Martín Rivera Alzate
15 Febrero 2024 06:02 am

Martín Rivera Alzate

Ética para Valdano

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¿Qué puede tener en común un exfutbolista con un banquero colombiano? Esa fue mi primera pregunta al encontrarme con el prólogo del libro Por otro camino: De regreso a lo humano, del expresidente de Bancolombia Carlos Raúl Yepes, escrito por Jorge Valdano, campeón de varias ligas de España, campeón de Europa y campeón del mundo con Argentina en 1986, junto a Maradona.

Inesperadamente, Jorge Valdano presenta uno de los textos más profundos, inspiradores y claros que he leído sobre un tema que es a veces tan etéreo, pero a la vez tan fundamental para garantizar una mejor sociedad, la ética. Tema importante para quienes la buscamos o para quienes, a través del atajo y la trampa, la tratan de minimizar.

Este prólogo debería ser una lectura obligatoria para cualquier persona que se acerque a lo público. Si bien es la presentación de las memorias y reflexiones de un empresario fuera de lo común (¿recuerdan el eslogan Le estamos poniendo el alma para un banco? bueno, esa fue idea de él) es también el mejor complemento para el texto de Caros Raúl.

En solo tres páginas Valdano presenta cuatro principios sobre la ética que todos y todas podemos poner en práctica en nuestra cotidianidad:

  1. La ética como acto revolucionario
  2. La viveza como tragedia social
  3. El respeto
  4. La visión a largo plazo

Es extraordinario que esto venga de alguien que vivió del fútbol. Una de las industrias más complejas, de marrulla y ventajismo. Donde las apuestas amañadas han existido, equipos de fútbol manejados por mafias, asesinatos injustificados y un largo etcétera. Alguien que además fue dirigido por Carlos Salvador Bilardo, para quien la victoria siempre fue más importante y se debía dar sobre cualquier otra cosa. Pero bueno, eso es materia para otra conversación.

Por estas y muchas más razones, comparto cuatro frases que recogen estos principios y que ilustran lo que es la Ética para Valdano:

“Algo funciona rematadamente mal para que el imperio de la ética resulte revolucionario”. Sí, estamos muy mal como sociedad para que quien actúe con ética, en cualquier área profesional, sea considerado revolucionario o revolucionaria. Habla muy mal de nosotros que lo común no sea hacer lo correcto, que quien le dedique el tiempo y esfuerzo para hacer las cosas con ética, sea considerada por un grueso de la sociedad, como pendejo.

Valdano sigue: “Es una tragedia cotidiana que la viveza, auténtico cáncer social, sea un motivo de orgullo para el que la emplea y arranque una sonrisa cómplice a los testigos”. Se puede oír con frecuencia, que “el vivo vive del bobo”, y se reconocen con mayor admiración los avivatos, quienes se aprovechan de las fallas ajenas y de la honestidad de los demás sobre quienes, sin el afán de llegar más rápido, hacen las cosas éticamente.

Solo podremos mejorar como sociedad en la medida que respetemos a los demás y así lo plantea Valdano en este extraordinario prólogo: “La ética empieza en un principio básico: el respeto al otro”. Desafortunadamente en Colombia un montón de ismos y fobias sociales, en lugar de promover el respeto por los demás, hacen lo contrario. El irrespeto a quien piensa diferente, a quien se viste diferente, a quien tiene creencias diferentes, prima sobre el respeto que debería ser entendido como un mínimo de convivencia.

Y por último, la paciencia: una actitud necesaria para donde se siembra para luego recoger los resultados más adelante “La honestidad tiene un aliado invencible: el largo plazo. Y un enemigo que la acecha: la impaciencia”. Por estar obsesionados con resultados inmediatos, con la aprobación social, incluso a través de la efimeridad de las redes sociales, se sobrepone la impaciencia y con esto, la tentación a la deshonestidad.

Inesperado prólogo para un inesperado relato. Inesperada relación entre quien se dedicó al fútbol y uno de los empresarios más relevantes de lo que llevamos de siglo en Colombia. Un encuentro insospechado que invito a que lean y relean, cuantas veces sea necesario, al prólogo de Jorge Valdano.

Martín Rivera Alzate

Exconcejal de Bogotá

@riveraalzate

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