La pregunta puede parecer retórica y hasta inútil ante la amplia victoria de Trump, quien no solo ganó la presidencia sino que, por primera vez en este siglo, logró que el partido republicano le ganara a los demócratas el voto popular. Sin embargo, el análisis detallado de las cifras electorales permite concluir que más que un triunfo arrollador de Trump, lo que sucedió fue una gran derrota de Kamala y el Partido Demócrata.
Las cifras de la victoria de Trump son contundentes. En el colegio electoral que elige al presidente obtuvo 301 delegados frente a solo 226 de Kamala; y en el voto popular fueron 74,0 millones sus votos frente a 70,2 millones de los demócratas. No hay ninguna duda; los votantes norteamericanos eligieron como presidente a un delincuente condenado en las cortes, a un redomado mentiroso, un estafador y acosador sexual y que promovió un violento ataque al Congreso para quedarse en el poder. Sociólogos, politólogos y psiquiatras nos deben todavía la explicación.
Millones de demócratas se quedaron en casa
¿Por qué, aún con estas cifras, se puede decir que no fue un triunfo arrollador? Porque Trump consiguió en esta ocasión un poco menos de votos que los 74,2 millones obtenidos en 2020. Más aún, si se tiene en cuenta que en estos cuatro años el número de votantes aumentó en 8 millones, de los cuales la mitad han debido votar republicano, se concluye que, si bien Trump mantiene firme su base electoral, vuelve a la Casa Blanca con un poco menos de apoyo popular que cuando derrotó a Hillary Clinton.
La misma comparación para los demócratas muestra la gran derrota que sufrieron. En 2020 Biden logró 81,3 millones de votos y ahora Harris solo llegó a 70,2 millones. Esto significa que más de 11 millones de personas (más los 4 millones que le corresponderían del aumento del censo electoral) decidieron no salir a votar. Por eso lo abstención subió del 38,2% al 44,8%, de manera que la victoria de Trump no se explica porque hubiera conquistado más votos sino porque Harris perdió millones de votantes que la vez pasada le habían dado el triunfo al candidato demócrata.
Las barras azules del gráfico muestran el voto popular por los candidatos demócratas, que desde 1992 siempre había sido superior al de los republicanos, con la sola excepción del empate técnico entre Gore y Bush en el año 2000. Las mayores diferencias fueron la de Obama contra McCain en 2008, y la de Biden contra Trump en 2020. Esas mayorías se esfumaron en esta ocasión, pero no porque Trump hubiera sacado más votos, sino porque se desplomó la votación demócrata. Es increíble que Harris solo logró 700.000 votos más que Obama en 2008, a pesar de que en esos 16 años el número de votantes registrados aumentó en 32 millones.
Razones de la abstención
¿Cómo explicar el aumento de más de 6 puntos en la abstención y esa enorme pérdida -casi el 20%- del voto popular? Se han planteado varias razones. Una, para los economistas es el descontento de la gente con el gobierno Biden por la inflación que ha afectado sus bolsillos. En cuanto al origen étnico, los hombres latinos por primera vez votaron más por los republicanos como rechazo al fracaso en el control de inmigrantes, del cual era responsable Harris, y los votantes árabes por el apoyo de Biden al genocida Netanyahu.
Desde una perspectiva más política, se recrimina a Biden no haberse retirado antes, por lo que Harris solo tuvo cuatro meses para hacer campaña; el demócrata progresista Bernie Sanders ha dicho que “No debería sorprendernos demasiado que un Partido Demócrata que ha abandonado a la clase trabajadora descubra que la clase trabajadora lo ha abandonado a él”. Finalmente están los factores de género y raza: gente que no apoya a Trump, pero que no aceptan una presidenta mujer y negra.
Las cifras de las encuestas a boca de urna (exit polls) muestran quiénes dejaron de votar por Harris, teniendo en cuenta que el aumento de porcentaje por Trump no significa necesariamente que más personas de esos grupos hayan votado por él, sino que no quisieron salir a votar por Harris. Las mayores pérdidas fueron en los grupos latinos y asiáticos; entre los primeros la caída fue del 65% al 52% y entre los segundos del 61% al 54%.
También se confirma la opinión de Sanders, pues el apoyo a Harris de los trabajadores con menos de USD 100.000 de ingreso anual bajó de 56% a 46%, pero sorprende que el único grupo en el que aumentó la votación de Harris fue entre quienes reciben más de esos ingresos anuales; el problema es que son minoría.
Entre el abanico de razones la respuesta correcta es, todas las anteriores, y habría que añadir otra: en 2020 los americanos estaban viviendo el desastre del estilo de gobierno de Trump y salieron masivamente a votar para evitar que no continuara; por eso la abstención de ese año fue la más baja de toda la historia reciente (38.2%). Hoy esa memoria se puede haber debilitado, mientras que el descontento con el Gobierno Biden está a flor de piel y, aunque no les guste Trump, tampoco quieren a los demócratas. Por eso deciden no salir a votar.
Con un poco de optimismo todas las razones aducidas muestran una luz de esperanza al final de túnel, porque es probable que dentro de cuatro años, o en dos años cuando se vuelva a elegir la Cámara de Representantes, todos estos votantes descontentos estarán sufriendo las consecuencias de Trump 2.0 y decidan volver a las urnas para derrotar al trumpismo.