Cuando la justicia llama a alguno de los miembros del Clan Gnecco a responder por un caso de corrupción, están ocupados volándose o respondiendo por otro crimen distinto. Es lo que acabó de pasar esta semana, cuando la Fiscalía acusó al exgobernador de Cesar, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, por irregularidades en contratos de 9.000 millones de pesos. Monsalvo, que está preso por otro escándalo, habría adjudicado ilegalmente 23 contratos suscritos durante la emergencia sanitaria por el covid-19.
Pero ¿nos sorprende? No nos sorprende, como diría el meme. Para entender vamos al contexto y traigamos detalles de ese caso desconocidos hasta ahora, y otros de la misma familia conocidos pero puestos en el mismo lugar muestran una explicación de la genealogía Gnecco. Apellido que, por cierto, tiene su origen en un dialecto lombardo, en la expresión gnecch, que significa apático, desentendido. En el Valle de Upar, algo así como me vale mond...
Como hemos denunciado en esta columna, el clan Gnecco lleva dominando la Gobernación del Cesar, sus presupuestos, contratación y corrupción desde hace más de 30 años.
Recientemente han sido cuatro administraciones seguidas. Empecemos, el 30 de octubre de 2011, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, hijo de Cielo María Gnecco Cerchar, fue elegido por el Partido de la U como gobernador del Cesar. Una vez Monsalvo Gnecco terminó su periodo, fue sucedido por un pupilo del clan, el señor Franco Ovalle Angarita, quien tampoco terminó libre de investigaciones.
Después, en 2020, Monsalvo Gnecco regresó a la Gobernación. Pero dos años después, cuando el Tribunal Superior Judicial de Bogotá dictó medida de aseguramiento con detención domiciliaria, por ser responsable de los delitos de contrato sin cumplimiento de requisitos legales y peculado por apropiación, hechos que ocurrieron en su primera administración, el exsecretario de Medio Ambiente del Cesar, Andrés Meza Araújo, fue designado gobernador encargado de ese departamento.
Sin ninguna sorpresa, sin rubor alguno, Cielo Gnecco, o doña Cielo como la llaman en la región, fungió como el poder detrás del poder, siendo la primera dama o gestora social de todas las gobernaciones del clan, incluida la de Meza Araújo. Posteriormente, fue el motor de la campaña de la actual gobernadora del departamento, Elvia Milena Sanjuán, otra ficha del mismo mal, mientras doña Cielo lidiaba con sus propias cuentas pendientes con la justicia. Como quien dice, van pa’l Cielo y van contratando.
Paremos ahí un segundito. El 6 de octubre de 2023, la Fiscalía General de la Nación emitió una orden de captura en contra de la cacica del clan Gnecco. Esto, porque fue señalada por el exparamilitar Julio Manuel Argumedo, alias Gabino, de haber ordenado, nada más ni nada menos, que los homicidios de Jairo Alberto Hernández Hinojosa y Carlos Mendoza Guerra, quienes eran contratistas de la gobernación.
Según el testimonio de Gabino, los dos contratistas se negaron a pagar un millonario soborno de 2.500 millones de pesos, que se les estaba exigiendo por contratos con la administración departamental. Por esa razón, señaló en su testimonio a Gnecco y a otro funcionario de la Gobernación del Cesar de 2002, quienes contactaron a alias 39 para que secuestrara y extorsionara a Hernández y Mendoza, en hechos registrados el 10 y 12 de abril de 2002, respectivamente.
Recordemos que, para ese momento, el hermano de doña Cielo, Lucas Segundo Gnecco Cerchar, había sido gobernador del Cesar, por segunda vez, de 1998 al año 2000. También lo había sido del 92 al 95. En las dos administraciones doña Cielo fue primera dama y gestora social.
Lucas fue sucedido en la gobernación por el cuñado de Cielo Gnecco, Roberto Bolaños Guerrero, entre 2001 y 2003, quien fue destituido e inhabilitado por la Procuraduría General de la Nación, tras comprobarse que en su administración se utilizó el cargo de primera dama, ocupado por Cielo Gnecco, para apoyar la candidatura de Luis Alberto Monsalvo, su hijo, a la Cámara de Representantes. Pero salgámonos de las meras destituciones y volvamos a los muertos.
