Mis Propias Finanzas
10 Junio 2025 03:06 am

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El riesgo: el precio inevitable para obtener resultados en las inversiones

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En el mundo de las inversiones, una de las verdades más incómodas —pero fundamentales— es que el riesgo no es opcional si se quiere obtener rentabilidad. Esta idea, defendida con claridad por Howard Marks, uno de los inversores más respetados del mundo y cofundador de Oaktree Capital, nos obliga a redefinir lo que realmente significa “invertir con inteligencia”.

El riesgo, en términos simples, es la posibilidad de perder permanentemente el capital invertido. Este incumplimiento de nuestras expectativas de una inversión se puede dar por diferentes causas, como por ejemplo que el negocio no funcione como esperábamos, que el mercado entre en pánico, y que haya un cambio regulatorio que desvaloriza el modelo de negocio entre muchas otras. Sin embargo, según la filosofía de Marks, con la que nosotros estamos de acuerdo, tomar buenas decisiones de inversión no se trata de evitar el riesgo sino de entenderlo, medirlo y gestionarlo. Porque, paradójicamente, las mejores oportunidades suelen aparecer cuando la percepción de riesgo es alta, pero el riesgo real es manejable.

Marks distingue entre riesgo real y riesgo percibido. Muchos inversionistas huyen cuando el mercado está en crisis, pero es justo en esos momentos cuando los activos de calidad se venden con descuento. En estas situaciones es cuando el inversionista informado y con carácter encuentra mucho valor. Es decir, para obtener resultados por encima de los que genera el mercado, los grandes inversionistas asumen riesgos calculados cuando los demás sienten miedo. El mejor ejemplo es Warren Buffett que, a lo largo de su carrera, ha aprovechado el desespero en los mercados, haciendo varias de sus inversiones más rentables. 

La relación entre riesgo y rentabilidad no es lineal ni garantizada, pero es clara: si quieres aspirar a un rendimiento superior al promedio, debes aceptar una dosis mayor de incertidumbre generada por, iliquidez del activo (que sea difícil de vender o que requiera estar invertir durante 10 años para recuperar el capital), desarrollo de un nuevo modelo de negocio, apostar por una nueva tecnología, y pensar lo contrario al “consenso del mercado” del momento (cuando hay pánico o euforia, ser agresivo o cauto respectivamente), etc. Invertir exclusivamente en lo “seguro” —como cuentas de ahorro o bonos del gobierno— te protege de pérdidas nominales, pero también te condena a rendimientos mínimos, muchas veces por debajo de la inflación.

En resumen, invertir sin riesgo es una ilusión. El verdadero reto —y la verdadera habilidad— consiste en identificar qué riesgos valen la pena. Asumirlos de forma consciente, con análisis, diversificación y paciencia, es el camino para tener buenos resultados. Como bien dice Marks, “no se puede hacer dinero en los mercados sin asumir riesgos, pero no todos los riesgos valen la pena”. Elegir los correctos, esa es la esencia del buen inversionista.
¡A seguir aprendiendo!
 

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