Ana María Boada Ayala
6 Octubre 2024 12:10 am

Ana María Boada Ayala

FIAV Bogotá, un llamado a la esperanza, el diálogo y la unidad

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Las luces resplandecen, encandilan, el público casi no se ve, el silencio es excitante, se escucha el rechinar de algunas sillas y, a lo lejos, el susurro de algún espectador; la sala está llena.

No importa cuántos años llevamos en las tablas, siempre están los miedos: a olvidar la letra, algún imprevisto en la escenografía o en la técnica, a no poder conectar con el partner, pero el mayor de todos es no tener público. Creamos y estamos por y para el público, nos alimentamos de los aplausos, de las risas, de las reacciones. Vivimos por la reflexión, el cambio, la transformación, y el entretenimiento de quienes crean con nosotros el momento escénico, sin ellos falta la otra mitad de nuestra creación. Cada espectáculo es una semilla que, con anhelo, esperamos que florezca en cada espectador. 

A ese sentir del artista queremos hacer honor, a ese público que con emoción aplaude, a ese que siente cada personaje y que se emociona con la música, los colores, los diálogos. Hoy,  queremos que la ciudadanía de Bogotá sea la tierra fértil para las más de 100 obras que estarán disponibles en el FIAV Bogotá, Festival Internacional de las Artes Vivas. Hoy, la ciudad vuelve a labrar la tierra y abonar los escenarios, para recibir uno de los eventos culturales más transformadores que el público va a experimentar. 

Con artistas, gestores y públicos construiremos una gran obra para celebrar la vida y el teatro, ese arte milenario de sorpresas, fantasías y reflexiones, que ha acompañado a la humanidad desde hace siglos y que, con valentía, convicción y riesgo, ha logrado superar tragedias, sobrevivir a pandemias y mediar en conflictos. Bogotá hoy tiene su festival para ovacionar de pie a las artes vivas y para seguir consolidándose como un eje cultural activo, incluyente y diverso.  

La construcción colectiva del FIAV Bogotá es posible gracias al trabajo coordinado de entidades del Gobierno Nacional, como el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes; la Alcaldía Mayor de Bogotá, de la mano de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte; la Cámara de Comercio de Bogotá, CoCrea y la empresa privada, con una inversión cercana a los 9.000 millones de pesos. 

Este festival busca trascender el entretenimiento y develar su naturaleza más profunda; hacernos sentir más humanos, y encontrarnos a nosotros mismos en una comunidad diversa. Porque el arte es ese refugio donde la humanidad se encuentra consigo misma; el espejo que nos muestra tal como somos, que nos hace reír, llorar, que nos confronta; un espacio donde podemos detenernos, aunque sea por un instante, para entender el mundo desde otra perspectiva.

Las grandes capitales del mundo han consolidado su identidad cultural a través de festivales que, año tras año, se convierten en celebraciones compartidas que convocan a los ciudadanos al encuentro, la reflexión y  el disfrute. Este festival retoma el legado de las artes vivas para inaugurar una nueva etapa en la identidad de Bogotá.

Siempre, en los tiempos más difíciles, el arte se ha convertido en el lugar para sentir el pulso de las cosas, para hacer preguntas, para el encuentro con las luces y las sombras de nuestra ciudad. Ni la polarización ni la violencia, pueden desestimular la esencia misma de los creadores, de los artistas. Muestra de esto son los grupos y obras de Bogotá, una ciudad que recibe a todos, que se convierte en la casa de todos. A pesar de las dificultades, nos encontramos en la diversidad, en el intercambio de costumbres, de cantos, de tradiciones. En nuestros barrios surgen generaciones que empujan un nuevo canto, una nueva creación. Por ello es un honor para el festival contar con artistas bogotanos que muestran su poder. Y por eso esta invitación es a dejarnos contagiar del talento local.

El FIAV Bogotá llega en un momento crucial para la ciudad y para Colombia. Recibir a 400 artistas de todo el mundo de 14 países invitados, es una puerta abierta para que los creadores locales crezcan, se inspiren y fortalezcan un sector que ya es sólido, profesional y reconocido. El mundo reconoce a Bogotá como capital cultural, como ese hogar que se nutre de lo asombroso y desconocido y que a su vez proyecta al talento colombiano hacia el mundo. Este festival es una afirmación de esa vocación.

Pero más allá de la expectativa de llenar salas, de los programadores internacionales o de proyectarse en futuras ediciones, lo esencial de este festival es que busca conectar a la gente en su diversidad, a través de experiencias polifónicas. No es un evento más, sino una llamada a la esperanza, al diálogo y a la unidad; porque siempre, en el arte, encontraremos una manera de ser mejores, de soñar juntos y de construir el lugar que queremos habitar.

Hoy, Bogotá tiene una cita con el mundo, pero más importante aún, tiene una cita consigo misma. No dejemos pasar esta oportunidad.

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