Hernández y Mendoza fueron secuestrados en abril de 2002, con el fin de pagar el supuesto soborno, pero ambos se negaron. Según la acusación, por esa negativa, “Cielo María Gnecco y Javier Gámez, según el denunciante Julio Manuel Argumedo (alias Gabino), pidieron a David Hernández Rojas, alias 39, que los asesinara, sugerencia que fue atendida positivamente por este, el 8 de noviembre de 2002, a través de miembros vinculados al grupo criminal”, puntualizó la Fiscalía. Cuando en cielo oscuro hay ventanas, de llovizna no hay ganas, dice el dicho andaluz. Por lo menos la justicia sí escampó.
Pese a la evidencia y los testimonios, la Fiscalía Quinta Especializada precluyó la investigación en contra de Gnecco de manera express, en medio de acusaciones sobre irregularidades en contra de la justicia. Por esto, el procurador Martín Barbero apeló la decisión y el caso quedó a cargo de la Fiscalía tercera delegada ante el Tribunal Superior de Valledupar. Recordemos, donde los Gnecco son todopoderosos.
Al resolver el recurso de apelación, el fiscal 103 delegado ante el Tribunal Superior de Bogotá, archivó toda la investigación en contra de doña Cielo. Toda la investigación. El director especializado contra las Violaciones a los Derechos Humanos compulsó copias en contra del fiscal 103, por extralimitaciones y excesos de competencia con los que decretó la nulidad de todo lo actuado y precluyó la investigación contra Gnecco Cerchar. Ahí les va la explicación.
Las alertas de las irregularidades, según informó la Fiscalía, se produjeron el pasado 7 de marzo, cuando el fiscal delegado ante el Tribunal Superior de Bogotá debía decidir sobre un recurso de apelación que presentó la Procuraduría respecto a la decisión de la Fiscalía de Valledupar, que revocó la medida de aseguramiento y ordenó la captura de la poderosa política cesarense.
A pesar de que el fiscal 103 debía resolver exclusivamente ese recurso, en su decisión revocó la declaratoria de lesa humanidad de los hechos delictivos por los que era investigada Cielo Gnecco, anuló el proceso y precluyó la investigación por prescripción de la acción penal. De un solo pincelazo Cielo Gnecco quedó libre y sin investigaciones.
Por eso volvamos al meme: ¿nos sorprende?, no nos sorprende. En especial porque la genealogía de los Gnecco se derrama en enredos para el resto de la familia. El hermano de Cielo Gnecco y excabeza del grupo, Jorge Gnecco Cerchar, fue señalado por el líder de las Autodefensas Unidas de Colombia, Salvatore Mancuso, de impulsar la llegada del paramilitarismo al Cesar y fue asesinado por el paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40.
Mientras que la Corte Suprema de Justicia condenó al exgobernador Lucas Gnecco, por irregularidades en la celebración de cinco contratos de obras públicas en 1999, los cuales tenían como objeto la rehabilitación y mejoramiento de la carretera entre el Zanjón y el Pueblo Bello y por dos contratos adicionales de febrero del 2000 para construir una calle en Bosconia.
Pese a eso, Cielo logró lo que sus hermanos, Jorge y Lucas, nunca pudieron: ser el poder detrás del poder y arrodillar a todos los estamentos de control locales y manejar todas las alcaldías y presupuestos gubernamentales. Pero el tema no está saliendo así en la justicia nacional. Por lo menos no para su hijito ya que lo que se hurta no se hereda.
Recordemos que el 21 de marzo de este año, Luis Alberto Monsalvo Gnecco fue condenado por la Sala de Primera Instancia de la Corte Suprema de Justicia a 21 años y ocho meses de prisión por actos de corrupción en el Plan de Alimentación Escolar, PAE, de ese departamento.
De acuerdo con la investigación de la Corte, Monsalvo Gnecco habría direccionado un contrato de alimentación a una empresa que no cumplía con los requisitos legales. Según el alto tribunal, la celebración y ejecución del millonario contrato presentó constantes irregularidades y fue entregado a dedo con grandes sobrecostos. Por poner un ejemplo, un kilo de hígado fue comprado a 65.400 pesos, pese a que su valor en el mercado rondaba los 14.000 pesos.
Por esa acción, según el alto tribunal, se robaron más de 3.000 millones de pesos que, recordemos, eran para la alimentación de niños, niñas y adolescentes vulnerables. Monsalvo Gnecco fue detenido preventivamente en 2021, y ha permanecido en casa por cárcel o, en su caso, cientos de hectáreas con caballos, lujos y divertimentos en su hacienda de recreo, por cárcel, gracias al poder de doña Cielo.
