos y restricciones de movilidad en al menos diez eventos, afectando especialmente a la comunidad indígena nasa en el norte del departamento.

Durante el mismo periodo, se registraron cuatro masacres con un saldo de doce víctimas y el asesinato de 17 líderes sociales, de los cuales el 58,8 por ciento pertenecía a liderazgos étnicos, incluyendo comunidades afrodescendientes e indígenas.

La preocupación por lo que ocurre en el Pacífico colombiano, que algunos han calificado como un "segundo Catatumbo", fue llevada por la vicepresidenta Francia Márquez al consejo de ministros del pasado 4 de febrero.

Durante su intervención, la vicepresidenta hizo fuertes reparos a la política de Paz Total, señalando que la realidad en el Pacífico colombiano es cada vez más crítica y que muchas comunidades siguen sometidas a una situación humanitaria insostenible. “No es posible que yo ya no pueda ir a mi casa”, aseguró Márquez, quien cuestionó la efectividad del enfoque del Gobierno al señalar que los grupos armados seguían operando con total impunidad. También expresó su preocupación por la posibilidad de que la falta de resultados termine frustrando las expectativas de cambio generadas durante la campaña presidencial.

Para ese momento, el presidente Petro ya había hablado de “feminismos que matan”, y había confesado que desde hace un tiempo dejó de pensar que la izquierda era perfecta e incluso aseguró que esta podía “asesinar el arte y la libertad”.

La respuesta de Petro a Márquez y, de paso, a las personas del Pacífico colombiano, no pudo ser más desconcertante.

En lugar de responder directamente a las preocupaciones planteadas sobre la falta de acción del Gobierno, Petro culpó de la violencia en la región al narcotráfico y negó que los responsables tuvieran que ver con el proceso de Paz Total.

Curioso, porque, por lo menos en el caso del Chocó, la violencia está relacionada con los enfrentamientos entre el Clan del Golfo y el ELN, grupo con el que el Gobierno ha adelantado conversaciones.

Además, minimizó la situación de seguridad de Francia Márquez, diciendo que a él también lo habían intentado matar, solo que no lo había contado porque “a él no le gustaba contar esas cosas”.

Curioso también, porque durante ese mismo consejo de ministros, Petro habló de manera extendida sobre el atentado que sufrió en Cúcuta durante la pasada campaña presidencial.

En su respuesta a la vicepresidenta, Petro mencionó las críticas que ha recibido por su atención a las muertes de niños en Gaza, la cual, según sus detractores, contrasta la que le ha merecido la muerte de niños colombianos.

Fue entonces cuando soltó la frase:

“Es que me importa un comino si son árabes o son indígenas colombianos: son niños. Y el que mata los niños es universal, porque quiere matar como Herodes todos los niños, los nuestros y no solo los de Gaza”.

Y frente a la preocupación expresada por la vicepresidenta —la de miles de personas que sufren la violencia y que votaron por este Gobierno en espera de un cambio— Petro agregó:

“Porque yo entiendo al dirigente indígena, al dirigente negro, al dirigente sindical, pero la única manera de superar eso es que defendamos la humanidad”.

Visiblemente molesto, el presidente terminó su intervención sin siquiera despedirse. Al portazo que le dio a las comunidades del Pacífico, expresadas por su vicepresidenta, se sumó el que le dio a su propio gabinete ministerial.

Los efectos de dicho consejo de ministros han sido un verdadero “chu-chu-chu” que aún no se sabe cómo ni cuándo terminará.

Es evidente que al presidente se le pasó la molestia, porque hizo maletas y se fue de viaje. Petro volverá a Colombia el próximo 16 de febrero, luego de su periplo por Dubái, Doha y Arabia Saudita, el cual hizo en la inmejorable compañía de Armando Benedetti, Laura Sarabia y la nueva ministra de Cultura, Yannai Kadamani.

Hace unos días, en plena crisis del Catatumbo, hizo lo mismo: viajó a Haití, en donde fue recibido con honores.

Es entendible, los aplausos son más agradables que los reclamos.
 

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