Así que vamos al otro caso por el que la Fiscalía lo acusa ahora. Porque el que es capaz de robarle la comida a los niños, también tiene los riñones para aprovecharse de los enfermos de la pandemia. Todo con la mirada silenciosa de la mamá.
Según la evidencia obtenida por esta columna que hace parte del expediente, el exgobernador del Cesar tomó ventaja de la emergencia social y económica que decretó el gobierno del entonces presidente Iván Duque para atender la pandemia, y celebró múltiples contratos para entregar 73.500 kits en marzo de 2020.
Para tal negociación, el exmandatario regional delegó a su secretaria general. Sin embargo, él siempre estuvo detrás de esos convenios, y ya sabemos que su madre siempre estaba monitoreando sus decisiones, lo que hace que Monsalvo Gnecco hoy sea responsable de desviar ilegalmente cerca de 9.000 millones de pesos de la contratación. Dejad que los contraticos vengan a mí.
Según la evidencia, la primera irregularidad es que todos los contratistas ofertaron el mismo valor por kit, exactamente 126.600 pesos, a pesar de que algunos de ellos debían hacer las entregas en lugares diferentes al domicilio de su establecimiento de comercio. Bastante inusual por decir lo menos. Aunque puede ser que todos los precios son iguales a los ojos de Cielito.
Segundo, existió una indebida valoración de los precios del mercado, pues de las propias cotizaciones entregadas por los contratistas, si bien de una manera muy conveniente, todas tenían el mismo valor como ya se indicó, si se procede a realizar el estudio de los valores de cada uno de los productos, se encuentran variables significativas que debieron poner en alerta a la Gobernación del Cesar. Pero no pasó.
Tercero, en lo que respecta al estudio del mercado, particularmente la Fiscalía logró identificar que la Gobernación del Cesar contrató de manera individual la compra de algunos productos, para luego ser adicionados a los kits contratados, lo que muestra que los precios que estaban siendo cotizados por los contratistas de los kits de mercado, eran muy superiores a los contratados con las empresas de manera individual.
Por ejemplo, los contratos 0025 y 0044 de 2020 celebrados con empresas establecidas como Colanta y Nestle, quienes suministraron bolsas de leche en polvo por un valor correcto de 7.306 pesos. Y, a contratistas cercanos a la gobernación como Jaime Luis Sequea Martínez en el contrato 0046 de 2020 y Carlos Mario Pinto Caballero, con el contrato 0029 de 2020, que se les canceló por concepto de la misma leche, con las mismas especificaciones técnicas, a un valor superior a 11.000 pesos por producto. Una diferencia de más de 4.000 pesos por bolsa. Multipliquen y acuérdense que la Vía Láctea queda en el Cielo, no se les olvide.
Así, de los mismos productores de un kilo de hígado a 65.400 pesos para los niños, viene una bolsa de leche a 11.000 pesos para los enfermos y la población vulnerable en la pandemia del covid-19. Un gobierno con corazón, el del mandatario departamental Monsalvo Gnecco, y una educación muy buena la que le dio doña Cielo, puesto que ya sabemos que ellos estuvieron al tanto de los procesos contractuales, y la vigilancia sobre las actuaciones desarrolladas por su equipo en la ejecución de los contratos de los kits de alimentos, que generaron profundos detrimentos en las arcas del departamento del Cesar. Una genealogía del delito de los Gnecco.
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Aclaración. En la columna del domingo pasado titulada ‘El roscograma de la Contraloría’, mencioné a la doctora Victoria Eugenia Díaz Acosta, como esposa del magistrado de la Sala Laboral y expresidente de la Corte Suprema de Justicia, Fernando Castillo Cadena. Eso es un error, ya que la esposa del magistrado Castillo es la doctora Victoria Eugenia Bolívar Ochoa, quien se ha desempeñado como jefe de auditoría a regalías, y en la actualidad se desempeña como contralora delegada intersectorial del grupo interno de trabajo y coordinación para la vigilancia y control fiscal de la Contraloría General de la República. Este elemento no afecta la denuncia principal de la columna, pero es importante aclarar que la doctora Díaz Acosta no hace parte del roscograma.
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